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—¡Tienen que dejar que lo vea!

—Lo siento mucho, señorita pero no me está permitido dejarla entrar.

—Lleva ahí encerrado sin ver a nadie un jodido mes. Quiero verlo, por favor, un minuto solo pido eso. Por favor se lo ruego, por favor. —rogué una vez mas. No me iba a dar por vencida tan rápido.

—¡Ya le dije una vez que no, no me haga perder la paciencia y echarla del lugar!— respiré hondo y di media vuelta.

Echaba humo, que nadie se acercase a mi o pagaría las consecuencias. ¿Qué coño le pasaba a la gente de aquí? Fui caminado hasta la salida, allí me esperaba Fernando.

—¿Y? —negué con la cabeza mientras echaba mis brazos sobre sus hombros, abrazándolo. Mis lágrimas amenazaban con salir. Fernando me agarró por la espalda, fuerte. —Te juro que voy hacer todo lo posible para sacar a Rubén de aquí.

—¡Lo único que quiero saber es si está bien! —me separé de él. Fernando me llevó afuera del lugar ya que con mi subida de tono algunos policías y enfermeras comenzaron a mirarnos mal.

—Y lo sabrás, pero tienes que darme tiempo Samantha, no es un caso fácil. Está repleto de delitos que ha cometido y eso no se soluciona de un día para otro.

—¿Es que tu no entiendes nada, verdad? ¡Rubén se va a volver loco estando allí dentro! Y ya has visto como tratan aquí a la gente. ¿Qué si le hacen daño? Lleva sin ver a nadie un puto mes. ¿Sabes lo que eso puede significar para él? Puede estar muy jodido y yo estoy aquí sin poder hacer nada por él. No puedo verle y decirle que estoy con él y que no me voy a ir, que lo quiero más que a mi vida. ¡Y tú lo único que me dices es que tengo que esperar mas! ¡No puedo esperar mas! —Fernando carraspeó agachando su cabeza. —No quiero esperar mas y ver como le destruyen en este lugar, no puedo ni si quiera pensar por todo lo que está pasando así que por favor vete de aquí y has todo lo posible para sacar a Rubén de aquí.

Fernando asintió con la cabeza y dio media vuelta. He llegado a un punto en el que alejo a todo el mundo de mi lado. Que me importa una mierda lo que pueda pensar de mi actitud, que me importa una mierda como se sientan. He llegado al punto de que ni yo misma me importo. Que solamente hay una sola persona en mi vida y que sin ella yo no podría vivir.

Este mes ha sido lleno de sufrimiento, angustia, desesperación... No podía más, estaba agotada. Todos los días venía a esta puta cárcel, todos los días, aún sabiendo que la respuesta a mi pregunta es un maldito no. Aún sabiendo que no podré verle, ni si quiera para saber si estaba bien... Todo esto me estaba superando, esta situación, esta angustia... No sabía cómo reaccionar, qué hacer... Lo había intentado todo. Pero nada funcionaba. Esta puta cárcel es peor que cualquier otro sitio del mundo. No te dejaban ver a nadie a pesar del delito que había cometido.

Estaba fuera de la cárcel, Fernando ya estaba entrando en su coche. Me eché los pelos hacia atrás y respiré hondo. Tenía que ser fuerte, tenía que serlo por él. Me prometí a mí misma que no lo iba a dejar aquí metido. Que lo sacaría fuera como fuera. Entré de nuevo adentro. La recepcionista seguía en su sitio, algunos guardias rondaban de un lado a otro. Caminé hasta la recepcionista.

-¿Otra vez usted?- dijo levantando la mirada de su ordenador.

-Mire, lo único que tiene que hacer es dejarme verle. Serán dos segundos, no tardaré nada, se lo prometo.

-Lo siento mucho, pero el señor Rubén no está en condiciones de ver a nadie.

-¿Qué? –esto era nuevo, nunca me había dicho algo así de todos los días que venía. Siempre me decían que era imposible porque aquí no se aceptan visitas. -¿Está bien?

Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora