Capítulo 3

27.2K 1.5K 538
                                    

-Lo siento, pero no podemos hacer nada.-el policía me devolvió mi móvil a través de la ventanilla. Estaba a punto de echarme a llorar. ¿Cómo no podían hacer nada? Mis ojos transmitían súplica y parece que eso conmovió al oficial. -Si hubiera alguna amenaza en el mensaje o algo así, en ese caso podríamos ayudarte. Pero parece que es solo un chaval aburrido, no parece nada serio.

-Muchas gracias por nada.

Me marché echando humo. ¿Cómo podían ignorar la situación de esta manera? ¿Es que no había ninguna amenaza evidente? El mensaje claramente indica que si me ve con alguien... Preferí no pensarlo. No sabía qué hacer. Estaba de pie, en frente de la comisaría a dos manzanas de mi piso. Observaba a las personas, cada una con sus historias, sus problemas. Y luego estaba yo, plantada en mitad de la acera, con el móvil en las manos y sintiendo una impotencia increíble. Quería estamparle el móvil en la cara al policía que me había atendido. Estaba furiosa. ¿Tenía que pasar algo grave para que tomaran medidas?

Un mensaje me interrumpió de mi ensimismamiento. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y rapidez. Pero al ver el nombre de Laura, me relajé. No podía seguir así, teniendo miedo ante cada notificación que llegara al teléfono. Tenía que intentar olvidarme del tema. Sí, eso haría. 

Así que me puse en marcha, entraba a trabajar dentro de hora y media, y Laura estaba ansiosa por escuchar sobre mi supuesta quedada con nuestro jefe. 

(...)

-Pero, ¿vas a quedar con él?- asentí.  A Laura se le iluminaron los ojos. Hoy Samuel nos había puesto en cocina, lo cual le agradecía enormemente porque lo que menos me apetecía hoy era atender a personas. -Qué fuerte, tía. Bueno, si mi mejor amiga va a tener una relación con mi jefe, ya puedes hablar muy pero muy bien de mí para que me suba el sueldo. -me dio un codazo mientras preparaba los ingredientes para el plato que había pedido una mesa.

-Pero serás...-le di otro codazo. -Además, solo somos dos colegas que van a ir a tomar una cerveza. No tiene que significar nada más.

-Por favor Sam, no seas tan inocente. Samuel te está tirando los tejos desde que te contrató. Y eso no puedes discutírmelo. 

-Oh vamos, no es así. Solo es amab...

-¿Podéis concentraros en las comandas? La gente se está cansando de esperar y yo, personalmete, quiero asesinar a alguien ahora mismo. Así que dejaros de vuestras tonterías y a trabajar. 

-Señor, si señor. -le respondió Laura. Lo hizo tan bajito que solo lo pude escuchar yo. Nos reímos. Su comentario y nuestra reacción hizo que nos cambiaran de puesto. Laura se quedó en cocina mientras que a mi me mandó a atender las mesas.

Me odiaba. Estaba cien por ciento segura de eso. Guille era el encargado del restaurante. Y cuando Samuel no estaba por aquí, él se tomaba ciertas confianzas con sus empleados. Es decir, era un cabrón absoluto. Todo lo contrario a Samuel. Laura susurró un lo siento, le sonreí como respuesta. No tenia la culpa. Guille siempre había sido así, mas desde que entré yo a trabajar y dejó de ser el centro de atencion del jefe. Al final, tu propio trabajo se convierte en un patio de colegio.

Me quité la rejilla del pelo, los guantes y me puse el otro delantal. Me lavé las manos y salí hasta la barra. El restaurante no estaba muy lleno, pero lo suficiente para que Guille comenzara a explotarnos. 

Un chico entró por la puerta. Me fijé en él, no iba a ninguna mesa. Venía solo. Me sorprendió lo alto que era, por lo menos el metro noventa tenía. Comparado conmigo podría decirse que era casi como un gigante. Se sentó en la barra. No se había quitado la capucha desde que entró. Me transmitió cierta curiosidad, debo decir. Fui a tomarle nota pero Guille me interrumpió con los platos para la mesa cuatro y por su mirada, más me valía que fuera rápida. 

(...)

"Me gusta verte cuando sales de trabajar. Aunque se te ve extremadamente cansada, sé que tu turno ha sido duro. Ojalá matar a todos los que te hablen o traten mal."

Tener un turno horrible y agotador no había sido tortura sufiente. Tuvo que llegar el desconocido este a fastidiarme más la noche. ¿Cómo sabía sobre mi turno? ¿Me seguía a todas partes? Cerré con llave la puerta de casa. Si no era el restaurante, mi casa era el único sitio donde me sentía segura y donde nadie me podría espiar. 

Seguí con actitud de ignorar al desconocido. Quizás tenía razón el policía, quizás si no le daba el gusto de asustarme, de darle la atención que quería, me dejaba en paz. 

Resoplé. Tenía que pensar en que dentro de una hora quedaría con Samuel. 

"¿Sales de casa por la noche?"

Iba de camino al bar que había quedado con Samuel.

"Espero que no vayas a quedar con alguien."

Ignoraba los mensajes, miraba al frente. No iba a permitir que me controlara.

"Hoy he tenido un día de mierda y no me importaría repartir hostias a alguien. Más te vale no hacer ninguna tontería."

Se me erizó la piel. Los mensajes seguían llegando sin parar. Puse el móvil en silencio. Estaba  a punto de derrubarme, pero entonces lo vi. 

Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora