-Narra María-
María: ¿Las... visitas?
Estaba asustada, o quizás aturdida, pero feliz.
Hacía ya tres meses que no miraba a un montón de personas que, en mi, ya formaban parte de un lugar muy especial en mi corazón, aún sin conociendolas demasiado.
Blas: Bueno, si quieres, les digo que se vayan.A mi ya sabes que no me importa
María: ¡No! ¡Necesito verlos! ¡Abre, por favor!
Entonces, Blas se separó de mi, y se acercó a la puerta.
En escasos tres segundos, que duró el movimiento de girar el pomo, pasamos de la tranquilidad absoluta a un verdadero alboroto.
X: ¡Mi niñaaaa! -gritó una chica, que se abría paso entre el resto de componentes de Auryn.
Esa voz... la reconocería en cualquier parte. Era Antía.
Sin pensarlo, se tiró a mi, y empezó a abrazarme con toda la fuerza que le era posible utilizar y que, en mi caso, tenía que ser poca, ya que me podía hacer daño en el pulmón que tenía mal.
Antía: ¡Te he echado tanto de menos! Te juro que jamás me separaré de ti... Nunca...
María: ¿Y Charo? - intente preguntar tras unos segundos, en los que me estaba asfixiando con tanto mimo.
X: Hola...-dijo una vocecita tímida, detrás de Antía.
María: ¡Charo! -dije mientras la agarraba por la camiseta para acercarla a mi.
Así, las tres nos fundimos en un inolvidable abrazo.
María: Os he echado mucho de menos. Nos sabéis cuánto...
Justo en ese momento,abría llorado todo el océano atlántico, pero no quería ponerme mal, ni a mi, ni a ellos.
Ahora me merecía ser feliz.
Charo: ¡Y nosotras! Siempre pensábamos en ti. A todas horas...
Antía: Pero ahora ya no va a volver a pasar. Tenemos refuerzos. Mira -dijo señalando a un chico que había entre Álvaro y Magi (quién también había venido a verme).
La verdadn , nunca lo había visto en mi vida.
Era moreno, de ojos azules, y llevaba una gorra, cosa que le hacía parecer, todavía más, un niño.
Antía: Se llama Salva, y nos ayudó a rescatarte -fue decir esto, y el se empezó a poner rojo como un tomate, mientras se rascaba la cabeza.
María: Puedes acercarte a mi. No muerdo... -le dije con una sonrisa.
Por suerte, Salva me hizo caso, y me dio otro abrazo.
Si es que al final me estaban empezando a malcriar con tanto mimo.
Salva: Es un placer conocerte. Me han hablado mucho de ti preciosa... -dijo tras separarse.
Me quedé helada ante esa expresión, y Blas tampoco se quedó corto.
Antía: Cuidadito con lo que dices que el novio está a escasos dos metros de ti...
Con esto todos se echaron a reír.
Salva: ¡Pero no te lo tomes a mal Blasin! -dijo acercándose el, dándole palmaditas en la espalda-. Es que es muy mona, y eso no se puede negar...
Blas: Pero ella me quiere a mi, ¿a que si? -yo asentí con la cabeza-. ¿Ves, chulito?
Salva: Tu ganas, tu ganas... -y se volvió a poner al lado de Magi, entre risas.
David: ¿Y yo no puedo darte un abrazo? -dijo este con cara de perrito mojado.
María: ¡Claro que si! -y abrí mis brazos.
Dani: ¡Y después voy yo!
Álvaro: ¿¡¿Y yo que?!?
David: ¡Habértelo pedido antes! ¡Te jodes!
Magi: Tranquilito David... Baja marchas...
Tras media hora con todos, uno a uno, comenzaron a marcharse, para alegría mía, ya que en una habitación de apenas nueve metros cuadrados meter a diez personas no había sido una buena idea.
Así, de nuevo, Blas y yo volvimos a quedarnos solos, ya que su madre se había marchado al piso.
Pocos minutos más tarde, entró mi doctora, con mala cara.
Doctora: Chicos... Tengo una mala noticia...
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¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?
FanfictionUna sola persona puede salvarte del mundo invisible en el que vives. Sólo tienes que confiar en ella, aunque sea difícil, porque será tu Ángel de la Guarda...