Capítulo 29

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-Narra Carlos-

Me desperté sobresaltado, por una pesadilla...

En ella, Blas se iba con María... al cielo... para que pudieran volver a ser felices uno al lado del otro.

Ya no le importábamos nosotros, y se había suicidado tirándose desde la ventana de su piso, al vacío.

Lo vi. Está dormido, abrazado a ella y... María abrazándolo a él...

Esto le iba a costar superarlo, y mucho.

¡Un momento!  María... estaba... respirando...

No... esto era imposible... estaba muerta...  Las personas no resucitaban... Al menos que... ella fuera un verdadero ángel... como la  había llamado Blas...

¿Era cierto que existían? ¿O me estaba volviendo loco?

Carlos: Blas.... -tartamudeé de pánico.

El se despertó.

Blas: Que... -y la volvió a abrazar.

Y... y... ella... se removió dentro de el...

Carlos: Bl... as... es... ta... vi... va...

Me alejé de ellos, arastrándome por el suelo. Tenía miedo, y mucho.

Entonces, María abrió los ojos...

Carlos: ¿Está... viva? -le pregunté, a tres metros de la pareja.

Blas: Te dije que los ángeles de la guarda no nos abandonaban... y el mío no iba a ser diferente... -dijo, y le besó en los labios.

Me acerqué con cautela a ellos, para poder observarla mejor.

Carlos: ¿Puedo... tocarte?

María: Si... Os elegí a vosotros... antes que irme... No podía vivir en un mundo en el que Blas no estuviese a mi lado... -y le volvió a besar.

Después me tendió su mano, de nuevo caliente.

Esto no era brujería, ni fantasmas, ni trucos de magia...

Ella era un verdadero ángel...

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora