-Narra María-
Blas: Carlos, estás llegando muy lejos. Vete, por favor.
Carlos: ¡No! ¡Ella se merece saberlo!
Blas: ¡No tiene necesidad!
María: ¡Claro que la tengo! ¿Por qué me mientes?
Blas: ¡No te he mentido! ¡Solo lo hice por tu bien!
María: ¡Pues no me lo estás haciendo! ¡Sabes perfectamente que odio las mentiras!
En ese momento, la discusión entre Carlos y Blas había pasado a una entre mi novio y yo.
Blas: ¡No pienso dejarte sola ahora!
María: ¡Puedo cuidarme! ¿Acaso piensas que estoy enferma por estar embarazada?
Blas. ¡No! ¡Claro que no! Pero, ¿y si te pasa algo?
María: ¡No me va a pasar nada! ¿Porqué piensas eso?
Carlos: ¡Ya! ¡Parad! ¡Díselo Blas!
Blas: ¡No pienso ir!
Carlos: ¡Da igual! Tiene que saberlo.
Después de varios minutos minutos, tantos gritos empezaron a hacer ella en mi. Odiaba que se echaran cosas estúpidas en cara y, por momentos, sentía que me iba a explotar la cabeza y que todo el salón empezaba a dar vueltas a mi alrededor.
Tuve que sentarme en el sofá, porque sentía que estaría tumbada en el suelo en cualquier momento.
Justo en ese instante, dejé de escuchar sus voces.
Blas: ¿Estás bien, cielo? -dijo con cara de preocupación, mientras se arrodillaba para ponerse a mi altura.
María: Si. No es nada. Tranquilo -lo calmé.
Carlos: Podemos llamar a una ambulancia si lo necesitas, ¿vale?
María: ¿Tú estás loco o qué? ¡Sois unos exagerados!
Blas: Somos precavidos, que es distinto -me respondió, lanzándole una mirada llena de complicidad a Carlos.
Me alegraba que, al menos, gracias a mi mareo se hubieran olvidado de su discusión por un momento. No me gustaba verlos enfadados entre ellos, porque sabía perfectamente que se querían como hermanos y que no les agradaba nada estar pasando por esta situación.
Carlos: Mejor me voy ya. Se está haciendo tarde y seguro que Antía estará preocupada.
Blas: Sin problema. No pasa nada. Si quieres, te acompaño hasta el portal.
Carlos: No. Prefiero que estés pendiente de ella. Necesita más atención y cuidados que yo.
Mi mejor amigo se puso a mi lado y, tras darme un gran abrazo, se acercó a la puerta y, mientras mi novio le abría, oí como Carlos le susurraba.
Carlos:Cuéntale lo que ha pasado, ¿vale? Aunque al final no vayamos, ella tiene que saberlo. Se lo merece.
Blas: Lo haré. Pero no le hará gracia, te lo garantizo.
Carlos. Lo sé. Llámame si tenéis algún problema.
Después de despedirse de el, se fundieron en un cariñoso abrazo, cosa que agradecí.
María. Y bien, ¿vas a decirme lo que ha pasado o no?
Blas: Está bien. Pero no quiero que te enfades, ¿vale? Sabes que no lo hago para molestarte.
-Narra Blas-
No sabía como empezar. Ni siquiera sabía que le iba a decir. Y la visita de Carlos tampoco me había ayudado mucho, que digamos.
Me había complicado todo o, quizás, fui yo el que hizo que con mi comportamiento las cosas fueran a peor, pero tenía que contarle lo del viaje, me gustase o no.
Blas: A ver como te lo explico... Bueno, Magi lleva hablando con unos compañeros suyos de la productora bastante tiempo acerca de un viaje del grupo a un país de Latinoamérica. Y ahora, la oficina de Warner Music en México se ha interesado en nosotros y nos ofrece un viaje de promoción a su país.
María: ¡Pero eso es genial! ¿Cuál es el problema? ¡Llevas un montón de tiempo soñando con esto!
Blas: Ya lo sé. El problema es que no quiero separarme de ti ahora. Quiero ver como crece nuestro hijo o hija dentro de ti y, si me voy, me pasare tres meses fuera, y no lo soportaría. Ya que yo no tuve la suerte de tener un padre a mi lado, ni tu tampoco, quiero que nuestro bebé sí lo tenga. Nada más.
Esperaba que lo entendiese, porque sabía que esto también iba a ser difícil para ella.
Se quedó pensativa, mirando para techo, hasta que por fin se decidió a hablar.
María: No sé qué decirte. No me esperaba esto para nada, de verdad. Pensé solo sería un par de días, o incluso semanas. Pero meses...
Blas: Ufff... menos mal que lo entiendes. Pensé que te me echaría encima o algo, y que te enfadarías conmigo. Aunque también tenía la esperanza en el fondo de mi corazoncito de que me entenderías- dije entre risas-. Menos mal que has elegido la segunda opción.
María: Y menos mal que ahora te lo estás tomando a risa. No me gustó como le hablaste a Carlos. Estuvo muy mal .
Blas: Lo sé. Lo dije sin pensar, te lo juro. Perdóname.
María: Tranquilo. Eso no es lo que me preocupa ahora sino que... ¿no te das cuenta de que esta es la primera vez que nos peleamos?
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¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?
Fiksi PenggemarUna sola persona puede salvarte del mundo invisible en el que vives. Sólo tienes que confiar en ella, aunque sea difícil, porque será tu Ángel de la Guarda...