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Su cara de asombro no pasó desapercibida para su compañera cuando se dio cuenta de quien estaba en las fotos dando a luz era nada más y nada menos que Pía, la foto en donde se veía su rostro completamente era aquella en la que sostenía a su hijo en brazos, aún con el cordón umbilical, su rostro estaba húmedo, pero se podían apreciar las lágrimas y una sonrisa que transmitían alivio y felicidad, y que hacía pensar que seguramente ella había pasado por un gran dolor.

—Mira... —señaló la muchacha una imagen — sin duda alguna estas fotos son... Hermosas y transmiten mucho, me encanta esa, supongo que es su madre.

El asintió mientras atónito miraba a una Pía llorando con su frente pegada a la de su madre, tomadas de las manos. Era sin duda una escena llena de sentimientos.

Su madre llegó  a su lado y le miró con una sonrisa e inició a hablar de lo que le hacía sentir la imagen del bebé en brazos de su madre con sus ojos abiertos. El sin duda sentía algo que no  lograba comprender. Decidió que la última imagen era su favorita, aunque las fotografías le causarán un sentimiento al cual no sabía nombrar. En ella había una madre emocionada sosteniendo a su hijo mientras posaban ambos para la cámara, el bebe y una manta cubrían su desnudez, simple, pero hermosa.

—Daniel — giró  al saber que era ella.

Giró y la encontró cambiada con el vestido azul que traía antes del baile, unas cuantas personas se acercaron a felicitarla y ella sonrió, y volvió a darse cuenta de que estaba incomoda, nerviosa, quizás un poco asustada ¿ porque? No sabía, pero seguro eran cosas suyas.

—Escucha... Me gustaría verte luego — se movió de un lado a otro.

—¿De verdad? — no pudo contenerse y preguntó  incrédulo, la conocía y había idealizado una y mil formas encontrarse con ella atrás vez de los años, en todos se imaginó siendo golpeado, pero no era así en la realidad.

—Pues claro... Gracias a Dios estás aquí...

—¿En serio? — volvió a preguntar incrédulo.

—¿ Es eso sarcasmo? — negó.

—Para nada, solo estoy ...

—No crees que en verdad esté interesada en lo que te pido, pues si lo estoy, en realidad te estuve llamando.

—Pía...

—Hablo completamente en serio — tomó su móvil y busco algo, entonces le mostró la pantalla — ¿No es ese tu numero?

—Pues si, ese es ¿Cómo lo conseguiste? ¿Sigues en ...

—Claro que no, lo conseguí preguntando. Gracias — dijo molesta — Yo... ¿ Cuando puedo verte? Bueno, perdón — ella cerró los ojos de golpe y mordió sus labios. Quería retractarse — Lo lamento, no sé si siquiera puedes, olvídalo.

—Descuida, estaré aquí hasta el domingo, podemos vernos mañana si así lo quieres, no tengo problema. Me alegra que... Quieres, tú sabes, hablar.

—Si, me alegra que puedas. Bueno... Te llamaré. Nos vemos luego.

—Genial...

—¿Ya te vas? — su madre llegó  y tocando su hombro habló con la chica.

—He, si, vivo un poco retirado y... — frunció la boca y miró tras ellos, no quería hablar de lo que iba a decir a continuación, estaba seguro— mi hijo está enfermo, tengo que... Llegar.

—Pues fue un placer volver a verte, Pía, a mi hija le has encantado... Realmente le encantas, estoy preparándome mentalmente para escucharla hablar de ello por unas cuentas semanas.

—Me alegro mucho — rió — me ha comentado algo de eso, es una niña muy hermosa y está muy grande, la última vez que la vi, aún tenía pañales. Bueno, Adiós. Me encanto verles.

—A nosotros igual.

Y se alejó caminando sin mirara atrás.  Miró a un lado y para nada vio a Ciara, estaba muy lejos de ellos, cuando su madre decidió que era tiempo de irse, fue por ella y caminaron hasta el estacionamiento.

&

Iba conduciendo con las manos temblorosas y lo peor era que las axilas le estaban transpirando, a ella no le pasaba eso, eso era totalmente de locos, estaba con un nudo en el estomago tan fuerte.

Voy a matar a Sally.

Decía una y otra vez, no podía creer la "emboscada"  que se había formado en una exhibición de arte, ¡ah! Aquello había sido increíble, pero no lo había sido tanto por la presencia de Daniel allí, no pensó encontrarlo tan rápido. Días atrás había estado rogándole a Dios que le diera la oportunidad, al no poder encontrarlo en sus teléfonos, y cuando Dios se lo mandaba casi le había dado un desmayo. Cuando le habló y lo vio, sintió un zumbido de nervios en sus oídos, literalmente. Intentó actuar lo más normal posible, pero era inevitable estar en shock y nerviosa. El ahora sabe que ella tiene un hijo ¿qué habrá pensado de ella? ¿que habrá sentido? Ella no podía decir "Oh, aún lo amo"  porque no era así, si, no podía negar que tenerlo de frente fue como regresar a un lugar feliz de pasado, pero ya no era lo mismo. Su amor por él se había ido, abandonado su cuerpo como las lágrimas que lloró  por el.

Dejó de pensar un momento y se dedicó a respirar por un momento, en verdad los nerviosa la habían atacado. Nunca se imaginó encontrarlo allí, no tenía idea de que Dios respondiera tan rápido.

¡Gracias! pero fue muy rápido.

—No te quejes, Pía. No. Te. Queje.

Soltó una suspiro pesado y cansado, entonces se permitió pensar en cómo estaba Daniel, físicamente.

—¡Caliente! — gritó  entonces emocionándose mientras reía como loca y hacia un baile cito en su asiento. Se despeino el corto cabello y gritó como un lobo — Joder, ¿como puede un hombre ser tan hermoso? Daniel, Daniel... Estás más bueno que el pan... no te recordaba tan hermoso.

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora