Respiraba con dificultad, me dolía el pecho y me sentía muy débil, escuchaba a mí alrededor las voces de mis amigos llamándome e incluso las de mis padres que, supongo habían llegado a auxiliarme en ese preciso momento en que se encontraban cerca y los necesitaba. Lentamente abrí los ojos poco a poco, tratando de recuperarme de aquella caída y, luego los cerré de nuevo porque me sentía tan débil que no los pude mantener abiertos hasta que escuché claramente aquella voz angelical llamándome.
-¡Abre los ojos! ¡Oliver! Te...necesito...
Sabía perfectamente que los labios y la voz de Zara habían pronunciado aquellas palabras, mismas que me acababan de brindar seguridad, confianza y fuerza para respirar abrir los ojos poco a poco mientras recobraba el sentido. Mi sorpresa fue, encontrarme con una escena distinta a la que mi mente me proveía; mi madre estaba hincada detrás de mí y sostenía mi cabeza, mi padre, a un costado mío, me miraba fijamente mientras reaccionaba, en mi otro costado estaba Noemí, llorando cual niña pequeña sosteniendo mi mano cerca de su rostro, acompañada por César.
Frente a mi estaban el resto de mis amigos y amigas, entre ellos estaba Nallely, completamente seria y preocupada, como en shock. Me miraba confusa y sonrió al notar que abrí los ojos y, pese a que su mirada me tranquilizó, no ver a Zara por ningún lado, habiendo escuchado con claridad su voz minutos antes, me hirió más que otra cosa. Desesperado la busqué deseoso de que ella apareciera y calmara mis ansias, cuando la vi dándome la espalda y alejándose hacia la salida del establecimiento, mi corazón ardió, dolió, sangró y, sin darme cuenta, se fortaleció, me hizo sentir vivo, pleno, me recuperé entonces de manera momentánea y la llamé.
-¡ZARA! ¡ZARA! ¡ZARA!
Creí haber gritado lo suficientemente fuerte para que ella regresara y, vi que ella giró asustada, me miró fijamente de aquella arrogante y dura manera que tantas veces le había visto y luego desapareció tras la puerta principal. Mis lágrimas se derramaron sin control alguno, mi cuerpo tembló, todos me miraban, fue entonces cuando Nallely se me acercó y sin decirme nada, absolutamente nada... me abrazó...
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El arte de amarte
Teen FictionEl día que la conocí, sus ojos me miraron desde la distancia y un tenue rubor en sus mejillas se pintó cuando se dio cuenta de que también la miraba, sin embargo no se detuvo y continuó con su suave caminar, ese que acentuaba el movimiento de sus ca...