Capítulo 10 "Decidido"

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Pasaron varios días, en los cuales no tuve la fortuna de ver a Zara por más que la busqué cada tarde en la parada del camión que estaba en la esquina de la papelería, al principio no le tomé importancia porque podía ser que hubiera faltado a la escuela un día o dos, incluso tres; pero al cuarto día de su ausencia me preocupé.

Sabiendo que iba en la misma prepa que yo, decidí tomar el camión una hora antes de su horario de entrada a la escuela y esperarla justo afuera de la prepa para averiguar si ella estaba bien o si le había sucedido algo. Era viernes y en lugar de esperar a que se diera la hora de irme dentro de mi casa, me fui a esperar directamente a la parada del camión para llevar a cabo mi plan.

Cuando llegué a la prepa, esperé sentado en la jardinera que estaba a un lado de la puerta principal y, unos minutos más tarde, la calle se empezó a llenar de alumnos, cosa que provocó una repentina desesperación en mi interior, ya que, si antes estaba seguro de verla llegar, ahora podía llegar a confundirla entre la multitud; sin muchas opciones, respiré profundo y me dispuse a esperar.

Exactamente 10 minutos antes de la hora de entrada, pude reconocer su figura entre la multitud, venía junto con sus dos amigas de siempre caminando muy alegres. No tuve tiempo para dudarlo y sólo me acerqué a saludarla, cuando reaccioné ella y yo estábamos solos sonriéndonos uno al otro.

-¡Zara!

-¿Oliver? ¿Qué haces aquí?

-Pues, me encontraba por aquí cerca y quise pasar a saludar.

-Ah...ya veo...

-Sabes, hace un rato que no te veo en la parada...

-Ah...si, lo que pasa es que Hugo compró una moto y me ha traído a la escuela esta semana.

-oh... Vaya... ¿Hugo es tu....?

-Mi hermano mayor.

-Ahh...que bien que te ha ahorrado el pasaje!

-Si lo sé...

-Bueno ya no te interrumpo porque tienes que ir a clases. Mmm...mañana hay partido en el parque, si deseas ir, allí estaremos.

-Ahh me agrada la idea, nos vemos mañana Oliver.

-Adiós Zara, nos vemos.

Esta vez, fui yo quien tomó la iniciativa, y no sólo de saludarla o de invitarla al parque, esta vez fui yo el atrevido que, sin pensarlo dos veces, se acercó a su mejilla y le dio un beso de despedida... Y es que, ella antes me había tomado por sorpresa y, ahora yo... Quería y esperaba sorprenderla.

Se alejó caminando muy sonriente, sus caderas se movían como danzando acompañadas de sus hermosas piernas con cada pasó que daban sus pequeños pies... Su cabello suelto, tan bello como siempre se meneaba con el viento y sus manos a ambos costados de su cintura jugaban con su mochila hasta antes de que se perdiera de vista. Ahora sólo tenía que esperar unas horas para poder verla otra vez y yo, ya esperaba ansioso.

El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora