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¿Qué le pasaba? Bueno, sí tenía su regla, pero que importaba, estaba cansada de Daniel ¿El motivo? Ni ella misma lo sabía, quizás el hecho de que la ignoraba olímpicamente y todo apuntaba que era por una mujer, quizás estaba celosa por el motivo de que no tenía su atención, no porque le continuara importando ese hombre.

Estúpido, Daniel.

Tomó un taxi con destino a un lugar que no fuera su casa, ya estaba cansada de estar encerrada horneando galletas para su hijo todo el día o viendo la televisión.

En verdad sentía que necesitaba algo nuevo en su vida, y si tenía que hacer cualquier cosa para no estar en casa todo el día, hasta que incoará su trabajo, lo haría.

Miró su móvil como tenía por costumbre después que se mudó. Aun no conocía a nadie en el vecindario y no tenia amigas allí, las únicas personas que había conocido eran del circulo de Daniel y no quería estar rodeada de esas personas cuando ya ellos no tenían nada, porque pensaba seriamente en que si se encariñaba con ellos y luego Daniel tenia novia iba a ser sumamente incomodo para ellos estar con una infiltrada no deseada. Ella.

Pidió parada en el primer café que vio.

Pagó el taxi y camino pisando algo fuerte, aun estaba molesta. Un café bistró muy elegante, se dio cuenta al entrar y mirando alrededor tomó la primera mesa que vio disponible.

Su móvil no tenia llamadas, ni mensajes, aunque si un correo electrónico de Sally. Mientras lo abría llegó alguien a atenderla con una sonrisa encantadora y como si la conociera.

Ordeno algo para comer y procedió a ver el correo.

El asunto del correo eran fotos, y con una sonrisa descargo el archivo. Sonrió con tristeza al darse cuenta que las fotos que envió su amiga fueron tomadas cuando Daniel y ella estaban en la boda y cuando desayunaban al día siguiente en su casa.

Las fotografías podían engañar si no se sabía la historia detrás de estas, porque viendo aquella foto en donde Daniel la miraba y ella le miraba a él, parecía como si fuesen eternos enamorados, lucían como una pareja estable, con amor y deseo en la mirada. La siguiente eran miradas cómplices y ver la ultima de ellos tres. Su hijo, él y ella, parecían una familia feliz. Y aunque ella lucia radiante, sabía que en realidad no estaba ni un poquito como lucia. La alegría del momento en que tomaron esa foto, fue efímera.

Tomó aquel desayuno y su chocolate caliente mientras miraba a la nada, aunque intentaba tener su mente en blanco y no pensar en absolutamente nada, le era imposible.

Ya comenzaba a sentir la soledad y no podía desahogarse con nadie ese día, su padre estaba trabajando en el taller, su madre estaba en su trabajo y Sally tenía una sección pre boda.

– ¡Hola! – escuchó a lo lejos mientras miraba la taza.

Sonrió mirando las pequeñas flores de la taza y como el color de las rosas se confundía con el de sus uñas.

–Hola– volvió a escuchar y levantó la vista.

Había una mujer alta de cabello negro y de color. Era exótica y no era muy joven aunque lucia muy bien conservada.

–Hola– dijo sin entender bien.

–Perdón, estas tan distraída y yo estoy algo incomoda aquí parada– la mujer lucia como dijo, incomoda.

–Oh, tome asiento, disculpe, me he perdido en mis pensamiento– le sonrió y al mismo tiempo que la mujer tomaba asiento un camarero llegaba a asistirles.

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora