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Aaron aún no ha llegado y todavía no sabía como debía reaccionar a todo esto. No volví a asomarme más por la ventana por miedo de que aquella persona con la capucha me volviera a ver de nuevo. Estaba confundida y no sabía que hacer. Se supone que entre Aaron y yo no había secretos, al menos por mi parte. Lo peor de todo es que yo estoy en medio y supuestamente me estaba creyendo todo, que no tenía ni idea de a qué se podía referir con eso. Decidí vestirme y pensar con claridad lo que había pasado minutos antes. Cuando terminé, escuché a Aaron abrir la puerta. Mi pulso comenzó a acelerarse, escuché pasos venir a  mi y me puse mucho mas nerviosa.

-Vaya, que guapa te has puesto.- simplemente sonreí. Aaron se dirigió al armario y cogió una camiseta. La echó en lo alto de la cama y se quitó la que tenía para a continuación ponerse la nueva que había cogido. Yo me mantenía en una esquina de la cama de pie, sin decir nada y dándole vueltas a lo mismo. -¿Ocurre algo?

-¿Qué? No, nada.- salí lo más rápido que pude de la habitación.

Tenía muchísima curiosidad de saber quien era la persona con capucha y de quien es el número que tanto me sonaba. Miré mi móvil, aún quedaba una hora para que los padres de Aaron llegasen. Por lo tanto me daba tiempo de buscar a aquella persona. No había pasado mucho tiempo así que esa persona no ha podido ir muy lejos. Volví a la habitación y Aaron estaba con su móvil, temía que se diera cuenta de que se lo había cogido antes. 

-Oye, voy salir a dar una vuelta. ¿Vas preparando tu la comida?- dije lo más convincente que podía para no aparentar lo nerviosa que estaba.

-Vale, te espero aquí pero no tardes.- se acercó y me dio un beso en la nariz,  luego se fue para el salón.

¿Cómo podía actuar tan normal? ¿Todo esto entre nosotros era una farsa? ¿Qué era eso del dinero? ¿Qué me estaba creyendo yo? Joder, tenía tantas preguntas en mi cabeza que en cualquier momento explotaría porque no podría averiguar ninguna respuesta. 

Fui al salón después de colocarme mis converse y me despedí de Aaron con un movimiento de mano. Cerré la puerta y respiré hondo. Me tenía que dar tiempo antes de que esa persona se fuera más lejos. Ahora que lo pienso, podría haber copiado el número de Aaron a mi móvil. Estúpida. Caminé hasta el sitio donde se veía la ventana de mi habitación, no había nadie. Tal y como me esperaba. Miré hacia los lados, no había mucha gente. Clavé mi mirada en un callejón donde habían bastantes tíos haciendo saber qué, me quedé mirando a una persona. Alguien que me era imposible no reconocerlo. Llevaba una sudadera negra, tal y como la que había visto antes, sus ojos estaban tan rojos que eran increíbles, sus ojeras eran bastantes notables y su piel era pálida. Las venas en sus brazos estaban muy marcadas, en una de sus manos llevaba lo que parecía ser un porro y en su otra mano una botella de lo que fuera. Tenía el pelo largo, lo tenía desordenado. Me llevé las manos a mi boca, no podía creerlo. Aquellos ojos conectaron con los míos y empezó a caminar hasta mi, a un paso bastante rápido. Mi corazón iba tan rápido que parecía que se iba a salir en cuestión de tiempo. Negué con la cabeza mientras que mis ojos comenzaron a cristalizarse. Rubén venía cada vez más rápido y yo aún seguía ahí sin poder moverme. 

Finalmente, sus demonios le habían consumido por completo. 


Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora