Capítulo 116 "Tu te adueñaste de mí"

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Llegué casi volando hasta donde estaba Nallely, retrasado porque el camión había hecho una parada inesperada, miré mi reloj con desesperación y ansioso cruce los dedos para que ella no fuera a molestarse por mi impuntualidad.

Ella estaba de pie afuera de la unidad deportiva mirando hacia ambos costados, fue hasta que estuve a unos metros de distancia, que me di cuenta de que sonreía y me miraba con ojos llenos de alegría, portaba jeans ajustados y una playera color tinto que le acentuaba perfectamente el rostro y sus tenis Nike que no podían faltar, para completar ese vestuario, tan característico de ella.

Me acerqué a ella con paso firme y decidido y la saludé con un beso en la mejilla, luego le comenté que quería hacer de esa salida algo especial para ambos y que por tanto había preparado una sorpresa, la miré sonreír nerviosa y dudar en seguirme el paso pero tomé su mano sin dejarla dudar y comencé a caminar guiándola hacia nuestro destino.

Cuando llegamos a la heladería, aquella en que por vez primera le pedi ser mi novia y me rechazó, se paralizó, la sentí ponerse tensa de pies a cabeza pero no me detuve obligandola a que siguiera avanzando.

Entramos al lugar y sonreí al notar que estaba intacto, mis amigas habían prometido no exagerar y en realidad no habían exagerado, había tan sólo una sencilla mesa decorada con una vela y un par de nieves esperándonos.

Guíe a Nallely hasta aquel sitio y le ofrecí tomar asiento, ella asintió y se sentó en aquella silla frente a la que me senté enseguida. Ella me miró dubitativa mientras yo fingía no estar nervioso por lo que iba a preguntarle y por ello le animé a probar su nieve antes de que se descongelara.

Extrañada pero a la vez emocionada, probó su nieve, al principio hizo gestos graciosos por que al parecer estaba muy ácida, pero luego de comer un segundo bocado su sonrisa regresó un poco más relajada.

Entonces el sonido de una guitarra ambientando el lugar me provocó nerviosismo, vi a César tocando la misma, frente a nosotros a unas mesas de distancia y poco a poco el resto de mis amigos y amigas aparecieron en el lugar.

Comencé a temblar y mis manos sudaban llenas de dudas, intenté darle alguna explicación antes de que ella decidiera irse, pero de mis labios no salió ninguna palabra durante algunos segundos y, sólo lo hicieron para murmurar un pedazo de la canción que Cesar tocaba, Nallely me miró fijamente, prestando atención a mis palabras hasta que me cuestionó.

-Que haces?
-Me gusta esa canción...
-Ahhhh.... Yo no la conozco....que canción es?
-Mmm... Se llama "Tu te adueñaste de mi..." es una canción que de hecho quiero dedicársela a alguien especial para mi....ese alguien eres tu...
-Ejem....si...pues....gracias?
-Sabes Nalle... Desde aquel día en que me dijiste que querías intentar algo conmigo, no he podido dejar de pensar...
-Ujum...
-Bien...bien...sin rodeos.... Yo también quiero intentar algo contigo....Nalle... Hoy...aquí y ahora...en el mismo lugar en que tuvimos nuestra primera cita y me rechazaste....y con nuestros amigos como testigos, quiero saber si te gustaría ser mi.....novia?
-Jaja y todo ese discurso para algo de lo que sabias la respuesta?
- hummm....
-Ya...ya...lo siento...tanta cursilería me...me...

Tomé sus manos entre las mías, sabiendo que estaba nerviosa y que posiblemente en ese momento estaba dudando acerca de su respuesta, la miré directamente a los ojos y me acerqué un poco más, ella sonrió y simplemente asintió.

No tuve que preguntarle de nuevo, sus ojos y su expresión me lo dijeron todo, así que elevé sus manos y dejé un tierno beso en ellas, sintiendo mis manos temblar. Mi corazón agitado lleno de emoción por el suceso, me hizo vibrar de pies a cabeza.

Sonreí el resto de la hora en que estuve a su lado, fuimos incluso a caminar un poco después de escuchar los vítores y aplausos de nuestros amigos. Regresé a casa esa noche por completo feliz, emocionado y cambiado, ella era, a partir de entonces, mi segunda novia, una mujer completamente diferente a Zara, con una forma de ser única, ruda pero tierna, alguien que esperaba, fuera capaz de curar el dolor que sentia mi corazón desde aquel día en que termine con Zara

El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora