Capítulo 46 "Ay amor"

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Aquella noche en que estábamos por cumplir un nuevo mes más de novios, me puse a dibujar y esta vez, no fue un dibujo simple. En él puse todo mi empeño para poder expresarle lo importante que ella era para mí y lo mucho que me dolía su actitud de esos días. Dibujar su perfecta silueta ya no me causaba ningún trabajo, puesto que tenía memorizado cada trazo, cada detalle e incluso cada cabello de aquel perfecto cuerpo que, con el paso de los días, me producía más felicidad.

La dibujé a ella, me dibujé a mí e incluso dibujé a nuestro alrededor a cada uno de nuestros amigos más cercanos, no dormí ni un solo instante con tal de terminar aquel cuadro en que logré plasmar sentimientos de felicidad, amor, amistad, temor, dolor y sufrimiento; quería que Zara entendiera lo difícil que era para mí la idea de lastimar a alguien o de negarle mi ayuda y, que por eso era mi cercanía a mis nuevas amigas. Quería que también entendiera que ella era mi principal preocupación y que no descansaría hasta saber que ella era feliz.

El día de nuestro aniversario llegó y con él, mi nueva manera de ver las cosas. Me levanté, me bañé y me arreglé para ir a ver a Zara a su escuela antes de que entrara a clases, llevaba conmigo un ramo de sus flores favoritas, mi dibujo y una pequeña cajita en que había puesto un collar que había comprado especialmente para ella. Inspirado para ir a sorprenderla, me dirigí a su casa, sabiendo que ella estudiaba por las tardes y que si quería verla debía ir a su encuentro.

Llegué a su casa, me recibió su ama de llaves y me hizo pasar y, al igual que la vez en que ella y yo estábamos peleados, la esperé sentado en el sillón; pasaron unos minutos y la escuché bajar por las escaleras y caminar directo hasta la sala, me encontraba de espaldas a ella, así que pude sentir su mirada quemándome con gran intensidad desde atrás. Pero eso no me importó, era día de nuestro aniversario y quería que ella supiera lo mucho que me importaba.

-¿Oliver? ¿Qué haces aquí?

-Vine a verte para traerte unos pequeños regalos, hoy que es nuestro aniversario, antes de irme a la escuela. Sé que he permanecido muy distante de ti estos días después de nuestro malentendido, pero quiero que sepas que te amo y que eres la persona más importante para mí, así que quiero que seas feliz.

-Oli...ver... no tenías que traerme nada...

-Yo sé que te gusta recibir pequeños detalles, yo sé que te gusta escuchar lindas palabras, que te gusta refugiarte en mis brazos cuando estas enojada o triste, que te gusta que te bese y te demuestre cuanto te amo... pero sobre todo yo sé que te gusta saber que eres mi novia y que ocupas un lugar especial en mi corazón.

-awww... ¡Oliver!

-Sabes, estos últimos días han sido un martirio para mí porque si hay algo que no me gusta desde que te conozco, es estar lejos de ti.

-¡Ay amor! ¡Me haces llorar! Perdóname por estar celosa y no querer compartirte con mis amigas, que también son tuyas.... Perdóname por estar lejos de ti.

- No quiero que llores a menos que sea de felicidad.

-¡ESTOY FELIZ! ¡TU ME HACES FELIZ! ¡TE AMO OLIVER!

- Y yo te amo a ti, Zara.

Se acercó a mí sin permitirme mover un solo músculo, y nos fundimos en un tierno y apasionado beso lleno de amor, sus manos en mi cuello y las mías rodeando su cintura nos permitieron profundizar y externar nuestros sentimientos más escondidos. Cuando nos separamos, ella se abrazó a mi cintura y recargó su cabeza en mi pecho dejándome embriagar con el aroma de su cuerpo, con ese delicioso olor a perfume de cereza que a ella le iba tan bien. Ella era la mujer que yo amaba, mi amor platónico y a la vez, mi amor más real, la dueña de mis deseos y expectativas, era la mujer que me estaba mostrando día a día, cuál era el arte de amar.


El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora