Me quedé paralizada. Rubén tenía sus ojos llenos de lágrimas amenazando con salir y recorrer todo su rostro. Por unos segundos vi como Rubén, el verdadero Rubén, me suplicaba. Me suplicaba que lo hiciera. Que cogiera la pistola y apretara el gatillo en este mismo instante. Sabía que el Rubén del cual me había enamorado estaba ahí, muy en su interior, pero estaba. Deseando que el nuevo Rubén no me hiciera daño y que por fin pudiera estar a salvo.
Sabía que tenía que hacerlo, mi cabeza me ordenaba que lo hiciera. Tan solo tenía que alargar la mano a mi derecha y apretar el gatillo. Pero mi corazón decía todo lo contrario. Mi corazón aún se negaba a vivir en un mundo donde Rubén no estuviera. Aún sabiendo lo roto y herido que estaba mi corazón, seguía eligiendo a Rubén a toda costa.
-Tienes que hacerlo, Sam... Por favor... - eran pequeños los momentos en los que Rubén salia a la luz. Este estaba siendo uno de ellos porque sabía perfectamente que el otro Rubén jamás me diría eso.
-No puedo... - no paraba de repetir entre lágrimas.
En unos segundos, Rubén agarró la pistola y sentí como mi respiración se paraba. ¿Lo iba hacer él? ¿había vuelto a desaparecer Rubén? ¿Iba a morir? Pero pasó todo lo contrario, la pistola la situó en mis manos. Apretó con fuerza mis manos y tan solo asintió mirándome a los ojos. Volvía a suplicarme que lo hiciera, que lo matara, con sus ojos. Miré la pistola con mis manos.
Siempre me había preguntado cómo me sentiría si cogiese un arma como una pistola. Ahora lo sabía. Sentía poder, como si los papeles se hubieran invertido, como si ahora nadie pudiera hacerme daño. Sentía furia porque una parte de mi quería apretar el gatillo. Sentía miedo. Miedo de perderle, miedo de volverme loca si me quedaba con él, miedo de no poder sobrevivir sin él, miedo de él.
-Te quiero. - me acarició por última vez mi mejilla. -Fuiste mi pequeño ángel de pequeño, me diste vida aquellos días que jugaste conmigo bajo la nieve. Me sentí eufórico porque por fin sentía que le gustaba a alguien, que alguien más me quería. Cuando me regalaste aquel colgante me sentí el niño más feliz del mundo, -se rió recordando aquel recuerdo mientras las lágrimas descendían por su rostro. Yo también sonreí al acordarme. -Nunca me he merecido a alguien como tu. Te he roto una y otra vez, sin parar. He sido tan egoísta contigo, mi pequeño ángel- cerré los ojos al sentir el contacto de sus manos en mi piel. -Tan egoísta... -susurró.
Abrí los ojos y me acerqué lentamente a él. Rocé nuestros labios por última vez. Fue un pequeño roce pero fue suficiente.
-Te quiero. - nuestros rostros tan solo estaban separados por unos centímetros. Alcé mi mano derecha donde sujetaba la pistola. La coloqué debajo de su barbilla. Junté nuestras frentes. -Recuérdalo siempre, te quiero.
-Te quiero. -repitió una vez más. Me besó rápidamente. Nuestros labios estaban salados debido a las lágrimas que no paraban de caer.
Y justo cuando estaba apunto de apretar el gatillo, la puerta de la cabaña se abrió de repente.
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Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDO
FanfictionDonde Rubén Doblas es un posesivo y Samantha Jones cada vez tiene más miedo de él. «Como vea que te mira más de esa manera le mato»