Cap 33 "Consejos."

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Estaba hipnotizado, las palabras de aquella conversación me tenían paralizado. Estaba confundido, fuera de mis cabales así que decidí ir a jugar fut a la unidad deportiva en busca de un minuto de relajación, para poder pensar con claridad en mi siguiente movimiento.

Allí me encontré a Sergio, mi mejor amigo y a Carlos, otro de mis más fieles allegados quienes de inmediato al verme se acercaron a mi para comenzar una conversación mientras hacíamos algunos pases.

C: Qué onda wey? Ya te botaron? O porque estas aquí?
O: jaja no wey, no me botaron sólo quería jugar fut un rato.
S: Simón wey, ya suelta la sopa! Qué te pasa?
O: me tiene que pasar algo para venir a jugar?
C: pues obvio wey con esas mamacitas que tienes de amigas, ni yo me despegaría de ellas.
S: jajajaja
O: ey, ey...basta! No hables así de ellas.
C:chale wey, no te esponjes! Sólo decía que están bien buenas.
S: Wey, parale! Que no ves que su amada es una de ellas?
C: Ay wey! Pos de que me perdí?
S: aún no te le has declarado, verdad?
O: mmm...no... Yo... Esperaba que pasará un tiempo de conocernos y...
C: Qué? No te pases de baboso! Te la van a bajar si no te pones las pilas wey!
S: si, ya deberías haberte declarado hace meses, yo crei que por eso nos habías dejado.
O: pues... Es que... No estaba seguro de que ella fuera a aceptar...
C: y? Al diablo con eso! Sólo lánzate wey y si te rechaza pues no pasa nada...al cabo el mar está lleno de algas.
S: Así no va ese dicho, idiota!
O: Ninguna es como ella. Si me rechaza ya nada será igual...
S: wey, no te va a rechazar. Si lo fuera a hacer ya se habría largado. Anímate! Invitala a salir y dile que la quieres.
O: si... Es verdad... Bien, eso haré...

Las palabras de aliento de mis amigos me habían hecho aclarar mis dudas. Ahora tenía perfectamente en claro que debía intentar hablar con Zara acerca de lo que sucedía entre nosotros. Finalmente era cierto que si me llegaba a rechazar, quizá ya nada podría ser igual, pero si no lo intentaba y seguía esperando a que algo pasara sólo porque si, seguramente me arrepentiría en el futuro más cercano.

Esa noche y un par de días más estuve solamente pensando en ella, en lo que éramos ahora, en los pros y contras de declararme y sobre todo, en lo que podría llegar a haber entre nosotros si me declaraba. Mi corazón me pedía a gritos que dejará de torturarlo y tomará el riesgo de enfrentar mi miedo a lo que podría no pasar.

Me desperté a media noche cada día para ver mis docenas de dibujos que había hecho de ella desde el primer día de conocerla y fue justo un viernes por la madrugada cuando vi aquel dibujo de nuestra primera salida al Starbucks cuando lo decidí... Amaba a esa preciosa mujer y si ella me correspondía o no, no tenía porqué ser una interrogante que me torturara ni un sólo día más. Esa noche tomé mi celular y escribí un simple mensaje de whatsapp "Salimos mañana?"




El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora