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067

Tenía que encontrar la forma de salir de aquí. No sabía cuanto tiempo había pasado desde que Rubén cerró todo con llave. No podía dejar de pensar en que es lo que podría pasar cuando volviese. Quería volver con Aaron. Maldita sea. ¿Por qué tuvo que entrometerme? ¿Por qué no podía, simplemente, haberlo dejado estar? Me senté en la cama y hundí mi cabeza entre mis piernas, de nuevo estaba otra vez llorando. 

Tenía hambre y sed. Ganas de ir al servicio.  Tenía que salir de aquí.

Pasó un largo rato más, observé por la ventana que incluso se había echo de noche. Escuché como unas llaves tras la puerta y un cerrojo abriéndose. Después de ésto. apareció por la puerta  Rubén. Sus pupilas aún seguían dilatadas de a saber que cosas había estado fumándose. No parecía que estuviera borracho, cosa que agradecí. Porque Rubén borracho, o te lo puedes encontrar muy agresivo o como la persona más sensible que hayas podido conocer. 

-Tenemos que hablar Sam.- aparté mi mirada. No lo reconocía. Éste no era el Rubén por el que yo me enamoré. -Siento tanto haber echo esto...- se sentó en frente mía de la cama. Lo miré.

-¿Qué lo sientes?- me reí irónica.- Me arrepiento de no haberle echo caso a una persona cuando me dijo que estabas loco, que eras un jodido psicópata.- dije sin pena alguna refiríendome a Samuel. Él me advirtió de que Rubén me podría hacer mucho daño. Y, efectivamente, estaba en lo correcto.

-Samantha, no digas eso. Yo hago todo ésto porque te quiero. Te quiero tanto que no podría vivir con el hecho de que tú no estuvieras a mi lado.

-Rubén, mataste a mis padres. ¿Cómo piensas que te puedo querer sabiendo eso?- las lágrimas amenazaban de nuevo con salir.Parecía que lo único que sabía hacer era llorar. Pero con Rubén era lo único de lo que tenía ganas, de llorar. Llorar por todo lo que habíamos vivido, llorar por todo el daño que me había echo. Llorar porque quiera o no, siempre pertenecerá una parte de mi corazón a él.

-No, Samantha, fue un accidente. No sabía que eran tus padres. Yo también salí involucrado, estuve un mes encerrado en una habitación de hospital. Solo. No tenía a nadie. - sus ojos se cristalizaron.- Estaba con miles de preguntas en mi cabeza. No sabía que era lo que había pasado. Nadie me quería decir la verdad. ¿Sabes cómo se siente estando así? No fue mi culpa. Fue de Aaron y de su querida pandilla. Ellos fueron quienes planearon robar a tus padres.- negué con la cabeza.

-No, Rubén, no voy a permitir que metas a Aaron en algo que has sido tú el culpable. 

-Samantha, te quiero. Te quiero mucho. - dos lágrimas descendieron por su mejilla. Ambos nos estábamos mirándonos a los ojos. 

Rubén tenía los labios entre abiertos, sabía que estaba nervioso porque su pulso subía y bajaba con rapidez. Sus ojos estaban rojos de contener las lágrimas. Tenía el pelo despeinado. Yo estaba en frente de él, analizándole. ¿Cómo una persona te podía hacer sentir tantas cosas? Amor, odio. furia, pena... 

Nadie hablaba, solo nos quedamos mirándonos. Como si hubiésemos echado de menos estar así. Como si todo nunca hubiera pasado. 

Me acerqué un poco a él. Rubén pareció sorprendido. Le puse una mano en la mejilla, acariciándole. 

-Siento por todo lo que pasaste. -no sabía si realmente lo que estaba apunto de hacer era lo correcto o no.- Pero no puedo perdonarte. 

Entonces fue cuando Rubén comenzó a llorar cada vez más rápido. Asintió con la cabeza y se levantó de la cama.

-Supongo que ya no tienes que quedarte aquí. Simplemente quería explicarte lo que pasó y que te dieras cuenta de quien estás enamorada. Puedes marcharte.- dicho ésto, se marchó de la habitación y escuché como se metía en otra, cerrando con un portazo.

Respiré hondo. 

¿Estaba segura que quería marcharme de la vida de Rubén para siempre?