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No tenía ni idea de lo que se refería el verano en Noruega con mis padres. Es cierto que estuve con ellos cuando tenía seis años. Pero no recuerdo a nadie llamado Rubén. Me quedé casi todo el mediodía pensando en Noruega. Lástima que no tenía a mis padres para preguntarles que fue lo que pasó.

Ahora son casi las nueve de la noche, y como cada sábado, no tenía nada que hacer. Revisé todas mis redes sociales echada en mi cama, hasta que me llegó un mensaje de Samuel. En él ponía que si quería salir con el esta noche.

Me lo pensé por un largo rato. Y después de lo que le hizo Rubén a Samuel tenía miedo de que se lo volviera hacer, así que le respondí un no. Tal vez había sonado borde, pero no sería nada extraño. Normalmente soy así con todo el mundo. Me eché en mi cama mirando hacia el techo. Cerré los ojos y los vi. Esos ojos color verde. Los abrí rápidamente.

¿Por qué piensas en él?

Me levanté de la cama y decidí hacerme algo de cenar y a dormir.

A la mañana siguiente tampoco tenía que trabajar, por lo tanto otro día sin hacer nada.

Que patética es mi vida.

Me cogí una manzana y me la comí viendo la tele. Mi móvil sonó.

—Samantha, ¿qué tal?

—Oh, hola. —lo había cogido rápidamente y no me había percatado de quien era. —Ahí voy.

—Parece que alguien no se despertó de muy buen humor. —resoplé, odiaba que me dijeran eso, me ponían aun mas de mal humor.

—¿Qué quieres Blair?

—Te iba a invitar con unos amigos a un partido de fútbol pero si no quieres puedo decírselo a Carmen.

—Pero si no te cae bien Carmen. —negué con la cabeza riendo. —Está bien , iré. Pero no intentes engancharme con nadie que te conozco.

—¡Genial! A las siete y media pasaremos Samuel y yo a por ti.

—Esta bien, adiós. — dejé que dijera ella un adiós y colgué la llamada.

Suspiré.

Al menos ya tenía algo que hacer.

Se me pasó la tarde lentísima, a las seis y media comencé a arreglarme y ahora son las siete y ya estoy lista. Ahora solo me queda esperar a que Blair venga a por mi. Solo espero que no intente engancharme con ningún chico. El timbre de casa sonó, fui corriendo hasta la puerta y la abrí. Me encontré con Samuel y Blair a su lado. 

 —¡Hola!— dijeron al unísono los dos. Después se miraron y se echaron a reír. Sonreí. —¿Estás lista? — preguntó amablemente Samuel mirándome de arriba abajo con una sonrisa. Le devolví la sonrisa. 

Blair me cogió de la mano y me tiró hacia fuera del piso

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Blair me cogió de la mano y me tiró hacia fuera del piso.

Hoy no había tenido ningún mensaje de Rubén o algo por el estilo, cosa que me alegraba enormemente.

—No sabía que te gustaba el fútbol, Samantha. —dijo Samuel mientras nos dirigimos hacia el coche.

—Y no me gusta. —ambos nos reímos.

Cuando llegamos al coche vi que había otra cabecilla más en el asiento del conductor, lo que eso suponía que Blair iba con ese chico. Por tanto, yo estaría con Samuel. ¿Esto es acaso una doble cita? Ya me estaba arrepintiendo de haber aceptado. Llegamos al coche y como había previsto, Blair estaba con el chico que no sabía en el asiento del copiloto y yo estaba detrás junto con Samuel. Miré por los alrededores para ver si estaba Rubén. Tenía miedo de que me viera montándome en un coche junto con Samuel. No quiero que le haga nada.

Una vez inspeccionado que no había nadie, me subí al coche.

—¿Buscabas a alguien?— preguntó Samuel abrochándose el cinturón. Negué con la cabeza.

El chico, que era el conductor, carraspeo y comenzó a hablar.

—Soy Miguel, aunque todos me llaman Mangel. —vaya nombre más raro.

—Samantha.

—¿Te puedo llamar Sam? —y otra vez ese sentimiento al recordar a mis padres. Odiaba que me dijeran Sam porque siempre me hacía recordar a ellos. Negué con la cabeza y me abroché el cinturón.

El móvil me vibró y deseé con todas mis fuerzas que no fuera Rubén.

Así que te vas con amigos... Muy bien. Tendré que ir a ese partido de fútbol. ;)
Rubén.

Maldije por dentro una y otra vez. ¿Por qué siempre tiene que estar en todos lados? ¿Por qué siempre estaba en cualquier lado donde yo estuviera?

Sentía muchas ganas de saber quien era Rubén pero cada vez me estaba dando mas miedo.

Me estremecí en el asiento y parece ser que Samuel se dio cuenta de esto. Puso su mano en mi pierna y dijo:

—¿Estas bien?

—¡Todo genial!— fingí una sonrisa y dirigí mi mirada hasta la ventana.

Un poco cacuten pero bueno. En el próximo va a pasar una cosa muy, muy guay. Bueno o no se si en el cap. 12 o 13 jajajaja.
Muchas, muchas, muchas gracias por todos los votos y comentarios, no sabéis lo feliz que me hace y lo que me anima a seguir con la historia. Sois geniales de verdad.
Espero que os haya gustado.
¿Qué os  parece que ponga gifs en algunas partes? :)
Os quiero. ♥

Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora