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—Comprendo, pero ¿Qué crees tú? — volvió a mirar a su hijo.

—Lo que yo crea, nena... No decidirá nada. ¿ Aún no le comunicas? — ella negó — ¿Piensas hacerlo?

—Mama... Puede que suene como un cliché, pero no pienso ser quien ponga esa mirada de desilusión en su rostro. Por el deceso de su padre lo dejó todo, todo lo que desde pequeño soñó, ahora está en su mejor momento y aceptando lo que la vida le dio, supongo que me ha olvidado y que ha seguido adelante, si se da el día y el momento, lo haré... Claro si no lo descubre primero, ese hombre puede ser muy perspicaz.

—Demasiado— estuvo de acuerdo su madre— pero si le pones... Danmark ... Creo que será más obvio.

—Bueno... Tendré que búscale otro, pero es su padre, supongo que le agradaría que tuviera algo suyo.

—¿¡Algo!? — se burló  su madre — ese niño será un retrato de ese muchacho, una vez escuché que de lo que no quieres ten darán tres tazas y ese niño no tendrá nada tuyo... — calló cuando se dio cuenta de que había hablado de más.

—¿No que tu opinión con contaba? — dijo pálida.

Ella en todo el embarazo deseo que no se pareciera a ese hombre, al parecer no había dado resultado, ya que el bebe tenía horas de nacido y podía poner la  foto que tenía en su monedero de Daniel de bebe y eran idénticos.

—Lo lamento...

Y dejando de lado la conversación se centró en su hijo.

Ay, chiquito, tú y yo contra el mundo. Tú y yo.

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—Te reto a que por cuatro meses dejes de hablar de la vida marina — gritó  desde la cocina Ferrys.

Mientras miraba en su dirección sopesó en lo que le respondería y con una sonrisa conocedora le sonrió.

—¿Que ganó yo con eso? — la risa estridente de su amigo resonó en todo el apartamento.

—Siempre que abro la boca, lo hago sin pensar en que siempre sabes cómo callarme. Bien, tengo algo, tengo algo — señaló con su dedo el cartel que tenía enmarcado en la pared — boletos gratis en primera fila en cada juego de tu equipo favorito.

Dan soltó una carcajada y negó, Ferrys siempre metía la pata cuando se trataba de negocios.

—No creo que sea algo factible contando con que no me gusta mucho eso de estar rodeado de tantas personas, respirando dióxido de carbono.

—Te quieres callar, ¿de verdad tienes que usar esa palabra? Porque no decir, no me gusta respirar el aire que expulsa el resto de la gente. Eres raro viejo.

—Ya lo he escuchado antes — se incorporó y caminó hasta la cocina. Su amigo tenía algunos cuatro minutos dando vueltas buscando él destapador, y no daba con el. Tomó la botella de sus manos, la estudió  por un segundo y luego camino hasta una de las gambetas, la abrió y con un movimiento de presión con la tapa de aluminio, su mano y la madera la destapo.

—Pero...

—Solo agradece, la última vez que vi tu destapador estaba junto con las botellas en tu auto el viernes, una semana y como lo llevaste a lavar tres días atrás, seguro se deshicieron de el — camino hasta la salida y tomó su chaqueta — Tengo que irme, fue un placer perder un poco de mi tiempo contigo.

Antes de que su amigo abriera la boca para preguntar del trato simplemente dijo.

—No acepto, no es algo que me beneficié  por completo, pero lo haré como un favor..., Pero lo quiero de vuelta. Eso sí es un trato. Hasta el otro viernes.

Cerró la puerta y camino hasta el ascensor, bajó hasta el lobby y con una mano se despidió del guardia de seguridad.

—Hasta el viernes señor Stone.

—Hasta el viernes, Phil.

Hola...
Capitulo aquí, espero les haya gustado.

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora