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Esperé unos minutos a Rubén en la cocina. Yo ya me había terminado mi sandwich y Rubén aún no había venido a por el suyo. Decidí ir a su cuarto para ver que era lo que pasaba. La puerta estaba cerrada, por lo que fruncí el ceño. Dudé en si debía llamar o entrar directamente. No sabía como podía reaccionar Rubén. Di un leve golpecito  la puerta. No escuché nada así que opté por entrar directamente. Al entrar no me esperaba encontrarme a Rubén, con sus piernas encogidas y sus manos agarrando sus piernas y con la cabeza entre sus piernas. No se había dado cuenta de que estaba ahí. Me acerqué lentamente a él, sin hacer mucho ruido. Me senté en frente de él y coloqué una mano en su hombro.

-¿Qué pasa Rubén?- susurré. Escuché un sollozo por su parte. -Sabes que estoy contigo, puedes contarme amor.- Él negó con la cabeza. 

-No vas a estar conmigo cuanto te cuente la verdad y eso me parte el corazón y no se si podré vivir con ello. - aún no había levantado cabeza y yo ya estaba nerviosa porque no sabía a qué verdad se refería y no sabía si quería saberla.

-Sea lo que sea voy a estar contigo.- aseguré. Rubén me miró y se rió irónicamente.

-No lo entiendes Samantha.- se levantó de la cama y le seguí con la mirada.- Lo hice. Samantha, lo hice. ¡Lo hice joder!- se deslizó por la pared tirándose del pelo. Estaba asustada, nerviosa y no entendía nada. Me levanté de la cama y me puse en frente de él. Me arrodillé. Me miró a los ojos, los suyos estaban rojos de haber estado llorando. Sus mejillas coloradas.

-¿De qué hablas?- pregunté con miedo.

-Maté a tus padres.- no apartó la mirada ni un segundo de mi. Me fui levantando poco a poco. 

No podía decir ni una palabra, me había quedado paralizada. No sabía como reaccionar. Había vivido este momento una vez y otra vez, se volvía a repetir la misma pesadilla. Y ésta era mucho peor que la primera. Escucharlo de su boca... Era imposible. No, nada esto estaba siendo real.

-N-no... N-no, es imposible.- me decía a mi misma. Rubén se levantó tan rápido que ni si quiera me di cuenta. Me agarró de la muñeca fuertemente, pero no me hacía esto daño. Más dolía lo que acababa de decir. 

-Maté a tus padres Samantha.- dijo de nuevo. Con su otra mano libre me agarró de la cara para que lo mirara. -Yo los maté.- volvió a decir. Quería que parara. Que no lo dijera mas veces porque cada vez que lo decía mas me dolía.

Mis lágrimas estaban a punto de salir. Rubén había parado de llorar, pero sus ojos aun seguían rojos e hinchados. Las venas de sus manos estaban que parecía que iban a explotar como siguiera apretando mi muñeca, se le notaban bajo la tinta de su tatuaje. Daba miedo como miraban sus ojos a los mios. Estaba lleno de furia, de miedo... Quería salir de aquí. Necesitaba alejarme de él.

-Me estas haciendo daño.- pronuncié. Mis lágrimas habían comenzado a caer, como si de una cascada se tratase. No podía para de llorar. Tenía miedo. Miedo porque conocía a Rubén.

—No puedo permitirme hacerte mas daño. Tengo que desaparecer de tu vida. —lo dijo en un tono serio, con la voz ronca y muy cerca de mi. Ahora mismo quería correr y alejarme todo lo que pudiese de él.

Había sido una tonta al pensar que él no había echo tal cosa. Que él jamas me hubiese echo daño de esa manera. Nunca creí que podría ser capaz de enamorarme para después decirme que mato a mis padres. No lo podia odiar, estaba enamorada de él, y eso me hacía mas daño aún. Me había estado preguntado toda mi vida el por qué, por qué una persona había sido capaz de estrellarse con otro coche. Me había estado preguntando porque alguien habría querido matar a mis padres de esa manera tan fea.

—Sueltame. —dije en un hilo de hoz.

Esto no podía perdonarselo. Lo había echo muchas veces y esta vez no iba a pasar de nuevo. Se trataban de mis padres, de mis dos grandes pilares, las dos personas que mas he querido en este mundo. Por mucho que quisiera a Rubén, esto me superaba.

—Si te dejo ir, te iras para siempre y no volverás. —juntó nuestras frentes. Sentí un gran dolor en el pecho. —Pero tengo que dejarte ir, tengo que protegerte. Se lo prometí a tus padres Samantha, y juro por todo que cumpliré mi promesa. Y si para cumplirla te tengo que dejar ir, lo haré.

—Confié en ti. En aquel edificio, confié en ti. Te defendí. Nunca pensé que fuiste tu. —me separé de él, aunque me siguiera cogiendo de la muñeca. —¡Eres un maldito cobarde!—le di un golpe con mi mano que tenia libre. —¡Eres un mentiroso! —otro mas. —¡Confié en ti, hijo de puta! —me solté de su agarre y le pegué un empujón. —Y por tu culpa ellos están muerto. Todo por tu culpa, Rubén. —me seque las lágrimas. —Me has mentido todo este puto tiempo. Me hiciste creer que me querías de verdad, hiciste que me enamorara de ti. —caminé hasta la puerta, la abrí y miré a Rubén una última vez. Estaba de espaldas a mi. —No te quiero volver a ver jamás. —y cerré de un portazo con un gran dolor en el pecho y mi corazón echo trizas.

Valeee, he subido una nota esta tarde diciendo que no podría subir y bla, bla, bla. Pero resulta que al final me voy mañana a la noche, así que por todo estos días que no he subido, os dejo con este capitulo de aquí y mañana os subo otro. Y la semana que viene pues el miércoles como ya he dicho en la nota. Espero, de verdad, que os haya gustado y que no me matéis jajajajaja. Comentad y votad, pls.

Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora