EPÍLOGO

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Curiosamente la vida nos pone en el camino a las personas que pueden cambiar nuestra realidad con una simple mirada o una palabra y, en mi caso, sucedió más de un vez con más de una persona, pero ninguna fue como ella. Cuando la conocí, era yo sólo un tonto adolescente preocupado por lo que me deparaba la vida, pero una cosa les puedo decir gracias a ella me convertí en artista, gracias a ella mi poesía se plasmó en dibujos y gracias a ella comencé a sentir.  

Zara, se convirtió en mi obsesión desde el primer instante en que la conocí, su figura y su forma de ser se metieron dentro de mi ser y se aferraron a mi impidiéndome ver cualquier otra realidad que no fuera ella, ante mis ojos, ella sólo era perfección física y psicológicamente no veían en ella defecto alguno que pudiera evitar que yo estuviera a su lado por el resto de mis días. 

Mi primer amor, una completa ilusión, ella era maravillosa pero de ser mi heroína, se convirtió en la villana que destruyó mi corazón, con un simple acto de infidelidad. Algunos dicen que está bien perdonar y seguir adelante, pero yo no pude olvidar su traición a pesar de que quería quedarme con su lado bueno y dulce, el dolor y sufrimiento que me causó de un momento a otro al engañarme pudo más que el amor que le profesaba y simplemente me juré olvidarla...

Fue muy duro y doloroso el camino del olvido, me quebré y deseé que me tragara la tierra, conocí a Nallely, una hermosa y alegre chica que me ayudó a recuperar el camino, alguien que me gustó por ser fuerte y no dejarse humillar por nadie, una mujer decidida ante las adversidades y muy difícil de conquistar, a ella quise entregar mi corazón después de mi ruptura con Zara; pero en el destino no estaba escrito que fuéramos algo mas, lo nuestro fue algo pasajero que únicamente me ayudó a recuperar la confianza en mi mismo y ver que quizá alguien más sería la indicada para mi y sólo era cuestión de atreverme a amar a otra persona además de Zara.

Entre mi fuerte confusión y deseo de seguir adelante, mi pequeña mejor amiga, Noemí, fue quien logró ponerme de cabeza por un momento, su dulzura y la capacidad de entenderme como nadie más lo hacía me cautivaron todos los sentidos llevándome a creer que ella era la indicada para mi a pesar de tener novio y es que más de alguno de mis amigos insistía en que éramos la pareja perfecta por tener gustos similares y comprender la torpeza del otro en cualquier situación. 

La alegría de Noemí y la conexión que tuve con ella desde el primer momento en que la conocí me sorprendieron y me hicieron dudar, cuando creí que ya todo estaba perdido. Pero nunca me declaré, al menos no personalmente, porque algo me decía que hacerlo no era lo correcto a pesar de todo y cuando creí que ya nada sentía por ella, ella llegó a mi llorando y me confesó que estaba tan confundida como yo obligándome a dudar una vez más. Pero no, el destino ya estaba escrito en su vida al lado de César y en la mía al lado de alguien más.

Afortunadamente no tuve que esperar demasiado antes de que Lea entrara a mi vida, era una chica hermosa, física y psicológicamente era única, tenía una forma de ser auténticas que me cautivaron los sentidos y se adhirió a mi corazón discretamente, sin que me diera cuenta como una amiga más en mi trayecto de vida, su lealtad, sinceridad y sus atenciones hacia mi, provocaron que poco a poco mi forma de verla se acercara más a la de algo más que amigos. 

Pero antes de que aquello sucediera, tuve que caer y levantarme varias veces más a causa de Zara, Nallely e incluso de Noemí, tuve que abrirme a Lea para confesarle lo que había vivido con ellas tres y herirla sin saberlo al seguir esperando a que Zara regresara a mi hasta darme cuenta de que Lea era a quien realmente había estado esperando. Tener gustos similares como el arte y el fútbol nos unieron sin que nadie pudiera evitarlo y de la noche a la mañana me encontraba riendo a su lado sin que mi corazón doliera, sin sufrir por un amor imposible y de pronto  me declaré, sabiendo que ella era la indicada para estar a mi lado, aunque no me explicaba la razón. Y así, gracias a ella aprendí el verdadero significado del amor y volví a confiar, a creer, a amar y a vivir...

Bastaron unos años para darme cuenta de que amar no requiere demasiada ciencia, pero si una fórmula, tal y como me lo dijo aquella vez mi esposa Lea, hacer pequeños cambios y hacer feliz al otro, día con día;así fue como viví a partir de entonces, amándola a ella, a mis hijos, a mis padres y al resto de mis amigos y amigas, me olvidé de los errores de Zara y aprendí a verla como una amiga más sin temor a caer de nuevo en sus redes... 

El arte, mi cómplice desde la adolescencia me siguió por el resto de mi vida, en todos aquellos cuadernos de dibujos que una vez que Noemí, la artista, tuviera a bien publicar sin que yo supiera como muestra de mi gran talento, en una galería donde mis dibujos causaron gran sensación. 

Mis hijos, crecieron poco a poco con el impulso de Lea, mi esposa y el mío, hasta formarlos como seres humanos de bien, mis amigos y amigas, de igual modo se dedicaron a cuidar de sus hijos hasta que fue el momento de soltar sus alas para que volaran solos por el largo camino de sus vidas. Poco podíamos hacer mientras ellos crecían, más allá de escucharlos y aconsejarlos, mi felicidad  se vio reflejada día con día en compañía de todos los seres que me deban alegría.

Hoy me confieso culpable de haber sido víctima del enamoramiento a primera vista y de caer más de una vez en menos de cinco años, pero eso no me detuvo para encontrar al amor de mi vida. Ahora sé perfectamente que el verdadero amor se encuentra esperando cerca de nosotros, incluso más de lo que creemos y no tenemos que forzar nada, es algo que llegará tarde o temprano si está escrito en tu destino...Porque realmente Amar es un arte y todo es cuestión de esperar y aprender a amar...



El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora