Capitulo 117 " Gancho en la mandíbula"

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Esa misma noche en que regresé a casa después de dejar a Nalle, mi novia, en su casa, saque mi cuaderno de dibujos y busque una hoja en blanco para realizar el dibujo de aquel bello momento en que sus mejillas sonrojadas y sus brillantes ojos recibieron felizmente mi propuesta y ese beso en las manos que la dejó en shock.

Recibí entonces un mensaje de whatsapp que me hizo detener por un instante para respirar mientras lo contestaba, antes que nada vi el nombre del contacto en las entradas y vi que era de un número desconocido y que sus primeras palabras no eran amistosas, así que dudé en abrirlo pero al final lo hice y de inmediato asocié de quien era el mismo, así que respondí.

% Tu quien **** te crees que eres para venir y decirle a mi novia que me deje?
% El mismo hombre que prefiere arreglar lo que sea de frente y no por medio de mensajes...
%Ah! Te crees muy hombre para enfrentarme?
%ja! Claro que lo soy Dante...yo al menos, no sería capaz de ponerle una mano encima a ninguna mujer, eso sólo lo hacen los cobardes...
%Callate imbécil! Tu no sabes nada! Sabes, me tienes hasta la **** si tan hombre te crees para criticarme, ven y enfréntame ****!
% no necesito enfrentarme contigo, yo solo digo lo que pienso...
% con una ****! No te metas en mi vida ****! Si tanto quieres hablar, hablemos frente a frente en el parque ahora mismo! Y si no te presentas te juró que te busco ****!

Me quedé paralizado, aunque tenía perfectamente claro que "perro que ladra no muerde" , aquellas palabras, salidas directamente de un idiota como lo era Dante, me pusieron en alerta. Aún así, no entré en pánico, lo que hice fue mandar un par de mensajes a Sergio y el resto de mis amigos; y eso porque, aunque no era cobarde, no podía ir a la guerra yo sólo, eso sería muy tonto de mi parte.

Sin más, me dirigí al parque tras asegurarme de que al menos Sergio me acompañaría. Minutos después, iba yo acompañado por mis amigos en dirección al parque aquel de nuestras tantas aventuras, al llegar me percate de que Dante tampoco estaba sólo y me miraba de manera retórica esperando que me acercara.

Una vez que estuvimos frente a frente, ninguno de los dos mencionamos algo al respecto de nuestras compañías, simplemente esperamos a que el otro comenzará la discusión y yo, de hecho, esperé un poco más hasta que el lo hizo.

-Veo que no eres tan niña como pensaba... Aún sabiendo que soy mucho más fuerte que tu, te presentas... Debo entonces aplaudírtelo supongo....
-No necesitas aplaudirme nada, yo tengo palabra y por eso estoy aquí.
-jajaja si en verdad tuvieras palabras ya te habrías largado a la ***** y dejarías en paz a mi mujer!
-Disculpame pero ella no es tu mujer y yo no la he buscado más desde que terminamos, nos hemos encontrado por casualidad un par de ocasiones...
-Jaja! Por favor! No me hagas reír ****! Eso no fue casualidad! Se que la sigues buscando y encima le dijiste que me deje! Pero quien *****! Te crees?!
-Soy su amigo y ese derecho no me lo quitarás aunque seas su novio....así que quizá la haya buscado para saber como estaba....y? Te causa algún problema?
-Pues claro que me causa problemas *****!!! Ella es mi mujer!!
-NO! No lo es! Ella sólo es dueña de si misma! Y tu no puedes evitar que haga lo que crea mejor para ella
- ella hará lo que deba hacer le guste o no! Y tu no tienes porque meterte!
- Me meteré en lo que deba meterme por el bien de cualquiera de mis amigas...te queda claro? O te lo explicó con peras y manzanas?
-A mi me vale **** lo que hagas o no con tus amigas pero Zara es mi novia y ella hará lo que yo diga que haga!
-ya callate! No seas hablador...tu ni siquiera sabes ser novio *****!
-y tu si *****?! Tu eres un ****! Te crees tan macho?! Pues entrale! Defiendete!

Después de ese comentario suyo y de que lanzará el primer golpe dirigido hacia mi cara, tuve a bien responder y, aún sin quererlo así, mi coraje sobresalió, dejando que la fuerza en mis golpes lo aturdiera. Fue entonces cuando sus amigos y los míos que, hasta ese momento nos rodeaban, se empezaron a amenazar unos a otros esperando que nos detuviéramos.

Sergio se puso entre nosotros cuando vio que empecé a debilitarme y estuve al borde del colapso, mi corazón acelerado me imposibilitaba seguir en la pelea. Mis ojos se nublaron después de un último gancho en la mandíbula, Sergio me llamaba desesperado.

Lo último que vi, fue a Sergio tirar un derechazo directo a la cara de Dante que lo tiró al suelo, luego me desmayé....

El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora