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-¿Dónde está él Aaron? -pregunté con miedo de saber la respuesta.

Aaron se quedó mirando a los ojos unos segundos, luego apartó la mirada para dirigirla hacia el suelo. Sorbió los mocos, de haber estado llorando, y suspiró. Volvió a mirarme. Quería saber la respuesta por una parte pero por otra estaba aterrada. Por que podría haberle pasado cualquier cosa.

-Está con ellos.

-¿Ellos quiénes? -quería que me lo contara todo. Quería saber que era lo que le había estado molestando estos días a Rubén. Quería saber quienes habían sido los hijos de puta que se les había ocurrido la idea de quitarme a Rubén de las manos.

-Es una historia muy larga y como creo que vamos a estar aquí un rato, te la contaré. Pero antes, tienes que prometerme que diga lo que diga, vas a apoyar a Rubén. -dijo serio, mirándome a los ojos. Yo asentí insegura un poco. Rubén no podría haber echo algo tan malo.

-Te lo prometo. -Aaron asintió. Tragó saliva y comenzó a relatar.

-Hace unos años, Rubén consiguió que a su padre lo metieran en la cárcel. Él recayó en las drogas y en ese momento se creó muchos enemigos, empezando por los que tenía antes de meter a su padre en la cárcel. Me conoció a mi y parece que con mi presencia le ayudó a desconectar del mundo de las drogas, aunque claro, tu fuiste quien le ayudo a salir por completo aunque no lo supieras. -sonreí. -Entonces, yo tenía unos colegas no demasiado buenos y un día ellos y Rubén hicieron un trato. Ese trato era bastante peligroso y un solo error todos íbamos a la cárcel. Intenté convencer a Rubén que no hiciera ninguna estupidez pero estaba tan obsesionado con el trato que fue imposible. -hizo una pausa y volvió a hablar. Yo le miraba, analizando cada palabra que me decía. -Todo salió mal. Rubén fue engañado, él perdió el control del coche y se estrelló. Lo que provocó que una pareja muriera en el acto. -me llevé las manos a la boca. -Por culpa del puto trato, Rubén casi pierde la vida. Y lo que es mucho peor, provocó la muerte dos personas inocentes.

-¿Cuál era el trato? - pregunte en un hilo de voz.

-Robar en una casa. En ella vivía una familia, padres empresarios y una hija. Rubén nunca supo de que familia se trataba, por eso estaba tan dispuesto hacerlo.

-No entiendo... -me llevé las manos a la cabeza. Trague saliva asimilando todo lo que me había contado. -¿Por qué han vuelto? ¿Por qué nos hacen esto?

-Por que Rubén después de recuperarse, volvió con ellos y se vengó.

-¿Qué hizo?

-Disparó al jefe de todo y por su culpa éste perdió la pierna. Desde entonces llevan buscándolo para hacerle algo mucho peor que una pierna.

-No, no. -me levanté del suelo. -Hay que hacer algo, tenemos que salir de aquí.

Aaron se rió.

-No sé como piensas hacerlo, princesa. -siguio riéndose. Lo que provoco que me enfadara. Volví hasta él y me puse a su altura. Le di un guantazo en toda la mejilla.

-Si me hubieras contado esto antes Rubén estaría a salvo.

Y dicho esto, la puerta de metal se abrió haciendo un estruendoso ruido. Ambos miramos hacia ella con dificultad, estábamos a oscuras y nos habíamos acostumbrado a la oscuridad. Un hombre grande nos levanto del suelo, a mi me volvieron a colocar la misma cuerda en las muñecas, en la misma posición que antes. Aaron seguía con las esposas. El hombre fuerte nos empujó hasta la salida y nos llevó hasta una sala. Entramos y vi Rubén tirado en el suelo con toda la cara llena de sangre. Grité su nombre al verle así e intenté soltarme del agarre del hombre para ir a verle. Pataleaba, lloraba, gritaba, pero nada de eso me servía. No sabía si estaba muerto o vivo y eso me esta matando cada vez mas por dentro.

El hombre fuerte seguía agarrándonos. Miré a Aaron, miraba a otro sitio que no fuera hacia el cuerpo de Rubén. Yo, en cambio, no podía dejar de mirarlo. Por una puerta apareció un hombre andando cojo hacia nosotros. Le hizo una seña al hombre que nos tenía cogidos y este nos soltó. Hice un intento de correr hasta Rubén pero al primer paso, recibí una patada en mis piernas que hizo que cayera al suelo. Dolía. Pero más dolía ver a Rubén así.

-Una chica peleona... Me gusta. -el tío cojo se agachó hasta mi y me colocó un mechón de mi cara detrás de mi oreja. Aparté la cara con asco. -Rubén nunca me habló de ti.

Sonrió de lado y se levantó para volverse a Aaron. Al estar a su altura le propinó un puñetazo en la cara, hice un sonoro ruido. Aparté la cara. No podía dejar de llorar. Escuché otro golpe.

"Lo siento Aaron".

El hombre cojo se sentó en una silla, al lado de Rubén. Y empezó a reírse al ver a Rubén en el suelo. Aproveché y corrí hasta Aaron, que estaba en suelo revolviéndose de dolor.

-Samantha, Samantha, Samantha... -repitió mi nombre tres veces. Le miré con furia. -No sabes cuan importante eres para mi. -se rió.

Observé a Rubén, éste comenzó a moverse poco a poco. Sentí un gran alivio al ver que estaba vivo.

-¡Rubén! -grité. Vi como él intentaba decir algo, pero no podía. El hombre de antes me tapó la boca con un pañuelo para que no volviera hablar. Luego colocó a Rubén, de forma brusca, en la silla donde había estado antes el hombre cojo.

-Bueno, al fin estamos todos.- dio una palmada y me vino hasta mi. Me levantó del suelo y me empujó, haciendo que cayera al suelo, en frente de Rubén. Rubén me miró, tenía los ojos rojos y toda la cara llena de sangre y de heridas. -¡Vamos Rubén! Dile a tu quería Samantha quien fue la familia que matastes. -no podía apartar la mirada de Rubén. Mis ojos estabas llenos de lágrimas. Y no entendía el por qué me tenía que decir lo del accidente de coche. -¡Díselo! -gritó con fuerza. Rubén me miró y negó con la cabeza. Lo miré asustada. -Muy bien, si no se lo dices tu se lo diré yo.

El hombre cojo vino hasta mi y me levantó para colocar me en frente de él. Me acarició la mejilla con sus sucias manos. Rubén estaba gritando que me soltara y que no me tocara a nuestras espaldas. El cojo me quitó el pañuelo de la boca y posó sus dedos en ella. Giré la cara, pero el me agarró el mentón para que no me moviera. Se acercó a mi y posó sus labios en los míos. Se giró para que Rubén lo viera. Yo forcejeaba para apartarme pero me tenía bien agarrada.

-¡Suéltala hijo de puta! -gritó, débilmente, Rubén.

El cojo se separó de mi sonriendo.

-Rubén, me gusta a las chicas que eliges. -se dirigió hasta él. Rubén le escupió en la cara y el cojo le pegó un puñetazo. -Ni se te ocurra volver hacer eso Doblas.

El cojo vino hasta mi de nuevo y me agarró del brazo.

-Bien, es hora de que esta sepa toda la verdad, ¿no crees Doblas? - Rubén negaba con la cabeza. -Adivina quien dejó huérfana a la adorable e inocente Samantha Jones.

-¿Qué?- dije en un susurro. El cojo sonrió victorioso.

-Querida, Rubén mató a tus padres.

Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora