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-¿Qué haces aquí?

Fue lo primero que dije al verle plantado en la puerta del hospital. Mi pulso comenzó a acelerarse. Quería que se fuera, no lo quería ver. 

-Me he enterado de que estás aquí, así que he decidido hacerte una visita.- poco a poco se fue adentrando en la habitación. Ninguno de los dos apartábamos la mirada de cada uno. Dejó con cuidado las flores en lo alto de la mesilla al lado de mi cama. Luego, se sentó en la silla donde anteriormente habían dormido Roan y Clarie. 

-No quiero que estés aquí. - dije sin rodeos. Era verdad, nosotros dos no habíamos acabado muy bien que digamos. Dejó que Rubén me llevara con él sin ni si quiera hacer nada, después de haber estado un año juntos. Me vendió sin importarle nada. Aaron desvió su mirada hacia mis muñecas, yo rápidamente las escondí. No quería que me viera nada.

-Sam, necesitas ayuda. Déjame ayudarte. -me reí irónica. 

-¿Ayudarme?- rodé los ojos.- Nadie puede ayudarme. 

-Claro que sí, yo voy a estar aquí para ti. No voy a dejar que te hagas más daño. - reprimí las lágrimas que amenazaban con salir. Mis ojos estaban llorosos, podía notarlo por que cada vez veía un poco más borroso. Aaron me agarró la mano con cuidado de no hacerme daño. 

-Le quiero. Quiero que esté aquí, le necesito. - Aaron cerró los ojos unos segundos para volverme  a ver. Parecía que tenía que contar algo y yo no podía estar mas nerviosa porque sabía que me estaba ocultando algo. 

-Samantha... 

-¿Qué?

-Se ha entregado de nuevo a la policía. 

Fruncí el ceño porque no estaba entendiendo nada. Tenía la boca entreabierta, poco a poco mi mano fue deslizándose hasta quedar fuera del agarre de Aaron. Estoy tenía que ser una broma, una jodida broma. ¿Después de todo lo que había pasado para sacarlo, se vuelve a entregar? Esto no era cierto, no podía serlo. Él no haría una tontería como esa. 

-Eso no es posible. Hemos pasado mucho para sacarlo de allí, él...- mi voz era entrecortada. Aaron no quitaba la mirada de mi, me miraba serio. 

-Samantha, mató a una persona joder. ¿Qué mas necesitas para ver que no es bueno ni para ti ni para nadie? ¡Mira lo que ha echo contigo!- se levantó enfadado de la silla y se puso a andar de un lado a otro de la habitación. Se llevaba las manos a la cabeza. 

-Rubén no la mató...- Aaron paró en seco. Se acercó de nuevo a mi. Apoyó sus manos en la cama, esperando a que siguiera hablando.- Estaba con él cuando sucedió todo, él no fue. 

-Eso no es posible... ¡Tenían pruebas en su contra!

-¿Pruebas?- me reí.- Por favor, tú y yo sabemos que esas pruebas jamás existieron. Querían que Rubén fuera a prisión desde hace mucho tiempo. Fue la excusa perfecta para mandarlo a aquel asqueroso lugar. 

Aaron no decía nada, se había quedado muy sorprendido. Sus ojos solo miraban a los míos, su boca estaba entreabierta. 

-Tienes que ayudarle Aaron. 

-No puedo hacer eso Samantha... Si él tan solo confiesa que fue él que mató a aquella chica, no puedo hacer nada. 

-Por eso tienes que encontrarlo. No puedes dejar que haga eso. Sé que a ti te hará caso. -Aaron negaba con la cabeza. Yo me estaba comenzando a ponerme de los nervios. Intenté moverme para levantarme de la cama, no podía seguir aquí tumbada sin hacer absolutamente nada. Y al no ver a Aaron sin ningún motivo para ayudar a Rubén, alguien tendría que hacerlo. -¿Qué haces?-le ignoré.