Capitulo 152 "La Boda"

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Después de unas pocas horas de haber conciliado el sueño, escuché y sentí que alguien me movía hacia un lado y hacia el otro esperando una respuesta de mi parte, entonces abrí los ojos y vi que mi pequeña mejor amiga me miraba con sus grandes y brillantes ojos.

-Loquito!! Ya despierta!! Ya casi es hora de estar en el registro civil y aún no te arreglas!!

Con mucho trabajo me levanté de mi cama, que estaba muy cómoda, y me dirigí al baño casi siendo empujado por Noemí hasta este lugar. Entré y me desvestí rápidamente mientras el agua se calentaba un poco, luego me metí a la regadera y me bañé.

Todo lo que realicé después de bañarme y cambiarme, lo hice en estado de trance como si estuviera en un sueño muy profundo del cual podría despertar en cualquier instante y todo pudiera desvanecerse.

Acompañado por quien sería mi madrina de Boda, mi pequeña mejor amiga y su novio, me dirigí al Registro civil en donde ya nos esperaban los padres de Lea y mis padres, Lea bajo del auto casi al mismo tiempo que yo, acompañada por Sergio, el otro padrino de nuestra Boda.

Unas horas después, me encontraba vestido con mi traje nuevo y parado exactamente frente al altar, detrás de mi se encontraban todos los invitados en cada una de sus bancas, mis padres, ambos, a mi lado derecho junto a la madre de Lea y, de mi lado izquierdo Sergio y Noemí, nuestros padrinos.

Llegada la hora de su entrada, miré directamente hacia la puerta de ingreso. Primeramente, todos vimos entrar a la pequeña Zuzie, la hija de Zara y Adam, usando un bonito vestido rosa pastel que combinaba con sus ojos color miel, cargando una canasta con pétalos de rosa que iba dejando en el pasillo conforme avanzaba, luego la música nupcial inició y la vi...

Caminaba segura al lado de su padre, luciendo un fantástico vestido color blanco aperlado con encaje y un velo que cubría su hermoso rostro impidiendo que la viera sino hasta tenerla a un par de metros de mi, su padre lloraba con la emoción del momento. Cuando me entregó a su hija, me dijo casi a manera de susurro "Trátala bien y ámala mucho" luego se fue a su lugar...

Tomé la mano de Lea, a quien ya no solté en toda la ceremonia puesto que mi temblorosa mano y la suya se unieron por completo desde el instante en que el sacerdote inició su discurso.

Por algunos breves segundos me permitía mirarle por el rabillo del ojo con discreción y la miraba casi como si fuera un ángel, su sonrisa, sus ojos y sus perfectamente bien marcados hoyuelos me hicieron sonreír alegremente con cada palabra que escuchaba del sacerdote acerca del matrimonio.

Cuando el momento de dar el "sí acepto" llegó, nos miramos fijamente a los ojos y sin titubear respondimos después de que se nos preguntó a cada cual... Luego siguió el turno de decir nuestros votos poniendo el anillo al otro, comencé yo y enseguida lo hizo ella, cada uno escribió sus propias líneas para decirlas de corazón en ese momento especial, mientras uno le ponía al otro el anillo que Sergio y Noemí nos entregaron....

-Yo, Oliver Alejandro Valdivia Quirarte, me entrego a ti, Leonora Mayte Padilla Vazquez, como prueba de mi amor y fidelidad, prometo estar allí para ti en cuerpo y alma para honrarte, respetarte y hacerte muy feliz, cuidando así que nada te falte desde hoy y hasta el día de mi muerte...
-Y yo, Leonora Mayte Padilla Vazquez, me entrego a ti, Oliver Alejandro Valdivia Quirarte, como prueba del amor y cariño que te profeso, prometo amarte, cuidarte, respetarte y hacerte feliz, de hoy en adelante y hasta el día de mi muerte...

Y entonces, sólo tuvimos que esperar a que fuéramos declarados marido y mujer por el sacerdote, para poder culminar la ceremonia con el beso del mañana que nos llenó de goce a los dos por ser el beso más puro y apasionado que nos hubiéramos dado, sus manos alrededor de mi cuello y las mías sobre su cintura nos unieron en ese cálido y reconfortante beso que nos enlazó como esposos aquel día...

Nos separamos sonriendo entre aplausos y vítores de nuestras familias y amigos, nos tomamos un par de fotos antes de salir de la Iglesia en donde todos nos esperaban para felicitarnos. Tomamos nuestro tiempo para salir lentamente de la Iglesia tomados de la mano, paso a paso como lo haríamos por el resto de nuestros días...

Salimos y fuimos recibidos con la tradicional lluvia de arroz entre risas y aplausos aún más notorios, hasta que la dulce e inocente voz de la pequeña Zuzie nos interrumpió corriendo hasta donde nos encontrábamos Lea y yo, jalando a su madre hasta nosotros.

-Padrino Oli!!

Sonreí mientras me reclinaba para levantarla entre mis brazos y entonces la miré, Zara se me acercaba dando pasos cortos tomada de la mano de Adam, llegaron hasta donde me encontraba y, al mismo tiempo que Zuzie, su hija, me abrazó....

El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora