Capítulo 71 "No podemos regresar"

56 5 0
                                    

Cuando Zara y yo reaccionamos del paso de las horas en aquella posición, hasta que el cuarto oscureció dejándonos casi en penumbra por no haber encendido la luz por la tarde, sólo entonces notamos que nuestros cuerpos se habían entumido por haberse quedado tanto tiempo en esa posición. Ella aún seguía sollozando en silencio y yo, simplemente me quedé escuchando su lamento y sintiendo su abatimiento en mis hombros.

Nos separamos poco a poco, ella tenía la mirada caída y yo, tomé su barbilla con mi mano para intentar ver sus hermosos ojos y entender lo que le sucedía. Aun habiendo escuchado de su boca que me había engañado, yo no podía pensar en que aquello pudiera ser verdad; no podía imaginar a mi musa, a mi ideal perfecto de amor rompiendo mi corazón de esa cruel manera. Hasta no ver no creer, me repetí en silencio a mí mismo mientras intentaba ver sus ojos temblorosos.

-¿Zara? ¿Te encuentras bien?
-Oli...no... Oli...no te preocupes por mi... no valgo la pena...
-¡Basta! No digas eso... eres alguien muy importante para mí.
-No...no... no... basta...detente...para...
-¿Zara?

Ella cayó de rodillas cubriendo su cara con ambas manos y llorando nuevamente lágrimas de dolor, mismas que clavaban estacas en mi corazón con cada caída.

-Perdón Oli...perdóname...te lo ruego...perdóname...te lo suplico...
-¡Zara no! ¡No hagas eso! ¡Párate! Yo no soy nadie tan importante para que te arrodilles y supliques...aunque hayas hecho algo tan vil y barato... no haré que ruegues.

Su mirada y sus palabras, suplicantes ambas, me herían más cada vez, pensando a cada segundo que su engaño no había sido solamente de unas horas... dejé volar a mi imaginación tratando de descifrar lo que sucedía y me arrepentí al instante, por lo que borré las imágenes de mi mente y volví a aquella escena que se me presentaba frente a los ojos... una Zara completamente derrumbada a mis pies, llorando amargamente por algo que yo ni siquiera estaba seguro de que era cierto, pero... no podía seguir mintiéndome a mí mismo... si era tanta su tristeza, entonces era verdad...

Repentinamente su cara de dolor y tristeza cambió por una de resignación, se limpió las lágrimas y se puso de pie. Me miró fijamente a los ojos antes de terminar de hacerme su confesión.

-¿Acaso no me crees?
-Te creo si dices que es verdad.
-¿Acaso no me odias?
-No podría odiarte jamás.
-¿Acaso no estas curioso por saber de lo que hablo?
-Oh...si...lo estoy... y.... creo en tu palabra, así que dime...que más has venido a decirme...hazlo ya... acaba con todo este sufrimiento que te estas provocando y que me estas transfiriendo.
-Y...y...yo... salí con alguien más...ese...alguien es...
-No...no me digas nombres...
-Lo... be...sé...y...me...con...fun...dió... por...eso...me....ale...jé...
-Bien...
-Eras mi novio y no... No quería fallarte...
-Entiendo... ¿algo más que debas decirme?
-Te....necesito...

Las dos palabras más duras de escuchar cuando una relación está rota casi por completo, estar inseguro de si me lo decía de corazón o no... era esa la primera vez que me dolía tanto escuchar sus palabras, ni siquiera verla indiferente o molesta o alejada de mi me había herido tanto como lo hacían esas dos palabras en ese instante. Sus ojos me miraban inclementes, ya no suplicaban, exigían que dijera algo, pero no sabía que debía decir.

-Oli?
-No...ya no... te amo incondicionalmente pero ya no...
-¿No qué?
-Ya no podemos regresar. Se acabó...

Ella rompió de nuevo en llanto suplicante, pidiendo perdón con los ojos, palabras y arrodillándose, yo simplemente le di la espalda... Por mucho que la amara, no podía tolerar que me pisoteara saliendo con otro y dudando de mí, eso no... ella acababa de romper mi corazón en miles de pedazos y ¿esperaba reconstruirlos con una mirada? No...ya no... ahora, era tiempo de que si de verdad me quería, me lo demostrara... Yo ya había sufrido lo suficiente por su culpa, ahora... ella tenía que verme indiferente, fuerte y capaz de vivir sin ella y, costara lo que me costara...lo iba a lograr...


El arte de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora