48

22K 1.6K 114
                                    


48

Aquello la sobrepasaba, una cosa era que tomara algo que una vez le perteneció, pero meterse con su hijo para llegar a Daniel era algo sucio. Imaginó mil formas de cortarla en pedazos, pero no pretendía rebajarse a tal grado, si en algún momento pensó que aquella desteñida era una buena candidata, ya descubrió que no.

Igualada.

La hubiera creído si hubiese actuado con timidez, pero era una víbora sagaz, ni si quiera fingió cuando la vio allí parada, aquella mirada provocadora y de superioridad la pudo.

Sin vergüenza.

Bien, si Daniel y ella estaban en algo, no pretendía inmiscuirse, pero que se mantuviera alejada de su hijo.

Rata.

El pequeño la abrazaba y lo sentía relajarse, era una buena señal.

– ¿Vamos a casa? – escuchó la voz de Daniel tras ella mientras le colocaba la mano en la cintura, era una forma de reconfortarla, pensó.

Estaba tan ensimismada que no presto atención a lo que dijo, entonces solo asintió y siguió caminando.

–Tengo que despedirme de Lin y Ford y... hablar con Sally– dijo ella mirándole.

El solo asintió comprendiéndola y cuando llegaron a la puerta un hombre de traje abrió. Su hijo se sobresalto por el ruido, y volvió a salir.

–Mama entrara ahí y saldremos en seguida cariño, ¿Si? – el chiquillo asintió y volvió a abrazarla. La carita y la comisura rojiza le quedaron como una fotografía aun en frente y frunció el ceño.

Entró y Daniel la esperaba, como si supiera a lo que había salido, caminaron mientras el intentaba esquivar a las personas que se cruzaban en frente, y la guiaba hasta algún punto en donde el seguro sabia que estaban sus familiares.

Al llegar vio a Valerie, Ferrys y a una preocupada Sally. Al verla llegar caminó hasta ella y tocó al bebe, vio el corte y la miró a los ojos.

–Se van– dijo conociendo su mirada un poco airada y atribulada– ¿Qué ha pasado? –ella negó y al ver que Dan estaba lejos le dijo.

–Esa mujer...–fue capaz de decir y sintió aquel punzante dolorcillo inconfundible, un nudo. Y sus ojos se cristalizaron y su nariz comenzó a picar. Abrazó a su hijo y coloco una mano en su cabecita–Ella... va hacer que pierda los estribos...

Fue todo lo que dijo, vio claramente como Sally fruncía el ceño, también se había molestado.

–Descuida... a esta solo le falta que le muestre un poco de...– dijo aunque pensó que no había hablado lo suficientemente alto como para que Pía lo escuchara, lo hizo. Y negó.

–Solo me despediré de Lin y Ford y me iré a casa... lo lamento... lúcete, Cariño– le dijo a su amiga y besándola avanzo.

No quiso pasar muchas palabras con Ferrys y menos con Valerie, solo quería irse, entonces caminó hasta donde vio a los novios, estos a pesar de tener la cara de preocupación, tenían cierto brillo y ella no sabía si era por el día o porque horas atrás Ford le había hablado de un hombre que según él podría ser un buen candidato para su próximo novio. Nada más y nada menos que el padre de su hijo. No podía creer tal Epifanía, pero le había sorprendido.

–No lo puedo creer– dijo Lin mirándola.

–Esto es algo muy extraño– fue lo que le siguió a eso, por parte de su esposo, Ford.

–Ford, Lin, este es nuestro hijo, Danmark– dijo Daniel con una sonrisa a la vez cara de seriedad.

Tocaron al bebe y este levanto la cabecita para mirarles, algo sereno. La sorpresa en sus rostros fue notoria, no podían creer el parecido de padre e hijo, era algo increíble. Alagaron la belleza del bebe, que era lo mismo que decirle que su padre era un hombre de increíble belleza, inigualable belleza, como había escuchado decir a Lin.

Ella solo quería irse, era como si estuviera allí, pero lejos, porque su mente estaba en otra parte, no pensaba en nada, realmente, solo miraba a un punto muerto. Se dio cuenta de que le hablaban porque sintió un toque, respondió sin responder realmente, ni si quiera recordaba ¿Qué le pasaba? Era a caso lógico que pasara aquello luego de una simple incomodidad. Quizás las copas de champaña la tenían mal.

Fue consciente de que caminó lejos de todo eso y solo volvió a serenarse y volver a donde realmente tenía que estar cuando Daniel dijo.

–Me iré con ustedes– le miró y asintió.

Se despidió de todos y solo escuchó como le decía a Ferrys.

–Atrapa el ramo por mí– y alejándose de este fue con ella.

El caminó a casa fue silencioso, iba con su hijo, estaba casi dormido y ella solo le miraba, no entendía como rayos le había pasado eso, todo el suelo estaba protegido ¿Cómo se habría cortado?

El trayecto a casa fue lento, pero cuando llegó solo procuro duchar a su hijo con un poco de agua tibia y acostarlo. Ni si quiera se quito los tacones o el vestido, nada, solo se dedico a confortarlo, se acostó con él en la cama y Daniel se sentó a los pies de ambos. Mirando que podían estar los tres en la cama se colocó de forma que él pudiera acomodarse y palmeando la cama el obedeció.

Mirándole y rascando su espalda como siempre solía hacer comenzó a cantar la canción que creía correcta para el dormir desde que lo tenía en su vientre. Su nana.

Veo árboles de color verde,
también rosas rojas.
Las veo florecer,
para ti y para mí.
Y pienso para mí...
qué mundo tan maravilloso.

Danmark con aquellos hermosos ojos azules les miraba, y parpadeaba mucho y lento, eso quería decir que estaba cayendo dormido.

Veo cielos de color azul,
y nubes de color blanco.
El brillante bendecido día,
la oscura sagrada noche,
y pienso para mí...
qué mundo tan maravilloso.

Ni si quiera tuvo que culminar la canción, no fue necesario ya que su pequeño termino rendido pronto, mas se aseguro que fuera profundo y permaneció allí acariciando su espaldas y su cabello.

Ya luego le preguntaría que había pasado.

Daniel se incorporo todo el tiempo lo tuvo acostado a su lado, detrás de ella, en realidad, ya que Danmark descansaba pegado a la pared, ella y luego él. Salieron de la habitación luego de besar al niño entre ambos.

Una vez la puerta fue cerrada caminó airada hasta la cocina, comenzó a buscar en la despensa, en todas partes, buscando algo que no encontraría jamás ¿Dónde estaba aquella caja de Whiskey que nunca había abierto? regalo de Saúl.


¿Qué hará Daniel? ¿Qué diablos hará Ciara?

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora