Capítulo 11

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-Narra Blas-

Sin ropa, no podría salir a la calle con ella, y tampoco iba a dejarla sola.

Blas: Tengo una idea...

Su cuerpo se parecía mucho al de Rocío, de Sweet California, así que ella le podría coger un poco de ropa.

María: ¿Que vas a hacer? -dijo con la voz temblorosa.

Blas: Mira... tengo una amiga que, en la forma del cuerpo, se parece a ti. Pues la voy a llamar, para que te traiga ropa, ¿vale?

María: Pero no le cuentes mi historia...

Blas: Vale. No te preocupes, que yo le miento si hace falta...Por ti...

No me esperaba que, después de decir esto, fuera a hacerlo.

Se lanzó a mi y me abrazó con fuerza, así que yo le devolví el gesto de cariño.

Blas: Te quiero... -le susurré.

-Narra María-

Cada vez me repetía más esa frase... "te quiero"...

Algún día yo también quería decírselo a él pero... ¿tenía que ser ahora?

María: Yo... -tartamudeé.

¿Era este el mejor momento? ¿Y si, más tarde, me traicionaba?

Blas: ¿Qué?

No. Todavía era muy pronto.

Blas: Tu... ¿qué? -ahora estaba impaciente.

María: Nada... -dije avergonzada.

Blas: Sabes que puedes contarme lo que quieras...

Se lo tenía que contar. Era ahora o nunca.

María: Que... -estaba temblando de los nervios.

Blas: Suéltalo... si quieres...

María: Que... me he enamorado... de ti...

Me miró sorprendido. ¿Qué se suponía que tenía que hacer ahora?

Se acercó a mi. Me iba a besar. No... era demasiado pronto...

Comencé a chillar y a llorar. Tenía que defenderme de alguna manera.

Blas: No... no... tranquila... no te iba a hacer nada malo...

María: Es muy pronto... -le dije entre sollozos.

Blas: Vale... tranquila... no me había dado cuenta... esperaré...

Me volví a acercar a él y le abracé. Por ahora, sólo quería este tipo de acercamiento.

Blas: Voy a llamarla, ¿vale?

María: Vale... pero quédate conmigo...

Blas: No te preocupes, me quedaré a tu lado... -y me acarició el pelo.

-Narra Blas-

Cogí mi IPhone y la llame.

Rocío: ¿Que pasó, Blas?

Blas: Nada, nada... sólo necesito que me hagas un favor...

Rocío: Pues dime...

Ahora comenzaba la mentira.

Blas: Mira... tengo una vecina que está estudiando diseño...

Rocío: Si... ¿y?

Blas: Que necesita ropa para uno de sus diseños, pero ella no puede bajar porque está muy atareada y... me preguntaba...

Rocío: ¿Si le podría ir a comprar yo la ropa?

Blas: Exacto... cógela de tu talla y que sea variada. Un poco de cada prenda...

Rocío: ¿Y que presupuesto tengo?

Blas: Ilimitado... el que tu quieras...

Rocío: Vale... pues a la noche te la llevo, ¿de acuerdo?

Blas: Perfecto

¿En serio no tenía otra historia mejor? Menos mal que se la había creído...

Blas: Ya está. Dentro de poco tendrás ropa nueva...

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora