Capítulo 150 "La promesa"

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Habían pasado 6 años desde nuestra fiesta de graduación, Lea y yo nos habíamos decidido a vivir juntos a penas un par de años después de salir de la universidad, habiendo continuado con nuestros trabajos cada quien en la empresa en que fuimos contratados.

Ahora todos nuestros amigos laboraban en sus trabajos y, hasta donde tenía entendido, los noviazgos de todos, incluidos el de Sergio seguían tan prósperos como el mío con Lea y casi tanto como el matrimonio que Zara y Adam ahora estaban viviendo en compañía de su nueva hija, la pequeña Zuzie, quien Tenía tenía ya tres años de haber nacido y quien, era la primogénita de una familia llena de amor y cariño.

Aquel día, cumplía 7 años de ser novio de Lea, por lo que me encontraba más que nervioso en compañía de Noemí y Sergio, preparando mi aniversario más importante, en el cual iba a pedirle matrimonio a la mujer de mi vida.

Por mi nerviosismo me era imposible tomar decisiones claras, por ello había recurrido a todos mis amigos, Nallely y Mony habían salido con Lea a comprar vestidos sin una razón en particular más que mantenerla alejada de mi, mientras Dani, Jime, Vania y Vero me ayudaban con la organización de mi casa para la cena.

Mientras tanto, Sergio, Noemí y yo, habíamos salido a buscar el anillo de compromiso que le daría a mi novia como promesa de mi amor hacia quien desde el primer día de universidad había robado en mi corazón con una mirada, una sonrisa y un par de palabras.

N: Que te parece este loquito?
S: estas loca?! Es demasiado simple...
N: haber le pregunté al loquito, no al menso, ok Sergio?
S: Ey! Cuidadito enana...
O: jajaja chicos basta, no discutan...
N: entonces? Que piensas?
O: me gusta ese, pero no se...quizá si es muy simple...
S: ja! Te lo dije enana!
N: pfff! Pues...me rindo! Llevamos casi 3 horas y no te decides... Debiste mandarlo a hacer tu en ese caso...
S: que?! No inventes! Habiendo tantos modelos no tiene porque desgastarse diseñando uno propio, enana...
N: ay bueno! Pero es que nada le gusta...
O: jajaja... Es verdad... Es porque estoy nervioso a rabiar y... Temo que no salga bien...
S: pues tranquilo man, si te dice que no, no pasa na... Recuerda que hay muchos peces en el océano...
O: jajajaja no! Ninguno es como ella...
S: lo mismo decías de Zara y...es Zara con quien te casas? No verdad?
N: bueno ya!! Espera!! Ya lo tengo!! Miraaaaaa este es.....

Perfecta, no había otra palabra para describir la ocasión aquella en que le entregaría el anillo a Lea como promesa de mi eterno amor por ella, todo estaba en su lugar cuando llegamos a la casa...

Ella entró maravillada con el camino de velas blancas aromáticas y pétalos de rosas rojas que adornaban nuestra sala hasta la terraza que se encontraba adornada de igual forma con copas de vino y dos charolas con comida, revocando a mis recuerdos por aquella mi primera cita con Zara pero a un nivel de mayor importancia.

Supuse que desde que dio el primer paso dentro de la casa supo cual era el motivo de tanto decoro que fue acompañado por el romántico sonido del piano que tocaba César desde la un rincón de la casa, pero no me dijo nada y me dejó continuar con mi planes hasta que llegó la hora de la verdad,

Primero comencé mi discurso acompañado con una suave melodía elegida por Noemí, por ser composición de su novio.

-Hoy, se cumplen 10 años desde el primer día en que nos conocimos, largo ha sido el trayecto que nos ha tocado vivir juntos desde entonces, días buenos y no tan buenos hemos pasada desde aquel día en que me sonreíste por vez primera...por eso...

<<Te lo prometo,
Desde el fondo de mi corazón
Que te amaré hasta que la muerte nos separe
Te lo prometo,
Como amante y como amigo,
Te amare como si no volviera a amar nunca mas
Con todo mi ser...>>

Después de recitar aquel fragmento de la canción que elegí de entre todas las que mis amigas eligieron por mi, me arrodillé frente a ella con aquella pequeña cajita entre mis manos temblorosas, aclaré mi garganta y respire profundo antes de continuar.

-Amor, me harías el honor de casarte conmigo?

Lea asintió con un casi imperceptible movimiento de cabeza mientras le ponía el anillo y respiró después de tenerlo en su mano, derramando varias lágrimas que había contenido, en sus hermosos ojos y se lanzó a mis brazos en un arranque de felicidad que yo le correspondí, alzándola en mis brazos me puse de pie y le di un par de vueltas mientras nuestros amigos nos vitoreaban desde la cocina...

Nos separamos por un segundo de aquel mágico abrazo como salido de las películas románticas y cursis, que alguna vez detesté, y nos fundimos en un beso único, como si no hubiera un mañana...

El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora