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-¿Rubén?- toqué el lado de la cama, donde minutos antes estaba tumbado Rubén. Miré por todos lados de la habitación pero éste no estaba por ningún lado. Había demasiado silencio en la casa, si Rubén estuviera aquí se escucharía algo. 

Me levanté de la cama, y con la sábana, me la envolví por mi cuerpo.

-¿Rubén, estás aquí?- volví a repetir pero seguía el mismo silencio de antes. 

Anduve por toda la casa, que no era demasiado grande, no había ni rastro de Rubén. Ni tan solo una nota. Comencé a preocuparme por él y a tener miedo. Este barrio no era muy agradable que digamos, y estos pisos eran de los peores. Decidí volver a la habitación de antes. Aquí al menos me sentía más segura. Me vestí rápido. Quería darme una ducha cuanto antes. No podía hacer nada, no tenía llaves de mi casa, no tenía mi móvil. Estaba sola. 

Rubén me ha dejado sola.

Ha conseguido lo que ha querido y se ha largado. Solo me ha utilizado. Todo el numerito ha sido solo para conseguir que lo perdonase, me acostara con él y después dejarme sola. 

Por una parte, me lo merecía. Éste mismo sentimiento lo había sentido él cuando decidí dejarle solo, a pesar de haberle prometido que jamás lo haría. Me daba asco, quería salir de aquí pero me daba miedo. No sabía a quien podría encontrarme. Respiré hondo y caminé a paso decidido hasta el salón, para salir de aquí. Cuando estaba a punto de abrir la puerta, ésta comenzó a abrirse lentamente. Nada más verle sus ojos verdes, me lancé a sus brazos.

-Pensaba que me habías dejado sola. - le abracé aún más fuerte.- Pensaba que querías que sintiera lo mismo que tú sentiste cuando me marché...

-Samantha...- me acarició el pelo.- Yo jamás te haría eso.

Me tranquilicé un poco y me separé de él. En una de sus manos llevaba una bolsa. Tenía curiosidad por saber que llevaba, pero no quise preguntar. Rubén se adentró al salón y yo cerré la puerta de la entrada. Había una señora mayor que nos miraba, me dio miedo.

-¿Has pensado marcharte de aquí?- pregunté aún con la imágen que aquella señora tan rara. Seguí a Rubén, que se metió en una habitación y cuando estaba por entrar, me cerró la puerta en las narices. Escuché como cerraba con llave.- ¿Rubén, qué pasa?

-Eh... - escuché como hacía ruido moviendo cosas. Fruncí el ceño. Pegué más la oreja y de repente abrió la puerta. 

-¿Por qué no quieres que entre?- me crucé de brazos. 

-Es mejor que no entres.- se giró con rapidez y cerró la puerta con llave. Ésta se la guardó en el bolsillo de su pantalón.

-¿Está todo bien? Te noto nervioso.- aquí había algo que no estaba bien. Pocas veces había visto a Rubén actuar así. Y cuando pasaba, era porque se le venía un problema. Ambos nos sentamos en el sofá que tenía. Coloqué mis piernas en lo alto de las suyas, Rubén comenzó acariciarme. 

-Todo está bien, no te preocupes. Estás conmigo, ya nada puede ir mal.- sonreí.

Nos quedamos unos segundos en silencio. No pude evitar pensar en Aaron. Obviamente mis sentimientos hacia él aún seguían vivos. Quería hablar con él. Que me explicara todo. Que me dijera el porqué no vino a por mi cuando Rubén me llevó con él. Quería saber las respuestas. Así que con duda opté por preguntarle a Rubén.

-Rubén... Tengo que saber la verdad.

-¿Sobre qué?

-Creo, tengo que ver a Aaron.- Rubén bufó.- Necesito saber que todo éste año que he estado junto a él no ha sido una farsa.

Rubén se levantó del sofá. 

-¿Qué más te da saberlo o no?- alzó una ceja.- Ahora estás conmigo, eso es lo único que te debería importar.

-Pero Rubén...

-No, nada de peros.- sabía que estaba enfadado.- Estás conmigo. Aaron ya no existe, ¿de acuerdo? No me vuelvas a preguntar más sobre él. - su tono de voz había sonado serio y muy borde. Asentí con la cabeza. No me apetecía empezar una discusión ahora que empezamos a estar bien.

-De acuerdo, no hablaré más del tema.


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Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora