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Pero yo también tenía que entender que Rubén odiaba a Samuel. Así que decidí ir a por Rubén. Por suerte, él aún no se había montado en la moto y en el momento en el que se estaba poniendo el casco lo paré. Él me miró sorprendido. 

-Rubén...- suspiré.- Tienes que entender que no me puedo ir así como así de casa y sin darle al menos una explicación.- Rubén bufó y hizo la intención de volverse a poner el casco, de nuevo le paré.- Le quiero contar que estoy contigo, que estoy enamorada de ti y que te quiero a ti, no a él. Por eso quiero verle. Se merece una explicación y tu tienes que entenderlo, porque...

-Cierra la puta boca y sube a la moto.- me cortó. Fruncí el ceño.

-No, déjame terminar, yo te he entendido con la chica ésta, te he perdona...

-¡Qué subas a la puta moto ya!

Rubén me puso el casco rápido y me agarró del brazo para subirme en la moto. No sabía que estaba pasando, por el cristal del casco veía como Rubén estaba nervioso y asustado. Rápidamente se subió a la moto y la arranco y en menos de dos segundos ya habíamos salido escopetados del sitio. 

-¡Para! - grité pero Rubén hizo caso omiso. Le golpeé la espalda para que parara pero no me hacía caso. 

Miré detrás nuestra y un grupo de chicos venían detrás nuestra, al igual que nosotros, en moto. 

-Samantha, agárrate.- me dijo Rubén y le hice caso. Me aferré más a su espalda y cerré los ojos. 

Íbamos muy rápido y Rubén estaba sin casco. Tenía ganas de vomitar y de bajarme cuanto antes de ahí. Los volví a abrir y miré detrás nuestra, ya no había nadie. Rubén fue bajando el ritmo y nos metimos en un callejón oscuro. Ya estaba anocheciendo y la luz del día apagándose. Rubén aparcó la moto y me bajé de ella furiosa. Tiré el casco al suelo y miré a Rubén.

-¡¿Se puede saber qué coño ha pasado?!- le grité. 

-Nos seguían. Han vuelto, joder. Ellos están aquí y me han visto contigo, joder.- decía en bajito llendo de un lugar hacia otro. Yo no entendía nada. Rubén seguía diciendo lo mismo, han vuelto.

-Rubén, ¿quiénes?- intenté pararlo pero no sirvió de nada. Rubén seguía en su trance. Me eché el pelo hacia atrás y le cogí de la mano. Rubén paró, ahora le agarré de la nuca y lo acerqué a mi. -Ya está, ya se han ido. 

Rubén me abrazó y hundió su cabeza en mi hombro. Un sollozo fue lo único que recibí de él. 

(...)

Habíamos llegado al piso de Rubén. Éste estaba ahora más tranquilo. En todo el camino ninguno de los dos habíamos sacado el tema de lo que había ocurrido antes. Estaba ansiosa por saber quienes eran los que había vuelta. Estaba ansiosa por saber respuestas. Pero Rubén no estaba por la labor de responderme nada y la verdad, ahora mismo, era mejor no forzarle a nada. 

Llegamos hasta el salón y Rubén caminó hasta el cuarto de baño. Yo coloqué las llaves en el mueble y me quité la chaqueta, que la dejé en el sillón. No sabía si ir o no a ver que tal estaba. Finalmente, decidí que lo mejor era dejarlo un rato a solar y que hablara conmigo cuando él estuviera preparado.

Me senté en el sofá y agarré mi móvil, que por la mañana lo había dejado en lo alto de la mesa. Tenía unos veinte mensajes de Samuel y resoplé. Los abrí y en todos ellos decía que estaba preocupado y que donde me había metido, que me estaba esperando y pegos. Comencé a teclear y le puse que estaba bien, que estaba en casa de una amiga y que pronto volvería allí. No tenía nada más, aunque claro, yo no tenía a padres ni hermanos y mucho menos familia que se preocupara por mi. Me eché en el sofá y no sabía como pero me había quedado dormida.

Al día siguiente, me desperté con una manta echada por mi cuerpo. Bostecé y caminé hasta el cuarto de Rubén. Su cuerpo, semidesnudo, estaba tumbado en la cama con sábanas negras. Me quedé unos segundos observándole. Roncaba un poquito y tenía su boca medio abierta, cosa que me hizo parecer mucho más adorable. Le dejé que durmiera un poco. Y recordé que muy cerca de su piso había una cafetería. Me coloqué de nuevo la chaqueta y las llaves de casa. Bajé por el ascensor y caminé hasta llegar a la cafetería. Antes de entrar, alguien me agarró del brazo y me hizo entrar en una calle que estaba prácticamente vacía. Intenté gritar pero aquella persona me tapó la boca antes de tiempo.

-Me sorprende que Rubén esté con una persona y mas con una chica como tu.- me sonrió de lado. Era un chico, parecía de la misma edad de Rubén. Tenía el pelo moreno y los ojos color azules. Intenté deshacerme de él pero ésto lo único que provocó es que me agarra más fuerte y me hiciera más daño.- No te preocupes, no te voy hacer nada.- con su mano libre acarició mi mejilla. Aparté la cara.- Solo quiero  que le digas a Rubén que estoy esperando. Que no sea un cobarde y que haga lo que tiene que hacer, por que si no lo hace, su muñequita lo pagará muy caro.- volvió a sonreír de lado y me soltó, dio media vuelta y se fue corriendo.

- volvió a sonreír de lado y me soltó, dio media vuelta y se fue corriendo

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Yo me llevé mis manos a la cabeza. 

Todo es complicado. 


Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora