¿Cómo debía actuar? Cuando miraba a los ojos a Rubén y veía tanto dolor, me dolía. Sus ojos irradiaban miedo, tristeza, furia... Y sabía que Rubén se sentía tan jodidamente mal que no era capaz de hacer algo para intentar ayudarlo. Mi corazón quería que lo ayudara, que le cogiera ahora mismo del brazo y lo sacara de aquí fuera como fuese. Pero mi cuerpo no reaccionaba, no reaccionaba porque aquella parte del Rubén bueno, aquella parte de mi ángel, había desaparecido y solo quedaban sus demonios con el control de él. Tenía miedo, ¡claro que tenía miedo! Estaría jodidamente loca si no lo tuviera. Y creo que eso era una de las miles razones por las que mi cuerpo no reaccionaba. No sabía si gritar para que la chica que estaba en la puerta tras de mi viniera a por mi y me sacara ahora mismo de aquí. No sabía si quedarme con él a esperar a saber qué. Pero tenía clara una cosa, lo quería. Con o sin demonios, con miedo o sin él, lo quería muchísimo. Y había sido una completa tonta al no darme cuenta de ello antes. Pero no podía cambiar el pasado ni mis acciones y elecciones en él.
Las lágrimas descendían por todo el rostro de Rubén. Sus nudillos estaba llenos de grietas y ensangrentados, aún seguía sujetándome las manos. Aún dolía. Pero el dolor físico no me importaba, de hecho lo prefería al dolor que estaba sintiendo ahora mismo en mi interior. Lo prefería al saber el dolor que sentía al ver a Rubén convertido en lo que es ahora. Aparté la mirada de el porque no podía verle más llorar. Él fue soltándome poco a poco, sentía como el dolor de mis brazos desaparecía. Se alejaba de mi. Yo me di media vuelta dispuesta a salir de allí pero no sin antes pronunciar unas palabras.
-Te voy a sacar de aquí.
Claro que lo iba a ser, no me hacía falta pensarlo o no. Porque lo quería y no quería verlo más sufrir de la manera que estaba sufriendo. Porque él se merecía ser feliz, ambos nos lo merecíamos. Cerré la puerta tras de mí y respiré hondo. La chica que me había acompañado aquí estaba sentada en el suelo de la pared de enfrente. Nada más verme se levantó corriendo hasta mi.
-¿Estás bien? ¿Te ha echo daño?- dijo examinándome y parándose en las marcas de mi cuello. Asentí con la cabeza y me sequé las lágrimas.
-Tengo que sacarlo de aquí sea como sea.
-No tenemos tiempo, los guardas están rondando por aquí y ya mismo vendrá una enfermera a darle un calmante a Rubén.
-¿Qué? No puedo dejar que le droguen con más porquerías. ¡Eso nada más que está haciendo que empeore!
-Lo se, pero no podemos hacer nada. Si se enteran que las dos estamos aquí se nos cae el pelo. Tenemos que pensar bien las cosas, esto no es ninguna tontería Samantha.
Resoplé. Estaba harta de esto. Solamente quería que esta pesadilla se acabase de una vez por todas.
-Vente a mi casa esta noche, pensaremos en un plan. No lo podemos hacer solas, necesitamos ayuda. - dijo susurrándome.
-¿Ayuda para qué?- ambas quedamos petrificadas en el sitio. Esto no podía estar pasando. No ahora, por favor. No quería pensar en las cosas que le podrían hacer después de esto a Rubén, pero no me paraban de llegar como imágenes a mi mente de todas las atrocidades que le podrían hacer. Ni si quiera me importaba lo que me podría pasar a mi ahora. Mi mente solo tenía una persona. Y esa era Rubén. El guarda, que era el mismo que me paró el otro día en el aparcamiento, carraspeó para que alguna de las dos contestara. Ninguna de las dos sabíamos que decir. -Vaya, parece que no habláis... -me miró directamente a los ojos. Como aquella vez en el aparcamiento. -¿Dónde se ha quedado su valentía, Samantha?
-Tenemos que irnos.- fue lo único que dije. Agarré de la mano a la chica, que aún no sabía su nombre, y empezamos a caminar por el pasillo de antes. No sabía que estaba esperando que pasara, pero de lo único que creía que iba a pasar era de que aquel policía nos dejara marcharnos así como así. Sin hacer ninguna pregunta más.
Cuando estábamos a punto de salir por la puerta, toda mi esperanza desvaneció por que aquel policía nos esperaba en la puerta de salida.
-Dije que para qué queríais ayuda. - miré a la chica que estaba a mi lado. Estaba a punto de abrir la boca para contarle todo cuando ella se me adelantó.
-Necesito a Samantha para que me ayude con unos papeles. Eso es todo, ahora si me disculpa, tenemos que ponernos a ello.
-Vamos, no soy estúpido Clarie, sé que la has estado ayudando todo este tiempo. Ayer os escuché.- mi rostro palideció. - Pero tranquilas, no os voy a hacer nada. De echo, os voy ayudar. Pero me tenéis que tener al tanto de todo.
-¿Por qué nos ibas a ayudar?- estaba tan sorprendida como Clarie, ahora mismo.
-Porque te dije que me resultabas muy interesante Samantha y eres la única persona que he conocido que se la ha jugado tanto por alguien. Sin importar las consecuencias. Quiero ayudarte. -dijo bastante serio, jamás pensaba que él fuera a ser así.- Además, odio ver a las chicas llorar.- sonrió. No hice nada, ni si quiera pestañeé. Como yo no decía nada fue Clarie quien le agradeció lo que hacía. Pero yo simplemente no me podía fiar cien por ciento de él. Había algo que no me convencía.
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Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDO
FanfictionDonde Rubén Doblas es un posesivo y Samantha Jones cada vez tiene más miedo de él. «Como vea que te mira más de esa manera le mato»