-Narra Blas-
Justo en el momento en que María los saludó, Carlos y yo abrimos los ojos.
Las expresiones de los chicos lo decían todo: una mezcla entre pánico y asombro, con caras pálidas.
David: ¿Estáis viendo... y escuchando... lo mismo que yo?...¿Chicos...?
Nadie le respondió.
Magí: Blas... -dijo titubeando.
Si. Tenían miedo, pánico, terror...
María me miró, esperando a que le dijera lo que tenía que hacer ahora, mientras se moría de risa por dentro.
Y, por otra parte, Carlos parecía que también iba a explotar, por aguantarse tanto las carcajadas.
Nos levantamos los tres, y cogí de la mano a María.
Ellos empezaron a caminar, alejándose de nosotros.
De repente, Magi se paró, quedándose a escasos tres metros.
Magí: Blas... estaba muerta...
Carlos: Magí... ¡Es un ángel! Y ellos no se mueren...
Dani: Carlos... los ángeles... no existen...
Eso me molestó.
Blas: ¿Y que me decís de los ángeles de la guarda? -les espeté.
Se miraron unos a otros, sin saber qué decir.
Carlos: ¡Que más da! Lo importante, es que vuelve a estar con nosotros... y con Blas.
Le mire con cariño.
Carlos: Y vayámonos para casa ya, que cuando tengo hambre me pongo sentimental y... que no me apetece llorar...
Nos echamos a reír.
Magí: Si... va a ser mejor...
Caminamos todos juntos, cuando Álvaro se acercó a María y le dijo.
Álvaro: Bienvenida de nuevo... a la tierra...
Ella le sonrió.
Mientras íbamos en el coche, Carlos y yo comenzamos a contarles toda nuestra noche, con algunas intervenciones de María, que yo agradecí.
Me encantaba que confiara más en nosotros, sin miedo a que le pudiéramos hacer algo malo, como antes.
Poco a poco, el "autobús" fue descargando a todos sus "pasajeros" en sus respectivas "paradas" (o sea, sus casas), ya que Magí pensó que, ahora, María necesitaba descansar.
Por supuesto, subió con nosotros al piso.
Al entrar, nos sentamos en el sofá.
Magí: Mira... María... Me han contado tu historia y... la verdad... es que no existen adjetivos para describir lo terrible que ha debido de ser tu vida pero... quiero que sepas que, en mi, vas a tener un padre dispuesto a ayudarte en todo lo que necesites, como hago con los chicos, siempre y cuando... tu quieras... claro...
María: De acuerdo... papá... -dijo mientras se echaba a reír.
-Narra María-
La verdad, es que me gustaba la idea de tener un "padre".
Ahora, mi vida iba a ser diferente, y me encantaba este cambio.
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¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?
Hayran KurguUna sola persona puede salvarte del mundo invisible en el que vives. Sólo tienes que confiar en ella, aunque sea difícil, porque será tu Ángel de la Guarda...