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Daniel no podía dormir en el sofá y Pía en la cama solo daba vueltas, pasaban de la una de la madrugada y era claro que había una especia de tensión que estaba creciendo con los días que Daniel y ella pasaban juntos.
Daniel sentía que había algo extraño en eso de ir a dormir a casa de Pía, pero que nadie le dijera que estaba mal. No lo convencerían jamás.
La realidad era que muy rara vez, personas que había tenido una relación, que ya no era y según ellos no serian, se frecuentaran sin pelear, ellos ya tenían una tregua, pero esa tregua es más que eso. Ella se iría a vivir con él, él le consiguió una entrevista de trabajo y bueno... ella... ella le permitía quedarse en su casa, le preparaba la comida, bromeaban y se tocaban y abrazaban, en la boda, como si nada.
¿Qué le faltaba a esa relación sin nombre?
Besos y una confirmación de ambas partes.
Porque estaba más que claro para todos, los que estaban afuera de todo aquel lio, que ellos estaban progresando en algo, aunque no se dieran cuenta. Claro que todo eso podía cambiar si el destino se interponía, le encanta el drama.
Sally consideraba que ellos estaban más que bien, cuando Pía le dijo que se iba a mudar con Daniel, no justamente en el mismo lugar, pero cerca, esta quedó callada, pero había pensado.
Sí, al final quedaran juntos.
Los padres de Pía estaban encantados con Daniel, si bien era cierto que la forma de dejarla tiempo atrás no había sido sensata y poco responsable, en ese momento lo consideraban un hombre maduro sabio en sus decisiones, como en no dejar a su hijo sin importar que.
Valerie está enamorada de lo que vio en la boda y cuando su hijo estuvo hablando con Pía ese día más temprano. No era posible que fuese de otra forma, estaba segura de que todo tomaría otro giro cuando su mudaran.
Ferrys solo tenía pensamientos para una sola cosa. La mujer de cabello rojo y traje verde. A pesar de estar encantado con Danmark y Pía, solo pensaba en la mujer que había estado con él la noche anterior.
**
¿Sueno erótico con Daniel?
Pía... Pía... déjate de cosas.
Salió de la cama con un sobresalto, en el sueño que tuvo Daniel le había dado... y no consejos.
Abanicó su rostro y decidió salir a darse una ducha. Los niños seguramente continuaban dormidos. El sonido del silencio era un poco perturbador, no era la primera vez que lo sentía así, con un niño en la casa como Danm a pesar de que era muy calmado, era porque ya hacia sus travesuras, hacia sonidos con sus juguetes, rara vez sentía ese silencio. Por lo general los domingos en la mañana cada cierto tiempo iba a casa de sus padres, ese domingo no era uno de ellos, pero deseaba verles.
Si todo continuaba como quedo con Daniel, de ella mudarse de estado, no con él, pero cerca; tendría que pasar tiempo con sus padres porque pronto todo sería diferente, no podría verles todo el tiempo, ni Danm.
Suspirando camino sigilosamente, no quería encontrarse en el pasillo con Daniel, estaba en ropa interior y no encontraba la ropa que arrojó en la madrugaba. Abrió la puerta y se quedo pasmada, con la imagen más tierna que alguna vez vio. La única imagen que le ganaba a esa era la de su hijo con el dedo gordo del pie en su boca, sonriéndole y luego diciéndole –Ummmaaa- para luego pegar un grito como si dijese -mi- nunca iba a ser superada, era la primera vez que él decía mami de una forma tierna y ruidosa.
Seguía allí, anonadada mirando a Daniel, enredado entre Beth y su hijo.
Busco alrededor entonces, quería ver donde estaba su celular, quizás estaba en... la cocina.
Caminó lo busco con sus ojos y al verlo en la mesa lo tomó y cumpliendo su objetivo al llegar, capturo imágenes de ellos tres por largo tiempo, desde diferentes ángulos, como había visto a Sally trabajar.
Tomó una toalla y algo de ropa, antes de ducharse observo la hora. Siete quince ¿Por qué había despertado tan temprano? No tenía idea alguna. Se ducho mientras cantaba un viejo blues de chicago y bailaba en la ducha. Soltó una carcajada cuando pensó en que Ciara no estaría más en su camino; quizás era un pensamiento frívolo, mas no pudo evitarlo.
Movía las caderas en la misma dirección que movía la cuchara de madera sobre el sartén mientras revolvía los huevos. Amaba la salsa, había escuchado un par de canciones por su padre, ella no era muy dada a la música en español, no comprendía nada, pero el merengué y la salsa no podía evitarlos.
Odiaba que sus padres no hubieran inculcado su segunda lengua en su vida, siempre le habían hablado en ingles, cosa que era buena, pero siempre quiso aprender su segundo idioma, el que hablaban ambos. No tenía ni idea de cómo comunicarse con alguien de habla hispana, aunque quería que su hijo si lo hiciera. Cuando estaba embarazada fue a clases de español en la universidad, unos chicos colombianos daban tutorías junto con unos argentinos, amaba como ellos hablaban. Si acaso sabia decir "Por favor" "Gracias" "¿Cómo estás?" y "Viva la vida loca" era mucho.
Celia cruz cantaba desde su celular Quimbara y ella movía las caderas mientras decía "Azúcar".
No pudo evitar pensar en sorprender a Daniel con algo que a él le gustara, de desayuno. Se esmeró preparando el alimento e intento no hacer ruido.
Cerro el refrigerador, luego de guarda el sirope, mientras chupaba su pulgar, unas manitas abrazaron sus pies y luego otras y luego otras más grandes.
– ¡Oh! – soltó una carcajada mientras sentía a aquellas tres personas abrazarla.
–Gracias por el desayuno– dijo Daniel besando su cuello. Ella no podía con su asombro y el temblor que le recorrió el cuerpo.
–Gracias por el desayuno– escuchó a Beth.
–Gracias por el desayuno, mami–su hijo dijo con voz cantarina.
Giró el rostro cuando se sintió liberada de aquellos brazos que claramente expresaban un poco más el agradecimiento. Mostro su sonrisa y miró a los tres mosqueteros que lucían sonrisas triunfales, al parecer, por lograr algún objetivo. No supo porque ver aquella imagen de ellos tres le recordó al padre de Daniel, eran una copia de aquel hombre. Pelo negro, muy negro, ojos azul zafiro, pieles pálidas y la sonrisa de los tres eran similares.
–Buen día– dijo logrando hablar luego del nudo que se había formado en su garganta.
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Cliché y punto
RomanceDaniel siempre soñó con convertirse en un reconocido biólogo marino, desde pequeño se visualizó como un reconocido y famoso biólogo, como un programa de investigación en televisión . Al cumplir la corta edad de diecisiete ya era un prodigio en la...