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Estuvo con su hijo días después, quien le mostro un dibujo que había hecho, eran ellos tres juntos, Pía era curvilínea y deforme, completamente marrón a excepción de los labios rosados, en cambio él tenía color azul y cabello negro, con zapatos verdes, Danmark se dibujo de marrón con azul y cabello negro, con zapatos amarillos. Había un corazón y un beso dibujados, seguramente por su maestra.

Vio como el niño estaba loco por Pía, la besó, la abrazó y le dijo muchas veces que la amaba y ella se lo decía de vuelta mientras le besaba. Todo eso antes de que se fuera al trabajo. Era la primera vez que se quedaba con su hijo, Pía le había dicho que sus padres llegarían más tarde, pero le pidió que confiara en él y lo cuido excelentemente bien. Cumplió con el listado que le hizo para la comida y merienda luego de la siesta y para la cena.

Estuvo hablando con Ciara y Ferrys por teléfono mientras el pequeño estuvo tomando la descanso y su madre quería ver a su nieto, pero no quería incomodar a Pía, quien a pesar de dejarle ver a su hijo no le dirigía la palabra más que para monosílabas, o por escrito. Sentía que se había pasado, pero no quería y no se disculparía.

Pía llegó tarde de la noche y lo encontró usando su computadora y leyendo la información solicito de la compañía de productos para bebe que estaba exhibiendo la cara de su hijo desde que era solo un recién nacido. Según la información clasificada que obtuvo, el contrato vencía en ocho meses, el podía adelantar eso, odiaba el hecho de que esa compañía hubiera, criado, en cierta forma, a su hijo. Lo detestaba.

No le comentaría nada a la madre, sabía que podía ponerse peor, pero procedería y luego le comunicaría, luego de que todo culminara ella no iba a poder reclamarle por lo ya hecho.

Ella entro con un largo vestido en un plástico transparente, una caja de zapatos y otro plástico transparente que de lejos dejaba ver un pequeño esmoquin. Paso de largo, pero él quería verlo.

–Para el niño– dijo sonriente, le causaba gracia ver ese pequeño trajecito.

Ella no hablo y solo entro todo en el closet y luego deposito la caja de zapatos en la cama, ni si quiera le miro. Ella tomó una toalla y quitándose los zapatos salió hacia el baño.

El solo surco las cejas y sonrió burlonamente. No le importaba.

Pensaba irse, pero como tenia días sin estar con su hijo, decidió quedarse, en ese momento fue a verle y quedo mirándole dormir; lo había hecho en algunas ocasiones, y se deleitaba solo con verle subir y bajar de su pecho y pancita. Estaba perdido tocando su cabellera abundante cuando Pía entro.

La vio sonreír e inclinarse a besar la frente de su bebe, le acaricio el cabello como momentos atrás lo hizo él y volvió a besarle y le dijo.

–Te amo, Danmark– y sonriéndole a él, si a él, le dijo– Fue lo mejor que hemos hecho juntos– y el solo pudo asentir firmemente y darle la total razón.

–Lo mejor de lo mejor– dijo incorporándose y besando el también a su hijo.

Ambos salieron de la habitación y ella entro a la suya y el fue a la sala de estar.

Estaba por acostarse cuando Pía salió de la habitación y se quedo mirándole, se cruzo de brazos y bajo su mirada momentos más tarde.

–Si me mudo... ¿Dónde vivirás tú? – su corazón retumbo fuertemente en su pecho y se incorporó rápidamente.

– ¿Honestamente?...

–Sí.

–Lo más cerca posible.

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora