Había pasado una semana desde que hablé con Aaron. No había tenido noticias de ninguno de los dos desde entonces. Yo no había salido de casa y la verdad es que no tenía ninguna intención de hacerlo. Estaba cansada constantemente y me sentía muy mal. Cada vez que me despertaba me repetía la misma pregunta, ¿hoy sera igual que ayer? Con la misma respuesta siempre, si. Todos mis días eran iguales. Monótonos. Todos los días me acordaba de Rubén y de lo mucho que lo echaba de menos. Todos los días me preocupaba por el. ¿Le habían echo daño? ¿Donde estaba? Estaba desesperada, agobiada, mal todo el tiempo. Y el echo de que ayer empezara con la regla intesoficaba todos mis sentimientos.
Anoche recibí un mensaje de Blair. Quería que quedásemos para que me explicara todo lo sucedido y que por favor aceptara hablar con ella. Creo que está más que obvia mi respuesta, claramente le dije que no. No quería saber nada de ella y por supuesto, nada de Samuel.
El único que me preocupaba ahora mismo es Rubén.
Son las diez de la noche y ya estoy metida en mi cama. No había echo nada esta mañana, salvo las cosas básicas. Me acomode mejor y me puse a mirar al techo. Como casi todas las noches hacía. No podía dormir, por lo tanto me puse con el móvil a mirar algunas redes sociales. Me llego un mensaje de Aaron. Me puse nerviosa inmediata ante y rápido le di abrir el chat. No paraba de llegar me mensajes de él, en todos ponía mi nombre, uno detràs de otro. Cuando me puse a escribir que qué pasaba, tuve que parar ya que Aaron me estaba llamando.
—¡Samantha, menos mal que lo coges! —su voz estaba agitada. Y yo me estaba empezando a poner muy nerviosa. —¡Tienes que venir ahora mismo!
—¿Qué? —escuchaba su respiración agitada. Estaba comenzando a asustarme. —Aaron, ¿que pasa, joder?
—¡Es Rubén! —abrí los ojos como platos. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.
—¿Que pasa con él? —pregunté con miedo a saber la respuesta.
—Yo... Lo siento, todo pasó muy rápido, no pude hacer nada... Lo siento, lo siento... —me quedé callada. A punto de ponerme a llorar. Mis lágrimas amenazaban con salir con fuerza. Mi corazón dejó de latir por un instante para comenzar de nuevo con más fuerza, parecía que se iba a salir del pecho de un momento a otro. Me levanté de la cama. Estaba temblando y mis piernas no me mantenían en pie.
—¿Donde... Donde está? —pregunté nerviosa y tartamudeando. Estaba llorando. No me salían las palabras de la boca.
—Te mando la dirección por mensaje. —asentí secándome una lágrima con mi pulgar. Abrí el armario y agarré unas mayas negras, una camiseta cualquiera y ya estaba desvistiendome para ponerme la nueva ropa. —No tardes en venir.
Colgué la llamada y mientras esperaba la dirección de Rubén, me puse unas deportivas. Bajé las escaleras rápido y cogí las llaves de casa. A los segundos de salir por la puerta, Aaron me mando la dirección. Frene en seco cuando vi del sitio del que se trataba. Era el hospital donde yo y Samuel habíamos estado. Cerré los ojos con fuerza para evitar llorar, pero fue imposible. Corrí lo mas rápido que mis piernas me permitían, con las lágrimas descendiendo por mi rostro.
Algunas personas se me quedaban viéndome. Aún era temprano y habían muchas familias y parejas paseando por las aburridas calles de Madrid.
Corrí mas fuerte. Cada vez veía mas lejos el momento de llegar al hospital. Mis piernas cada vez estaban más pesadas y me costaba aún más correr. Quería llegar cuanto antes pero me paraba a descansar unos segundos, o yo sería la próxima que estaría de nuevo en el hospital. Me senté en la acera y cubrí mi cara con mis manos. Sollozé. Si estos días había estado mal, ahora era mucho peor. Deseaba con todas mis fuerzas de que a Rubén no le fuera pasado nada grave. Quería gritar, gritar fuerte. Todo era una puta mierda. No estaba dispuesto a perderlo. Le hice una promesa de que hiciera lo que hiciera jamás lo dejaría y si a él le había pasado algo, a lo mejor no podría cumplirla y eso era algo que no estaba dispuesta hacerlo. Iba a cumplir mi promesa. Y me daba igual cuantas malas palabras me dijera, me daba igual que intentara apartarme de su vida, no lo iba a dejar solo.
Volví a ponerme de pie y empecé a correr, ahora tenía mas fuerza y después de varios minutos había llegado al jodido hospital. Entré rápidamente y le di a la tecla de llamar a Aaron.
—¿Dónde estas? —fue lo primero que dije.
—En la segunda planta. Habitación 30.
Colgué y me encamine al ascensor. Éste no tardó en llegar y en unos segundos estaba en frente de la puerta donde se encontraba Rubén. Trague saliva, inspiré y expulsé el aire inspirado. Cerré los ojos y abrí la puerta preparada para lo que fuera que me esperará tras de ésta.
CHAN, CHAN, CHAN *insertar musica de misterio* que creéis que ha pasado? :O
Por cierto, vengo a deciros que una amiga mía ha empezado a escribir una historia. Y si alguna de por aquí le gusta Dramione, os aseguro que su historia os encantará. Su user es dracxmalfxy_ y la historia se llama Dirty Blood. Me harían un gran favor si os pasarais y la leyerais, al igual que ella. :)
Si queréis que os dedique un capítulo, decirlo en los comentarios. ♥
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Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDO
FanfictionDonde Rubén Doblas es un posesivo y Samantha Jones cada vez tiene más miedo de él. «Como vea que te mira más de esa manera le mato»