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No había sabido nada más de Rubén en todo el día. Y no sabía si eso me gustaba o no. Dejé de pensar en Rubén y fui a darme una ducha rápida, mañana es lunes y tenía que trabajar. A parte me esperaba una buena por parte de Blair y Samuel. Al salir de la ducha decidí ir a ver una película. Decidí por Los juegos del hambre pero a la mitad ya me estaba durmiendo. Al día siguiente, me levanté en el sofá con una manta puesta sobre mi que no recordaba habérmela echado. Parpadeé varias veces ya que aún estaba medio dormida y un olor a tortitas se hizo presente en los fosas nasales. Me asusté. Había alguien en el piso. Me levanté sin hacer ruido y cogí una figurita puntiaguda que había en lo alto de la mesa y caminé hasta la cocina sin hacer el mínimo ruido. Preparé la figura para darle a quien me encontrara y cuando estaba apunto el desconocido me agarró del brazo. No sabía quiera puesto que había cerrado los ojos.

-Buenos días amor. -esa voz...

-¿¡Qué coño haces aquí, joder!? -pregunté, grité, enfadada.

-¿Hay algún problema con que venga? -se chupó el dedo ya que tenía, parece ser, nata. Reí irónica.

-Si, hay muchos problemas. Joder Rubén. No puedes presentarte así como así. -me pase la mano por mi flequillo echandomelo hacia atrás.

-¿Te he dicho ya que me encantas cuando dices Rubén? Me pone mucho. -se mordió el labio sin apartar la mirada en mi. Me miró de arriba hasta abajo y me di cuenta de que solo había dormido en una camiseta corta de tirantes y unas bragas. -Me encanta ese pijama, es mejor que el de la otra ves.

-Céntrate, ¿vale? - estaba avergonzada, muy avergonzada. Me había visto dormir y a saber las cosas que habrá echo mientras tanto. Mi cara se horrorizó y me asusté enormemente.

-No he echo nada sin tu permiso Samantha, nunca haría algo sin tu consentimiento si es lo que piensas, aunque me muera de ganas de hacerlo. -se acercó peligrosamente a mi y me acarició la mejilla. -Pronto me lo pedirás a gritos.- sonrió de lado apartándome un mechón de pelo de mi cara. Luego me dio un beso en la frente y volvió a las tortitas.

Me quedé inmóvil. ¿Por qué siempre conseguía esto conmigo?

-V-voy a ducharme. -hice unos gestos señalando a la salida de la cocina. Me sonrió pícaramente y asintió.

¿Qué demonios hacía? En ves de echarlo del piso, le digo que voy a ducharme. ¿Qué está pasando conmigo?

Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora