Capítulo 44 "¡¡¡¡¡AYUDA!!!!!"

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No voy a negarlo, cuando parecía que todo estaba tranquilo, de repente resultaba ser que me sentía atrapado entre dos o tres paredes y, eso lo sentía desde que mi círculo de amigas se había ampliado gracias a Zara y Noemí. Debo confesar que jamás imaginé que tener amigas y novia iba a causarme tanta preocupación al mismo tiempo, pero cuando me di cuenta de ello, ya estaba dentro de mi propio enredo.

Y es que si no era por Zara, era por Noemí o por Danny, o por Vania e incluso por Vero o Jimena, con quienes salíamos Zara y yo de vez en cuando; no podía creer el trabajo que me costaba concentrarme en mis amigos o en mí mismo desde que las había conocido a todas ellas; y no era que me arrepintiera de haberlo hecho, para nada, todas y cada una de ellas habían llegado a cambiar mi forma de ver y pensar las cosas.

Sin embargo, enterarme de sus repentinas peleas entre sí, me tenía al borde de la locura, primero fueron Zara y Danny, quienes se habían dejado de hablar de la forma en que lo hacían antes desde que Zara y yo éramos novios y eso tenía a Zara muy triste aunque estuviera a mi lado; luego fue Vania quien discutió con Vero por el simple hecho de querer salir con el mismo chico, no podía ser verdad que aquellas dos grandes amigas discutieran por ello, pero afortunadamente Noemí intervino en ese momento para aclarar la situación entre sus amigas, Noemí fue después la culpable de mis noches de desvelo por empezar a salir más de una vez con aquel chico al que yo aún desconocía "Cesar" y quien me preocupaba que fuera a lastimarla. Y, finalmente, mi lista se llenó con la increíble tristeza que manifestó Jimena al saberse ignorada por sus amigas.

Inexplicablemente, a diario despertaba pensando en todas y cada una de ellas y en la manera de ayudarlas; a veces simplemente me preguntaba porque las mujeres eran tan complicadas y otras veces me preguntaba de qué manera podía ayudar a que todas mis amigas y mi novia estuvieran felices. Pero, aquel día en que Zara y yo nos disgustamos por motivo de mis quejas y preocupaciones hacia mis amigas, fue sin duda el día que decidí huir hacia donde estaban mis amigos y simplemente gritar y exigirles su ayuda.

- Hola hermosa, ¿cómo te encuentras hoy?

- Hola...estoy bien, algo ocupada.

- ¿ah sí? ¿y eso?

- Pues ya sabes, haciendo tarea

- Hum... ya veo, ¿necesitas ayuda con alguna?

- No, estoy bien. ¿Por qué no mejor vas a ayudar a Noemí? ¿o a Jimena? ¿o a Vania? ¿o a Danny?

- WOW! Espera! Alto allí... ¿de qué estás hablando?

- Ya me oíste, ve y ofréceles ayuda a ellas. Es probable que te necesiten más que tu novia.

- ¿PERO QUÉ DEMONIOS?

- ¡Pfff! Oliver, estoy muy ocupada. ¿me puedes dejar trabajar?

- ¡No! Zara, quiero que me mires a los ojos y me repitas lo que dijiste.

- ¿Para qué? ¿acaso estás sordo? ¿no me has escuchado?

- Zara, por favor... mírame.

- ¿Qué Oliver? ¿Qué quieres?

- ¿Acaso estas molesta porque me preocupo por mis amigas?

- ¡Pfff! ¿molesta yo? ¡Ja ja! Para nada.... Es tu "deber" de amigo ayudarlas.

- ¡Zara! ¡escúchame!

- Solo déjalo Oliver. Parece que el sordo eres tú... tengo que hacer mucha tarea, ¿me puedes dejar en paz?

- No Zara, no puedo irme dejando las cosas así entre nosotros. Creí que entendías que lo único que quiero es que estés feliz a mi lado y que ellas son mis amigas, así que también me interesa que estén felices.

- Si, si... como sea...

- ¡Bien! Veo que me piensas ignorar... ¡correcto, me voy! Pero no será esta la última vez que hablemos del tema...

Conocía esa mirada cortante, esas palabras grotescas y sarcásticas de Zara, la última vez que la había visto así, había sido días antes de accidentarme y no poder explicarle quién era Noemí personalmente sino hasta que la misma Noemí se lo hizo saber en el hospital. No esperaba volver a accidentarme para que Zara y yo habláramos, pero estaba consciente de que cuando una mujer y en especial la mujer a la que tanto amo se ponía en plan de no escuchar, aunque le rogara y le suplicara de mil y un formas que me escuchara, sé que no lo haría.

Molesto nuevamente por esa actitud manifestada por mi novia y, harto de tener que lidiar con problemas que no eran míos, me fui a lanzar tiros a la portería del parque en donde antes solía ir a jugar futbol con mis amigos. Ese era uno de aquellos momentos en que añoraba olvidarme de todo lo que me estaba sucediendo y simplemente volver a los días en que mi única preocupación era anotar un gol. ¿Por qué amar a alguien era tan complicado?

El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora