-Narra David-
Decir que estaba cagado de miedo cuando entré en aquel lugar se le quedaba corto.
Pánico, terror... todos estos sentimientos aparecían por mi mente y mi cuerpo sin yo poder remediarlo.
Por suerte, el bar no estaba tan mal y la gente... bueno... daba un poquito de respecto la verdad.
Dani: ¿Pedimos algo o vamos directamente al grano? -me preguntó.
David: Ufff... no sé... Estoy hecho un manojo de nervios... Haz lo que quieras...
Empezó a mirar alrededor.
La verdad, no sé si estaba buscando a la persona adecuada o, simplemente, admirando el tétrico edificio aunque, a los pocos minutos, mis dudas se resolvieron.
Dani: Aquel... -dijo señalando a tres hombres con abrigos negros y largos.
Estaban fumando, en una esquina bastante apartada del resto en el local.
David: ¿Tu crees?
Dani: Si... Está clarísimo...
Empezó a caminar sin miedo hacía ellos y yo, simplemente, lo seguía como un perrito faldero.
La gente nos miraba de forma rara, pero sin perder de vista los juegos y estrategias de sus contrincantes en el pequeño casino que tenían allí montado.
Póquer, ruleta de la fortuna... todo era posible allí...
Dani: Hola... -dijo mientras se sentaba a su lado.
La verdad, de no haber sido Lorenzo aquel lugar, le habría dado una colleja sin pensármelo dos veces.
Aquella gente no era de fiar, y el ya los saludaba como si fueran higos de toda la vida...
Es que Dani nunca cambiaría... Estaba claro...
Mafioso: ¿Que queréis? ¿Droga, armas, algún asesino para un ajuste de cuentas...?
Madre mía, ahora si que me iba a dar algo. ¿De verdad ese hombre estaba hablando en serio?
Si me viera en ese momento al espejo, seguro que estaría blanco como una sábana. Hasta tenía náuseas...
Dani: Armas: pistolas...-dijo, rotundo en su decisión.
Mafioso: Perfecto... -le respondió este, con una tétrica voz ronca, debido, principalmente, al tabaco que estaba consumiendo-. ¿Cuántas queréis?
Bueno... ahora hablaría yo...
David: Cinco...
El mafioso le hizo un gesto a uno de sus compañeros, para que se marchara de allí, y nos hizo un gesto para que nos sentaramos con el.
Mafioso: Bueno... contadme... ¿para que queréis esas pistolas?
Dani: Ehhh... es una historia muy larga pero... digamos que... es para salvar a una persona...
Mafioso: Interesante... sois muy jóvenes para este tipo de cosas... ¿no creéis?
David: Si. Pero nos da igual... -le dije con una sonrisa.
Pues me estaba empezando a caer bien aquel hombre. Si...
En pocos minutos, su ayudante regresó con un maletín negro atado con un candado. Sacó una pequeñísima llave de su bolsillo, y lo abrió.
Ante nosotros, quedarían descubiertas cinco brillantes pistolas. Eran negras, pero con un extraño esmaltado.
Mafioso: Son las mejores que tengo en mi poder pero... tambien las más caras... Y no quiero tener problemas con vosotros por su pago...
Nos quedamos un poco parados. Llevábamos guardados en un sobre 200.000€, pero ahora empezabamos a pensar que esto no iba a ser suficiente...
Dani: ¿Cuanto...? -y dejó la frase sin terminar.
Mafioso: 150.000 € aunque... como me habéis caido bien... os las dejo en 135.000€
David: Perfecto...
No. Perfecto no. ¡Genial!.
Después de contarlo dos veces, le entregamos el sobre.
Mafioso: Cogedlas... Ya son vuestras y... cuando querais algo... ya sabes que me tenéis aquí para lo que necesiteis... Estoy todos los días -nos explicó.
Dani: Vale. Gracias... de verdad...
Después, nos levantamos, y le tendimos la mano.
Por fin habíamos conseguido todo, y ya podíamos llevar a cabo el rescate.
Mañana, Blas y María, volverían a estar juntos...
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¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?
FanfictionUna sola persona puede salvarte del mundo invisible en el que vives. Sólo tienes que confiar en ella, aunque sea difícil, porque será tu Ángel de la Guarda...