Capítulo 155 "El día de hoy"

51 3 0
                                    

Pasaron varios años desde que mi primer hijo, Alejandro, nació y a él le siguieron Mayte y Calum, éramos una familia de cinco personas muy bien distribuida, a pesar de que nuestros hijos nacieron uno después del otro.

Hoy, Lea y yo cumplimos 10 años de casados y habíamos decidido ir a celebrar con todos nuestros amigos al parque aquel en donde todas nuestras aventuras surgieron cuando recién nos conocimos; por lo que preparamos todo para un picnic y subimos a la camioneta para irnos.

Alex: oye mamá, que tiene de interesante ese parque? Sólo es un lugar lleno de árboles y bancas, no?
L: bueno si Alex, pero a nosotros nos trae recuerdos de hace más de 10 años, sobre todo a tu padre...
M: recuerdos? Que clase de recuerdos?

Suspiré profundamente, tomé la mano de Lea y la besé mientras ella asentía para que yo pudiera hablar de mis recuerdos sin temor.

O: pues... Allí fue donde conocí el amor por primera vez
M: allí conociste a mamá?
Alex: no, a mamá la conoció en la universidad, dah...
O: Es verdad Alex, en ese parque conocí a Zara...
M: mi madrina Zara fue tu novia?
O: si...lo fue, ella fue mi primera novia
M: wow...
O: pero también conocí a Noemí en ese parque y a César...y allí es donde solíamos ir a jugar fútbol Sergio y yo desde que estábamos chicos.
L: y donde yo jugué fútbol con su papá por primera vez
Alex: genial!
C: y le ganaste a papá?
L: digamos que....si...
O: hey!

Llegamos al parque primero que todos y bajamos a caminar hasta el árbol aquel que seguía tan frondoso como en nuestros tiempos. Nuestros hijos estaban jugando con sus bicicletas cuando empezaron a llegar nuestros amigos, primeramente llegaron Cesar y Noemí, acompañados de su hija Nidia, una pequeña rubia de ojos saltones que miraba atenta a todo su alrededor, luego llego Sergio junto con Mony y el pequeño Jesús, un niño travieso como él solo y juguetón.

Más tarde llegaron Dani y Alonso con Daniel, un niño castaño con ojos del mismo color y que le gustaba hablar mucho, Jimena y Alan con sus pequeños Alma y Alberto, dos niños de 5 y 6 años respectivamente, de cabello negro y ojos castaños que solían pelear con frecuencia, Vero y Freddy con su hijo Victor, quien teniendo ya 4 añitos, se divertía como si tuviera 6 andando de un lado para el otro, también Vania y Bryan con sus hijas Vanessa y Valeria, dos pequeñas de 3 añitos que jugaban con sus muñecas muy alegremente y finalmente llegaron Nallely y Omar con la pequeña Lili, una hermosa niña de 7 años con cabello castaño oscuro casi negro, a quien le gustaba nadar y correr más que cualquier otra cosa.

Estábamos todos platicando y recordando nuestros viejos tiempos mientras los niños jugaban cuando de un momento a otro, el aroma a cereza despertó en mi ese sentimiento de nostalgia por los viejos recuerdos de mi adolescencia obligándome a girar la cabeza hacia atrás de nosotros y sonreír enseguida al notar su inigualable caminar en dirección hacia nosotros, acompañada de una casi adolescente Zuzie que vestía y caminaba al otro lado de su padre con la misma elegancia de su madre.

Z: hola chicos...
D: Zara! Que milagro!
J: vienes de visita?
Adam: si, Zara insistió en venir a la reunión después de visitar a sus padres...
O: que bueno que vinieron...
Zu: Padrino Oli!

Me puse de pie para ir a saludar a mi ahijada y a sus padres, sonreí al verles de nuevo en persona después del bautizó de Mayte, ellos ya no habían regresado a estar con nosotros hasta hoy.

S: Quien quiere jugar fútbol conmigo?
Alex: yo juego!
Mayte: yo también!
Alex: no, tu no...
Mayte: mamá! Alex no me deja jugar!
Calum: yo si puedo?
S: hey...todos pueden jugar conmigo y con su papá...
O: que? Yo? Hace mucho que no juego
S: y? Sólo es fucho...anda... Chicos, juegan?

Rememoramos nuestros juegos de fútbol en compañía de nuestros hijos e hijas, fue divertido estar con ellos y ver como se divertían tanto como nosotros. Cuando me cansé, regresé a sentarme un momento al sitio en donde se encontraban mis amigas platicando de los recientes sucesos, no pude evitar mirar en dirección a Zara y ver su amplia sonrisa mientras recordaba con un poco de amargura lo que viví con ella, poco a poco me quedé sumido en un profundo sueño en el cual imaginé cómo había sido mi vida al lado de Zara si ella no me hubiera engañado o si yo la hubiera perdonado después de hacerlo.

Estuve dormido quizá un par de horas imaginando aquella vida irreal al lado de Zara, escuchando su voz mezclada con la del resto de mis amigas y la de mi esposa, que estaba más cerca de mí, cuando menos acordé, en mi sueño apareció la imagen de aquel recuerdo desalentador que me obligó a romper con el encanto. La mirada fría y altiva de Zara me dolió al verla reflejada en mi propia pesadilla y volver a sentir el dolor que alguna vez sentí; de repente comencé a sentirme exaltado, con un fuerte dolor en el pecho y sudando, escuché el llamado de Lea y Noemí que me pedían casi a gritos que despertara... pero sentía un sueño muy pesado...no podía abrir los ojos así que me rendí...








El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora