Capítulo 14

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-Narra Antía-

Cuando me entregó la carta, me limité, única y exclusivamente, a cogerla. Si alguien la tenía que leer, ese era Blas.

Después de visitar las habitaciones y baños del centro, dimos por terminada la  visita.

Directora: ¿Y? ¿Te vienes a estudiar aquí?

Antía: Claro. ¡Por supuesto! -dije con una de mis mejores sonrisas-. Pero antes tengo que solucionar el papeleo del cambio de mi custodia ya que todavía tengo 17 años.

Directora: ¿Y eso cuanto durará?

Me quedé perpleja. ¿En serío quería violarme el primer día ya?

Antía: Pues no sé... ¿tu que crees Salva? -más le valía decir una fecha alejada del día de hoy.

Salva: Ni idea... Pero un mes como mínimo. Intentaremos hacerlo lo más pronto posible...

Tras esto, nos despedimos de ella, y nos fuimos.

Durante el trayecto en coche, iba moviendo el papel nerviosamente con mis manos.

Salva: ¿Crees que habrá aceptado nuestra petición?

Antía: Espero que si. Me daba la impresión de que confiaban en  nosotros...

Salva: Lo sé. Ojalá todo esto se acabe pronto. Blas no se lo merece...

Antía: Lo está pasando fatal... Pero suicidarse me pareció todavía peor...

Salva: Ya... Menos mal que Carlos llegó justo a tiempo...

Y así nos pasamos todo el camino. Hablando únicamente de Blas y sus locuras aunque, al final, todos lo comprendiamos.

María ya formaba una parte muy especial de nuestras vidas, y su repentino secuestro nos había dejado muy tocados.

Al llegar, todos los chicos estaban allí.

Blas: ¿Y? -dijo levantándose lo más rápido posible del sofá, mientras  nosotros  entrábamos por la puerta.

Antía: No lo he visto todavía. Mejor leerlo tú.

Le entregué el papel, y el lo cogió rápidamente.

Lo leyó a la velocidad de la luz, con las manos temblorosas.

Poco a poco, nos fuimos acercando a él, ya que había empezado a llorar.

Álvaro: Pues la rescataremos sin su ayuda, no te preocupes.

Blas: No... Han dicho que si... -dijo mientras se secaban las lágrimas.

Antía: Dejarlo... El pobre se ha emocionado... -dije mientras me reía y le daba un abrazo.

Escondió la cabeza sobre mi cuello, y siguió llorando sobre el.

Antía: ¿Ves? Te dije que lo conseguiriamos. Pronto volverás a verla...

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora