Cuando desperté al día siguiente lo primero que hice fue revisar mi celular para ver si Zara me había dejado algún otro mensaje, cuando vi que no había ninguno ni en el servicio de mensajes ni en el whatsapp, ni en ninguna otra de mis cuentas electrónicas, comencé a creer que realmente ella no estaba dispuesta a volver atrás, al principio debo decir que me sentí devastado pero luego comprendí que ella lo había decidido por sí misma y quizá eso era lo mejor para que ella fuera feliz.
Estuve triste el resto del día y los siguientes días a su partida, cuando mis amigos se enteraron de lo sucedido, no dudaron en preguntarme cómo me encontraba, lo cual agradecí como siempre pero luego de unos cuántos días, decidí que sería mejor olvidar.
De un día a otro me di cuenta de que el resto de mis amigos y amigas seguían frecuentando las salidas, todos juntos sin presionarme a ir con ellos para no causarme angustia alguna; fue un par de semanas después, cuando recibí la propuesta de salir con todos ellos una tarde al salir de clases; a pesar de que no me sentía con ganas de ir, opté por hacerles caso y accedí a salir aun sabiendo que sería el único que estaría solo...
Recordé entonces que mi reconquista a Nallely había quedado pendiente, así que un poco emocionado por la idea de invitarla a salir con nosotros como si nada hubiera sucedido, fui el día anterior a la gran salida, a buscarla al gimnasio en donde siempre solía estar. Cuando llegué, me llevé una no muy grata sorpresa al verla platicar felizmente e incluso reír estando sentada frente a aquel chico que alguna vez fue mi rival...
Por un momento dudé si debía o no acercarme, pensé que tal vez ella ya se había dado cuenta de su error al elegirme porque conmigo no la había visto reír de esa manera, iba entonces a darme la vuelta y regresar por donde entré con la mirada caída cuando la escuché llamarme desde el sitio en dónde se encontraba poco antes de acercarse.
-¡¿Oliver?!¿Qué haces aquí?
-Hola Nalle... yo... eh...yo...ya... me... iba...
-¿Irte? Si acabas de llegar...
-Lo se... pero temo que cometí un error al venir...
-¿Error? ¿De qué hablas?
-Veo que estás ocupada...
-¡Pff! Oliver... ¡no seas inmaduro! Estaba platicando con mis amigos pero si venías a verme ya estoy aquí, así que habla de una vez...
-Ouu... si...bien...yo...
-¡Habla ya! ¡Detesto cuando te pones así!
-Lo siento... pero...olvídalo...no es nada....
- ¡Pfff! ¿te vas a poner así? ¿Me hiciste levantarme para nada? Solo di porqué viniste y ya...
-Quería...invitarte a salir...
-¿Qué dices? No te escuché...
- Que venía a invitarte a salir conmigo y los chicos mañana...
-Ohh... eso... pudiste decirlo por teléfono y te hayas evitado caminar hasta aquí...
-Lo se... pero quería preguntártelo en persona... entonces... ¿Qué dices?
-Lo siento...pero no puedo salir mañana... tengo partido y...ya sabes cómo es esto...
-Ooh...bien...no importa... como sea...debo irme...
Cabizbajo volví a emprender mi camino de regreso esperando quizá que ella me detuviera y me dijera que saldría conmigo, caminé lentamente casi como si mis pasos fueran de bebé, tratando así de disminuir el impacto de su negativa, pero ella no desistió, no me llamó, no fue a mi lado...
Camino a casa estuve pensando que debí insistirle un poco más, pero recordé esa sonrisa que mostró hasta antes de verme llegar y me di cuenta de que ella estaba bien sin mí y si volvía a insistirle quizá ella no podría ser feliz, fue así como me dirigí por vez primera a una tienda a pedir un six de cervezas y después de pagar, me dirigí al parque de siempre y me senté debajo del árbol en que tuve la mejor cita de todas con Zara y al cual fui alguna vez con Nallely, mismo lugar en que César se le declaró a Noemí... entonces, sin estar consciente de lo que hacía, abría la primera de las cervezas y comencé a tomar sin parar hasta terminar con el último trago de esta bebida....
Cuando menos me di cuenta ya me encontraba acostado en el pasto de aquel parque sin consciencia plena de lo que estaba sucediendo a mi alrededor, oía lo que sucedía cerca de mí, más no escuchaba nada en particular. Mis ojos pesaban y mi cabeza daba vueltas sin control, estaba fuera de mis sentidos en ese preciso momento, por eso aunque quise reaccionar no lo hice sino hasta escuchar que alguien me llamaba desde cerca, llorando...
Aún sin poder verle, sabía perfectamente que era mi pequeña mejor amiga así que sonreí para intentar cubrir mi borrachera que por supuesto ella notó y no sólo porque los botes de cerveza estaban alrededor de mí o por mi aliento alcohólico, sino porque además, empecé a decir estupideces, que a pesar de todo, recuerdo a la perfección.
-Oliver...Oliver... ¿Estás bien? ¿Qué...que...hiciste? Loquito mírame...loquito...
- hgdhjd...yo...te estoy mirando sho...
-¡Oliver! ¡¿Qué hiciste?! Tu...tu...nunca habías tomado ni una gota... ¿porque?
-Por...que...sabe...rica...
-¡Oliver! yo no creo que sepa rica...
-Pues si...sabe... ¿quieres probar?
- Y como la prueba si te las tomaste todas...
-¡AH! ¿Enserio? Si sólo tome una...
-Una... pero docena. Me decepcionas loquito... mírate ni siquiera puedes ponerte de pie ¿y todo porque? A ver...dime ¿porque?
- Por...que... soy un fra...ca...sado...
-¿Fracasado, tú? ¡Por favor! ¡No digas tonterías!
-¡SI! ¡FRACASADO YO! ¡SOY UN FRACASADO!
- ¡shhhh! ¡No grites Oliver! ¿Quieres explicarme porqué dices eso? ¿Tiene que ver con que Zara se haya ido?
-¡Zara! ¿Dónde estás? ¿Por qué te fuiste?
Después de eso, no recuerdo en que momento o cómo me ayudó a levantarme ni tampoco como llegué a mi casa, sólo recuerdo que entré directamente al baño y abrí la regadera, sin más me senté aún con la ropa puesta debajo de la regadera y me dejé empapar por la fría sensación del agua helado recorriendo todo mi cuerpo, era así como se sentía mi corazón después de haber sido atropellado en dos ocasiones.
Esperé sentado en aquella posición hasta casi perder la consciencia por lo helada que estaba el agua de la regadera....
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El arte de amarte
Ficção AdolescenteEl día que la conocí, sus ojos me miraron desde la distancia y un tenue rubor en sus mejillas se pintó cuando se dio cuenta de que también la miraba, sin embargo no se detuvo y continuó con su suave caminar, ese que acentuaba el movimiento de sus ca...