Ya ha pasado una semana desde que recibí aquel mensaje, desde entonces no he recibido nada más fuera de lo normal. Por lo que me he olvidado del tema por completo, quiero llegar a creer que probablemente haya sido un error de una persona que estuviera muy aburrida en ese momento. Descarté la idea de que se tratara de algún amigo gastando una broma pesada pues no es que fuera precisamente una chica con muchas amistades. Además, ¿quién hace bromas de ese tipo? En definitiva, intento seguir con mi vida como siempre. Tanto que sin darme cuenta ya había acabado el turno del día, por fín era libre.
Estaba totalmente agotada, no tenía ganas de nada, solo de llegar a casa, ducharme y echarme a la cama a domir diez horas seguidas. Además, me sentía animada ya que mañana tenía el dia libre. No puedo quejarme de mi vida. Sí, a veces llevo una vida muy solitaria. Pero estoy tranquila, me encuntro bien, me gusta mi soledad y lo que es más importante: me encuentro bastante estable económicamente.
Y ya rumbo a casa. Después de lo que suceció la semana pasada, cojo otro camino para llegar a casa. No porque me diera miedo realemente, sino que también siempre era un camino muy solitario. Y, ¿para qué arriesgarse?
Pensé en Samuel, en la de veces que me decía que el me acompañaba a casa. Y la de veces que he rechazado su oferta. La verdad que jefes como él no te lo encuentras todos los días, es muy joven, alto, moreno de ojos marrones, incluso se podría decir que es bastante atractivo. Muy musculoso, en fin, un hombre hecho y derecho. Laura, mi compañera de trabajo, dice que está pillado por mi y que por eso me trata de esa forma. No digo que mi jefe tenga favoritos pero si es verdad que conmigo se comporta diferente al resto. Y ha decir verdad, no me molesta en absoluto.
Ya estoy en casa, antes de dejar las cosas en el recibidor, mi móvil empezó a sonar. Fruncí el ceño, no estaba acostumbrada a que me llamaran por teléfono, ya que casi todo el mundo hoy en día utiliza WhatsApp. Miré la pantalla del móvil, me sorprendió ver el número del restaurante.
—Sam, ¿estás en casa ya? Dime qué no, por favor. —sonreí al escuchar la voz de Samuel.
—Samuel, lamento decirte esto pero, estoy en casa. —respondió con un grito agudo y ambos nos reímos. —No me digas que Laura no sabe cerrar el restaurante porque ahora sí que la mato. —Samuel se rió más fuerte y escuché la voz de Laura por el otro lado diciendo algo, seguramente quejándose, odiaba el cierre.
—No, no era eso, aunque a Laura le encantaría que estuvieras aquí, "¡y que lo digas!"— se escuchó la voz de fondo de Laura, sonreí. —No, simplemente era por si querías que nos tomáramos unas cervezas. Pero si ya estás en casa, no pasa nada, no te preocupes. Siento molestarte, descansa anda. —lo noté nervioso, estaba a punto de contestarle pero ya me había colgado.
Automáticamente fui hasta nuestro chat de WhatsApp y comencé a escribir: "me has colgado, bobo. Te parece que vayamos mañana?". Y no tardó más de un minuto en responder que estaría encantado de tomar algo mañana. ¿Salir con Samuel? Puede ser divertido, a ver en el trabajo siempre tenemos muy buen rollo. Me alegra los turnos, estamos bromeando constantemente. Además, no sería la primera vez que me tomaría una cerveza con él. Muchas veces hemos salido después de trabajar con más compañeros de trabajo. Pero esta vez íbamos a ser los dos solos.
Me di cuenta de que me estaba poniendo nerviosa sin sentido. Se trata de Samuel, mi jefe, no significaba nada.
Dejé el móvil en el sofá, sacudí la cabeza. No le iba a dar más importancia de la necesaria. Me dirigí a la cocina, se me había olvidado sacar la basura. Así que, antes de descansar ya por fin, agarré la bolsa de basura y me dirigí hasta el contenedor más cercano que tengo.
En la acera de en frente había un hombre, parado, apoyado en la pared de un bloque de pisos. Viste todo de negro, con una chupa de cuero y una sudadera debajo, con la capucha en la cabeza. Se acaba de encender un cigarro. No me dejaba de ver. Me incomodó de inmediato. Tiré la basura y fui con paso rápido hasta el portal de casa. Lo miré por última vez, seguía igual, con la misma pose, con el cigarro en la boca. Era extrañamente atractivo a la par que transmitía peligro por todos lados.
Abrí rápidamente, cuanto antes estuviera en casa mejor. Nada más llegar, cerré la puerta con llave. Me sobresalté cuando se encendió la pantalla del móvil indicándome de que me había llegado un mensaje.
En mi mente se vino la imagen de Samuel o Laura, pero mi cara cambió por completo cuando vi que se trataba nuevamente de un sms. Lo abrí con miedo, esto ya estaba siendo muy extraño. Primero aquel hombre mirándome fijamente y ahora otro mensaje de estos.
"Me encanta verte llegar a casa todos los días, nena. Y más me encanta que nunca vengas acompañada, no sabes el daño que me haría si te viera con alguien que no fuera yo. Eres solo mía, Samantha. Mía."
Se me heló la sangre por completo. ¿Esto era una broma? No, no podía serlo. Nadie haría una broma de este tipo, se trata de un tema muy serio. ¿Se trata de alguien que me está acosando? Pero no tendría sentido, aunque todo indica que sí. Apenas conocía a nadie, mucho menos tenía admiradores y muchísimo menos acosadores. ¿Tendría que ir a la policía? ¿Se lo contaba a Laura? ¿Debería responder?
No me di cuenta hasta que mis piernas fallaron que estaba temblando. Temblando de miedo. Jamás me había pasado esto. Releí el mensaje, ese tipo sabe donde vivo.
Sabe donde vivo.
Tengo que ir a la policía, eso es un asunto muy grave.
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Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDO
FanfikceDonde Rubén Doblas es un posesivo y Samantha Jones cada vez tiene más miedo de él. «Como vea que te mira más de esa manera le mato»