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–¿Que te dijo el doctor?–se escuchó en el vídeo una voz. Esa era Sally.

–El bebé está bien, me ha recetado pastillas y cosas que en realidad no me apetecen tomar.

–¿Lo harás?–ella hablaba desganada mientras recogía cosas al azar.

–Claro, son necesarias y quiero darle desde ahora lo mejor... Odio las pastillas, pero si es necesario las tomare de por vida.

–Genial...

La cámara  giró y allí apareció la pelirroja.

–Día uno, he iniciado una recopilación , se llamara cómo sobrevivir a un embarazo cuando mi novio me ha dejado.

Un sollozo se escuchó  y la cara de la pelinegra se tornó triste.

–Lo lamento he sido una tonta. Eliminare esto.

–Esta bien, es la verdad no. Déjalo así, no importa. No has dicho nada que no sea cierto. Ayúdame a empacar.

Apartir de aquel momento el vídeo fue avanzando con las cambios del cuerpo de la chica, una foto cada vez, una revisión y ella se vía más viva que el primer día.

No pudo resistirse a tomar el que decía la llegada de mi todo. Allí estaba el nacimiento de bebe y algo en su estómago y manos le hizo estremecerse por completo. Y lo vio. No pudo evitar llorar como un loco y río al ver a su bebé. Había visto las fotos, más en aquel momento lo veía como la cosa más hermosa del mundo, estaba inchados de felicidad y no podía más, el tenía que verle.

Eran las siete, y había terminado de ver todos y cada uno de los nueve vídeos que habían, incluyendo las fotos de los cumpleaños y logros del bebé. El niño  es hermoso una réplica suya.

Tomó una de las fotos de billetera que descansaba en su cama y la depositó en su mesa de noche, esa era suya.

&

Antes de salir de su casa tenía que arreglar las cosas con Beth. Al bajar las escaleras la vio lista para ser llevada a la escuela.

–Yo la llevaré– la niña le miró con su mentón elevado, orgullosa se dio la vuelta e inició una caminata mientras le ignoraba con mucha clase.

Quiso reir, pero si lo hacía podía, fácilmente, recibiría  uno que otro comentario mordaz de la niña y ya la conocia muy icen, su  hermana podía ser un tanto... Dificil.

Ella subió al auto y cerró la puerta, la vio colocarse el cinturón de seguridad y mirar por la venta en espera de algo.

Se planteó decirle al respecto del bebé y la noticia, es una niña muy madura y seguro uno de sus comentarios lo alegraría.

–Beth, tornado... Quiero que me disculpes por lo sucedido anoche, la verdad es que... Estaba mal. Me está pasando algo que quizás no entiendas, pero es algo muy grande.

–Explícate, porque no creo que el problema haya sido tan inmenso como para hacharme de tu habitación de esa manera. Escucho tu argumento.

Sus cejas ser cursaron ¿De dónde le salían esas cosas?

Si había esperando un buen momento para hablarle de lo que pasaba ese era.

–Recuerdas de la chica que te hable...

–Si.

–Pues... Cuando era más joven, y tú tenías algunos dos o tres yo y ella éramos una pareja, íbamos a casarnos... Y... Luego pasó lo de papa... Y terminamos, ya sabes que te dije como terminamos.

–Entonces...–ella ni le miraba. Suspiro.

–Estuve hablando con ella ayer y me dijo algo que me dejo un poco molesto–¿cómo se le dice a un niño algo como lo que le pasaba? Él sabía que a su hermanita si podía decírselo, pero cómo iba el a soltarlo, quizá por eso mismo paso Pía, era difícil–¿Qué te parecería ser tia?–mientras conducía miró de momento por el retrovisor y la niña si le miraba.

–Tia... Nunca había pensado en eso, pero no se, supongo que está bien.

No quiso agregar nada más, pero la niña pregunto.

–¿Y cuál fue el gran problema?

–Soy papá–dijo con una sonrisa que se quebró y tuvo que mirar a otro lado, iba a llorar, no sabía porque estaba tan sensible. No quiso hablar más aunque ella lo interrogó con cientos de preguntas al respecto, el solo respondió.–Hablaremos de ello luego de la escuela.

Una vez la dejo y se despidió de ella, con una conversación pendiente, se retiró, no sabía si volver a su casa o ir a la de Pía.

Quizás el niño está en la escuela.

Por Dios me perdí su primer día de clases, su primera palabra. Esto es demasiado.

Pasó la tarde hablando con su madre, y volvió a ver con ella los vídeos, la mujer dijo estar enamorada del pequeño. Le comento de lo que pretendía hacer y ella solo asintio, si tenía algún comentario al respecto se lo reservo y él lo agradeció.

Beth había llegado a la casa, hizo una de las rabietas más grande que él había presenciado para que le permitiera ir con el y al final tuvo que hacerlo, ella no solía hacer esa clase de cosas, pero cuando la vio tornarse roja decidió que solo podría llevarla consigo.

Iba transpirando, aunque la niña solo le decía.

–Será genial, no te preocupes, solo síguele la corriente.

Era fácil para ella, el sentía que el peso de aquel camión iba en aumento.

Dos capítulos para ustedes, gracias por seguir aquí.
XO

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora