Capítulo 2

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-Narra María-

Conforme pasaban los días, las pesadillas también iban aumentando en intensidad y realismo. A veces, me asustaba tanto que empezaba a gritar en sueños, e incluso se convertía en sonámbula, y deambulaba como un fantasma por toda la casa, destrozando todo lo que encontraba a mi paso.

Blas me decía  que no pasaba nada,, que debía estaba tranquila y dejar de pensar en esas cosas, ya que todo era fruto de mi imaginación para asustarme, pero yo no me lo creía.

Ya llevaba así un mes y, si aquellos pensamientos nunca cambiaban, era por algo.

Antía y Charo, por su parte, opinaban lo mismo que Blas.

Antía: ¿¡¿Pero porqué estás tan segura de que se va a cumplir?!?

Charo: Eso... ¡Hay si todos mis sueños se hicieran realidad! -dijo con voz de soñadora, mientras le brillaban los ojos.

María: ¡Porque siempre me pasa lo mismo!. Todo lo que mi cabeza construye o piensa se acaba cumpliendo...

En ese momento, entró David en nuestra conversación, ya que estábamos todos reunidos en el estudio. ¿El motivo? Los chicos iban a celebrar sus 5 años juntos, y querían celebrar un concierto especial para sus auryners.

David: Y si... soñaras que me tocaba la lotería... -me explicó mientras me miraba a los ojos- ¿se haría realidad?

Lo observé con cara de pocos amigos. ¿¡¿Por qué nadie me creía?!?

María: No creo... Tu eres un caso aparte... -y me eche reír, acariciándole la cabeza.

Carlos: Pues lo tuyo tampoco pasará. Te lo garantizo...

María: Ya veremos... -mascullé en voz baja, para mis adentros.

Estaba segura de que, si se lo contaba a una persona a la que no conocía de nada, me contestaría que, seguramente, ya estaría cansada de pasarme todo el día al lado de Blas, que me gustaría tener un poco de libertad, pero para mi, eso era completamente falso.

Amaba a Blas por encima de todo, no era capaz de estar separada de él ni un instante, pero tenía que hacerme a la idea de que eso se acabaría  muy pronto.

Tener que volver a aquel infierno me producía escalofríos en todo el cuerpo, así que tenía que pensar como volver a escaparme de allí.

Ese era ahora mi objetivo.

Mientras tanto, los chicos seguían hablando de su esperado concierto: que si los focos, los micrófonos, el vestuario, el repertorio de canciones... Todo eso hacía que me desconectara del mundo, para pensar en mi próxima huida.

Una huida, no muy lejana...

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora