Pasaron algunos días desde aquel suceso de la clase de artes. Esa tarde, tenía partido de fútbol con los cuates así que, me cambie para salir a pesar de saber que recibiría algunas burlas por haber sido reconocido como "El artista" de la clase. Iba caminando por la banqueta hacia el parque cuando senti un repentino escalofrío recorrer mi cuerpo, fue como si un poco de aire me estuviera avisando que algo pasaría...
Camine sin prestar atención a mi presentimiento y unos minutos después escuché unos pasos acercarse detrás de mi, luego una mano se posó sobre uno de mis hombros y el escalofrío de antes regresó, giré sin previo aviso sólo para encontrarme cara a cara con la perfecta mirada y la hermosa sonrisa que tanto me fascinaban de ella, su delicada y frágil mano izquierda seguía sobre mi hombro, ella se sonrojo un poco al notar que me sentía confundido, así que rápidamente bajó su mano y me despertó de la confusión con su sensual y dulce voz.
-Hola Oliver
-Zara, cierto?
-Si, así es... Disculpa lo que acaba de suceder yo... Te vi y te reconocí, quería saludarte...eso era todo.
-Ahh, está bien. No te preocupes, en realidad me da gusto verte.
- Enserio? Te da gusto?
-Si, eres muy linda... Ehmm...mmm...
-Gracias... Ay lo siento, supongo que vas a algún lugar y te he interrumpido...mejor me...
-Sólo voy al parque a jugar fútbol, te gustaría acompañarme? Bueno si no te causa problemas.
-Muchas gracias, pero en realidad voy a la parada del camión porque voy a la escuela...
-Ah, ya veo... Por eso traes tu mochila... Estudias por las tardes supongo.
-Si, así es. Voy en la prepa 6.
-En verdad? Yo también estudio allí pero en la mañana...te acompaño a la parada entonces.
-Muchas gracias
Caminé al lado de Zara a la parada del camión que estaba frente al parque, debo admitir que, con cada paso que daba, mi corazón se aceleraba cada vez más. No pude evitar sonreír al sentirla tan cerca de mi, la sombra de su perfecta figura se proyectaba en el piso justo frente a nosotros. Su perfume dulce llenaba mi nariz de un aroma delicioso, a propósito respiré aquel perfume que mi nariz percibía para poder recordar ese hermoso momento. Mis manos temblaban de emoción, ansiando tomar sus delicadas manos y tocar cada centímetro de su radiante piel.
Llegamos a la parada del camión, iba a darme la vuelta para irme al parque después de decirle adiós y, de ver que el camión estaba a una cuadra de la parada, pero ella me detuvo, se acercó a mi mejilla derecha y me plantó un repentino beso de despedida, cálido y suave, provocando en mi estómago un cosquilleo inexplicable. Sin decir más corrió a alcanzar el camión, dejándome perplejo.
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El arte de amarte
Ficção AdolescenteEl día que la conocí, sus ojos me miraron desde la distancia y un tenue rubor en sus mejillas se pintó cuando se dio cuenta de que también la miraba, sin embargo no se detuvo y continuó con su suave caminar, ese que acentuaba el movimiento de sus ca...