-Narra María-
Grité lo más alto que pude, para poder escapar de allí y, entonces, abrí los ojos.
Otra vez... Otra vez aquella pesadilla que me llevaba persiguiendo durante semanas.
Me senté sobre la cama, aturdida, y exhalé aire profundamente, para recuperar mi descompasada respiración.
Sentí como Blas se removía a mi lado, hasta despertarse.
Blas: Tranquila... -me susurró, todavía con los ojos cerrados, mientras me acariciaba delicadamente la espalda.
Seguía igual de asustada, o incluso peor, y eso consiguió que Blas se levantara, para sentarse a mi lado.
Lo abracé. Sólo necesitaba que me protegiera entre sus brazos, que me dijera que jamás me iba a abandonar... Como hacía siempre...
Me cogió de la cintura y tiró de mí, hasta que consiguió que me sentara sobre sus piernas.
Me acercó a él y comencé a lloriquear sobre su pecho, mientras él me acariciaba la cabeza.
Blas: Cuéntamelo...
María: No Blas. Es siempre el mismo sueño, noche tras noche... No merece la pena que te relate algo que ya te he contado miles de veces...
Se quedó en silencio hasta que, pasados unos segundos, volvió a rogármelo.
Blas: Hazlo...Por favor...
Me separé de su pecho y lo miré a los ojos. En la oscuridad, todavía se notaban más brillantes que nunca.
Respiré hondo, y comencé a relatar aquel sueño.
María: Ellos... Ellos volvían a por mi... me llevaban a aquel infierno, de nuevo, para que pagara por todo lo que había hecho... Me volvían a violar, ahora, día tras día, y no paraban de gritarme que tu no vendrías a rescatarme, que jamás me encontrarías y que, en poco tiempo, ya te habrías olvidado de mi...
Las lágrimas me desbordaban, y volví a acurrucarme en su pecho.
Blas: Shhh... Sabes que jamás te haría eso... Iría a buscarte al fin del mundo si hiciera falta para volver a tenerte a mi lado...
Me levantó la barbilla, y me obligó a mirarlo a los ojos.
Blas: Jamás... -volvió a repetir.
Acercó mi cara a la suya con sus manos y me dio un tierno beso en los labios, cosa que hizo que me relajara, pero por poco tiempo ya que, cuando se separó de mí, las dudas volvieron a atemorizarme.
María: Blas... -susurré, todavía a escasos centímetros de su rostro.
Blas: ¿Que? -me respondió, también en voz baja.
María: Va a ocurrir...
Blas: No todos los sueños se cumplen...
Ahora había cerrado los ojos, concentrándose en mi respiración, que acariciaba su cara.
María: Va a volver a pasar, estoy segura de ello... Todos mis sueños se acaban cumpliendo, tarde o temprano...
Blas: No... Ellos no saben que estas conmigo... Nunca lograrán encontrarte... -me respondió, sin abrir los ojos.
María: Pero lo harán... Siempre lo consiguen...
Blas: Pues esta vez va a ser diferente. Te lo juro...
Me quedé en silencio, sin saber que decirle para hacer que me diera la razón.
A los pocos minutos, el se fue tumbando poco a poco sobre el colchón. Yo seguí acostada sobre el, pero esto no hizo que tardara más en dormirse. Al contrario, fui yo la que tardó en caer en los brazos de Morfeo.
Seguí pensando, creyéndome la palabras que Blas me acababa de decir, pero todavía era muy pronto para que yo dejara de preocuparme sobre el tema.
Ellos eran muy fuertes, y yo sabía que no tardarían en encontrarme.
Sólo era cuestión de tiempo que eso ocurriera...
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¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?
FanficUna sola persona puede salvarte del mundo invisible en el que vives. Sólo tienes que confiar en ella, aunque sea difícil, porque será tu Ángel de la Guarda...