-Por eso me dijiste que recordara lo de Noruega...- ahora todo tenía sentido. Miré a Rubén. Estaba con la cabeza gacha y aún con mi mano entrelazada en la suya. Me sentía mal. Daba asco. ¿Cómo podía haberme olvidado de eso?
-Pensaba que cuando me vieras me ibas a reconocer. -susurró. Sentí una punzada en el pecho.
-Rubén... Yo... - no sabía ni que decir. Agarré la cara de Rubén para que me mirara. -Rubén, perdóname por favor. Yo no sabía nada de tu pasado y éramos unos críos... Perdóname.
Imágenes, recuerdos, pasaban escopetados por mi mente. Recordaba el momento que nos conocimos en el parque, recordaba lo inocente y frágil que estaba Rubén. Aquella mirada tan triste que tenía. Aquellas mejillas sonrojadas por el frío. Cuando le regalé el colgante. Aquel collar que tenía una piedrita colgando. Ahora lo recordaba todo, lo recordaba.
Rubén se mantenía callado y yo no sabía que hacer.
-Rubén.- le volví a llamar.- No pienso dejarte solo nunca más.- él alzó la mirada para verme. Tenía los ojos rojos.
-Eso ya lo dijistes una vez y te fuistes. - el corazón se me partió en pedacitos. A pesar de su compostura de tipo duro, era frágil, muy frágil.
-Eso lo dijo aquella niña inocente que solo quería amigos. Ahora te lo digo yo, Rubén.- le sonreí.- Y te quiero. Te quiero muchísimo. -sonreí. Él también sonrió. Juntamos nuestras frentes para a continuación besarnos.
Nos separamos del beso y nos volvimos a mirar. Ambos reímos. Pero mi sonrisa se desvaneció al recordar aquel maldito anónimo. Aquella maldita persona que me amenaza con hacer daño a Samuel si no le entregaba lo que quería.
-¿Qué pasa?- Rubén colocó su mano en mi pelo, acariciándolo. Yo agaché la mirada. No sabía lo que podía pasar si se lo contaba. Últimamente en mi vida todo el mundo se entera de lo que pasa a mi alrededor. -Ya sé... Es por Samuel, ¿no?- yo asentí con la cabeza. No quería mentirle aunque la verdad no lo había echo ya que Samuel también estaba metido en todo esto. -Te voy a esperar Sam, voy a esperar a que estés preparada. A que te aclares.
Me sentía mal.
-Gracias.- le abracé, fuerte. No quería soltarlo, quería que nos quedáramos así siempre. Sin complicaciones, sin ningún Samuel de por medio, sin nadie que me amenazara. Solo nosotros dos. Ya que al fin y al cabo, así era como estábamos. Solos en este mundo, sin nadie que nos apoye salvo nosotros dos.
Ambos nos echamos en mi cama, yo apoyada en su pecho y él acariciándome el pelo. Nadie hablaba, estábamos en silencio y eso me gustaba.
-¿Rubén?
-¿Sí?
-Gracias por volver a aparecer en mi vida.- él no contestó pero sabía perfectamente que estaba sonriendo. Al igual que yo.
(...)
A la mañana siguiente, me desperté con un poco de frío. Miré hacia mi izquierda y el cuerpo de Rubén no estaba. Hice una mueca y me levanté de la cama dispuesta a buscarlo. Primero fui a la cocina, no estaba. Después al cuarto de baño y tampoco estaba. Se había ido y ni si quiera me había avisado. Bufé y volví a caminar hasta la cocina. Cogí una manzana y volví al salón. Encendí la tele y me puse a ver lo que echaban en la tele, que no era nada interesante. Una vez terminada mi manzana, apagué la tele y sentí mi móvil vibrar. Ya me daba hasta miedo mirar el móvil. No sabía lo que me podía esperar cada vez que éste sonaba. Lo cogí y vi que era Samuel que me estaba llamando.
¡Samuel!
Recordé que aún seguía con Samuel, recordé que teníamos que hablar.
Respondí a la llamada.
-¡Amor!- nunca me había gustado que una persona me llamara por una palabra cariñosa, pero supongo que ya me había acostumbrado a que me dijera así.
-¿Cómo estás?
-Por la tarde me dan el alta.- sonreí.- Había pensado que podríamos ver una película esta noche, juntos, en tu casa.
-¿Esta noche?- vamos Samantha, piensa rápido en una excusa.
-¿Tienes algo que hacer?
-Yo... la verdad es que pensaba salir con Blair esta noche.
-Pero si nunca sales por la noche y menos con Blair.- se rió. A mi la verdad es que ese comentario no me había echo nada de gracia.
-Bueno pues ahora quiero salir. Ya nos veremos, supongo.- colgué la llamada. Había sonado muy borde, pero ahora mismo no me importaba. Quería saber donde estaba Rubén. Así que abrí su chat y comencé a teclear rápidamente.
Esperé unos segundos mirando la pantalla, esperando a que contestara, pero nada. Decidí dejar el móvil en lo alto de la mesa y no darle tanta importancia. No podía estar las veinticuatro horas del día pensando en Rubén y estando siempre pendiente a él. Eso no era bueno. Decidí darme una ducha. No tardé mucho, me vestí y me arreglé un poco el pelo. El timbre de casa sonó. Fui a abrir y me encontré con la sorpresa de Rubén con una película en su mano derecha y con una sonrisa en su rostro. Corrí a abrazarlo, pasando mis manos por sus hombros. Cerré los ojos, respirando su aroma. Me separé de él y le di un beso en la mejilla.
-Siento haberme ido esta mañana sin avisarte ni nada pero estabas tan mona durmiendo que no quería despertarte.- le dejé pasar.
-No pasa nada.- Rubén se adentró al salón, le seguí. -No me digas que te gusta Star Wars.- dije viendo la carátula de la película. Era la tercera película. La agarré.
-¿A quién no le gusta?- rió.
-No te pega nada.- ambos reímos.
Me gustaba esta situación. Estar los dos así de juntos. Le dije a Rubén que fuera poniendo la película en el DVD mientras que yo iba haciendo palomitas. Cuando estaba a punto de abrir el paquete, el timbre de casa volvió a sonar.
¡Maldita sea!
Solté el paquete en la encimera y me encaminé hasta abrir la puerta, pero Rubén se había adelantado.
-¿Quién e...?- dejé de hablar cuando vi de quien se trataba.
Tengo una pregunta... ¿no os importaría que hayan escenas de sexo? Haber, escenas bien detalladas, ¿me explico? Otra pregunta... ¿alguien sabe hacer buenos tráilers? No sé me gustaría que tuviera uno, yo no soy demasiado buena haciéndolos. En fin, comentad y votad, plz.
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Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDO
FanficDonde Rubén Doblas es un posesivo y Samantha Jones cada vez tiene más miedo de él. «Como vea que te mira más de esa manera le mato»