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Miró el móvil otra vez y suspiro mientras se tocaba la nuca.

—Tienes media hora haciendo esa cara— dijo Ciara—¿Qué ha pasado?

—Nada, solo que creo que la hice llorar...

—¿Llorar? — preguntó con cara sorprendida — no seas iluso, Daniel. Por favor.

—Habló  en serio. Creo que debí quedarme y posponer la junta, se lo debo.

—Si, supongo, pero es algo grande Daniel, es un trato que no se ve todos los días, esa compañía quiere contratar los servicios y no puedes dejar pasar una oportunidad como esa. Ahora bien, si quieres reunirte con ella porque se lo debes, puedes tomar un vuelo el próximo fin de semana y sorprenderla, pasas un tiempo con ella y con tu hermana ya que la dejaste muy mal y listo.  Y te diré algo, no eres la última coca cola, no estaba llorando porque tuviste que irte.

El quedo mirándola y ella se incorporó y caminó a la cocina de su apartamento, el suspiró cansado y se levantó. Tenía que llegar a su casa y tenía que hacerlo ya, había mucho por hacer y tenía que despertar temprano para la reunión que tenía con su junta en una lluvia de ideas y luego el lunes en la mañana tener aquella emocionante reunión.

—Ya me voy.

—Pues nos veremos mañana. ¿Piensas venir? ¿Verdad? —ella salió de la cocina y le vio parado en la entrada.

—Es probable — le dijo con una sonrisa en sus labios.

—No te puedes ir sin darme un beso — y la beso como solía y la dejo luego de un apasionado momento de manoseo.

Mich lo esperaba en el frente del edificio, lo llevó a su hogar y cuando entro hizo una rutina que tenía por costumbre. Encender las luces, caminar a la cocina, tomar algo de comida y bebida, apagar las luces de otros lugares y caminar por el largo pasillo que conducía a las escaleras y de ahí a su habitación. Ceno ligero y luego inicio una video conferencia con su secretaria y su equipo para llegar a la lluvia de ideas con un plan trazado, se informó de la compañía que les solicitaba y luego de terminar llamó a su madre y tuvo una plática acalorada con Beth. Estaba más que molesta. Decepcionada había dicho ella.

&

Cuando salió de la reunión, pasaban de las once de la mañana, Ferrys, aunque no era viernes, le llamó para juntarse a tomar algo en su apartamento. Su amigo, a quien conoció en el aeropuerto el mismo día que había dejado todo atrás para mudarse de lugar, era un completo desastre, pero le había tomado aprecio, era un tanto supersticioso y se había acostumbrado a su forma extraña. No salía los viernes si no estaba de muy buen humor aunque el mundo se estuviera acabando, si, lo había tenido que hacer incontables veces, pero lo odiaba, no salía con rubias, odiaba los perros y no comía nada de color rojo.

Mich estaba en su día libre, así que condujo el auto hasta la casa de su amigo, al llegar encontró el típico desborden de latas y botellas, una que otra bolsa de frituras y la televisión a todo volumen.

—¿Qué me cuentas Dani? ¿Me traes un poco de agua de color? — habló mientras miraba la pantalla sumergido en aquel vídeo juego.

—Seguro. ¿Piensas quedarte aquí todo el día o saldremos? — preguntó al llegar a su lado con una lata de cerveza. El chico la tomó— Es la última.

Una exclamación estridente salió de su boca y derramó la cerveza al ganar la partida de aquella batalla. Siempre que iba a casa de Ferrys terminaba jugando, pero simplemente ese día no quería jugar, no quería estar encerrado en cuatro paredes y no tenía deseos de rogarle mucho a su amigo.

—Saldremos... Conozco esa cara, quieres salir. Ahora bien, quiero saber cómo te fue ¿Cómo está Beth y Valerie? ¿Pasó algo tonto en el recital? — bromeó mientras tomaba una gran bolsa plástica e iniciaba a recoger las latas y bolsas de comida chatarra.

—Están genial, Beth quedo un poco molesta porque lleve a Ciara y porque no pase suficiente tiempo con ella, mamá está genial, hablamos y pretendo presentarle a alguien, es joven y necesita alguien a su lado, y bueno... Nadie se rompió el tobillo. Aunque... Vi a mi ex.

—No digas nada... No quiero que me cuentes el drama.

—Fer, ella no es así, ya te lo dije, te hable de ella... Todo estuvo bien... Tiene un hijo — la mirada de su amigo se posó en el — No creo que esté casada, pero se ve feliz.

—¿Hablaron? — asintió — bueno si no hubo drama que raro, por cómo me dijiste que terminaste las cosas esperaba un poco de acción. En fin. Dejaré esto como esta e iremos a pasarlo bien en el club de los malditos.

—El club de los...

—Se como se llama esa mierda, todos son raros y pomposos, son unos malditos. Ahora, deja que me quite esta playera.

—¿No te ducharas? Puedo esperar...

—No, perderemos mucho tiempo.

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora