Capítulo 18 "Confesión"

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Cuando me enteré de que el supuesto autorretrato de Zara, el cual le ayudé a hacer, iba a ser expuesto en el salón de la clase de artes por la tarde, no pude evitar sentirme feliz, la perfección de un rostro como el de ella tenía que lucirse frente al resto, ese día ella me invitó a ir a la exposición y yo, aún sabiendo que ella diría que era su dibujo, asistí.

Había mucha gente en el salón viendo los dibujos y, para sorpresa mía, mi maestra de Artísticas se encontraba dentro también, creí que reprobarían a Zara si mi maestra se daba cuenta de que yo le había ayudado y se lo decía al maestro de Zara, así que intenté esconderme un poco de ambos. Como el día en que yo expuse mi trabajo, se iba a elegir el mejor trabajo y, cuando nombraron el dibujo de Zara con este honor, ella me miró y se sonrojó, pasó al frente y sus ojos se cristalizaron al decirle al maestro que no merecía ese premio. Todo se quedó en silencio y todos mirábamos a Zara hasta que ella habló.

-No merezco este premio porque en realidad yo no hice el dibujo....
-¿Cómo que no hiciste el dibujo, Zara?
-Maestro...yo... Le pedí a alguien que me ayudara... Y... Ese alguien ya es un artista para mi... El esta justo allí.

Zara me señaló y me quedé congelado al notar todas las miradas puestas en mi, sobre todo la de su maestro y mi maestra, el silencio reinaba en la sala y, mientras ella se bajaba del escenario y salía del aula con lágrimas derramando por sus ojos, fui tras ella a la vez que los murmullos se hicieron notar.

-¡Zara! ¡Espera! Oye hermosa, ¿qué pasó? No tenías porque...
-Como futura abogada no puedo tolerar la injusticia ni la mentira y...yo estaba robando tu obra con tal de tener un 10...eso no estaba bien, yo...no pude dormir tranquila...
-Ay...nena... Lo siento, no quise que te sintieras así.
-No, es culpa mía. Yo sabía que debía reprobar desde el principio en vez de pedirte ayuda. Perdóname, me aproveché de tu talento y...
-Ay nena... No digas eso, yo sólo quería ayudarte.

Abracé a Zara fuertemente, ella no se resistió, rodeo mi cintura con sus suaves manos y provocó que un escalofrío recorriera mi cuerpo cuando recargó su cabeza en mi regazo y, llorando con temor a lo que sucedería tembló de pies a cabeza.

Unos minutos después del suceso y, cuando ella se hubo calmado, le pedí que fuéramos a hablar con su maestro para explicarle lo sucedido y que le diera una oportunidad más de entregar su trabajo. Su maestro y mi maestra felicitaron a Zara por su honestidad y a mi por mi trabajo y, decidieron darle otra oportunidad de entregar el dibujo está vez, sin ayuda.

El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora