Capítulo 85 "¿Oliver?"

35 5 0
                                    

-¿Oliver? ¿Estás bien?

-S...s..Si...si... Za...ra...

Tragué saliva nuevamente, mi corazón estaba agitado, mis sentidos a flor de piel, Zara me miraba dubitativa, Nallely me miraba aturdida y, cuando busqué a Noemí con la mirada, le vi ansiosa abrazada a César y ocultando su rostro de mí. Empecé a temblar de pies a cabeza, mirando a Zara y a Nallely una después de otra, pensando lo que iba a pasar en el momento en que se dieran la mano, en que las presentara, en que las dos supieran que simplemente ahora yo estaba físicamente entre la espada y la pared. Me quedé inmóvil unos momentos, sin poder reaccionar para evitar provocar algún paso en falso que me delatara.

En ese momento, al notar la sonrisa perfecta de Zara, al escucharme pronunciar su nombre después de tanto tiempo, no pude sonreír, me sentía completamente a la deriva, al desnudo, atrapado y sin salida de aquel sentir, su sonrisa no me hizo flaquear a pesar de ello, su sonrisa abrió nuevamente mi herida haciéndola sangrar. Entonces, sentí la cálida mano de Noemí posada sobre mi hombro y regresé a la realidad, desperté de mi shock momentáneo y sonreí, pero no era una sonrisa dirigida a Zara, no, era una sonrisa nerviosa, confundida, aturdida e inexplicablemente triste. Giré entonces para ver de frente a Noemí, que me miró directamente a los ojos haciendo que me tranquilizara mientras asentía con la cabeza.

Entonces me aparte de aquel sitio, la cabeza me daba vueltas, mi corazón estaba tan agitado que empezó a bombear de más, haciendo que perdiera el control de mi cuerpo, lo que hizo que me debilitara y estuviera a punto de desmayarme, pero no, esta vez no podía desmayarme en una situación tan delicada, no podía suceder lo mismo que el día en que Zara y Noemí se conocieron, negándome a que sucediera, miré a mi mejor amiga y asentí.

Suspiré entonces con profundidad para lograr que mi corazón se estabilizara, me moví hacia un lado para que Zara y Nallely quedaran frente a frente y, entonces sin dudarlo ni un solo instante, las presenté.

-Nalle... quiero que conozcas a Zara, mi amiga, Za..ra... quiero que conozcas a Nallely...mi...mi...

Nalle: ¡Así que tú eres la famosa Zara!... me agrada por fin conocerte...

Z: si...lo soy...

Sonreí entrecortadamente mientras ellas se daban la mano, no podía pronunciar ninguna otra palabra, no pude decir exactamente que era Nallely de mí, pero ésta no pareció mortificarse, al contrario, sonrió abiertamente sin preocupación alguna; Zara por su parte, sonrió tristemente, luego me miró, casi sabiendo lo que para mí significaba Nallely. Suspiré aliviado porque el encuentro no terminara en un interrogatorio o en una pelea o en una fatídica escena de celos, pero al ver que no fue así, mis ojos se llenaron de lágrimas, sonreí tranquilamente y, entonces...solo entonces...me desmayé...


El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora