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Capítulo dedicado a todas mis lectoras fieles. Ya somos 1K y estoy muy agradecida. Si alguna de ustedes cumple años pronto, este capítulo es para usted.



Valerie no se preocupo por la llamada, el estaba seguro, ya que solía llamarla todos los días a la hora que se despertaba luego de que se mudó, solo para recordarle que la ama como ella no lo imagina. Y para decirle lo mucho que apreciaba su cuidado aun cuando solo los une el afecto mutuo y que su padre estuvo casado con ella.

–Estaba pensando– dijo el iniciando– ¿Mami, como te diste cuenta de que tu vida querías pasarla con papa?

Era le pregunta que le ayudaría a resolver su problema ¿Cómo? Ni el mismo lo sabía, mas era como una corazonada.

–No imaginaba una vida sin él– se escuchó– A pesar de la distancia, tu padre viajaba tanto, siempre estaba ocupado, yo nunca me había casado y el ya te tenia. Mi familia pensó por un largo tiempo que yo solo sería un botín para tu padre, sembraron la duda en mi cabeza por todos esos factores, y yo dude tanto, pero verle a los ojos era como recordar el inicio, nuestro inicio fue horrible y hubo un momento en el cual nos dejamos...

>>Nunca lo supiste, pero él y yo estábamos muy distantes, no estábamos completamente listos en ese tiempo, pero unos meses después volvimos a hablar. Estábamos tan tensos, estábamos en otros planos de nuestras vidas y tu padre se inclino en la silla del restaurante donde nos citamos y me dijo.

–Valerie... no seas terca y vuelve conmigo, porque quiero estar contigo y no pretendo dejar pasar la oportunidad que quise hace un tiempo. Esta vez funcionara, tenlo por seguro. Ya conocemos nuestras debilidades, ellas no serán un problema.

Daniel sonrió mientras cerraba los ojos y soltaba una carcajada.

–Gracias– dijo.

–Ahora que te he iluminado ¿Quieres decirme que pasa entre Pía y tú? – el soltó otra risilla y vio como su hijo se movía.

–Estoy... analizándome...

**

Sintió una cosquilla en su nariz, arrugó su frente y se movió, más un cuerpecito lo inmutó.

Cuando abrió los ojos la cabellera de su hijo estaba muy cerca, y sintió sus bracitos rodearlo, pensó que estaba dormido, pero no. El chiquillo levanto la cabeza y le miró directamente a los ojos con una risilla tan hermosa que el solo pudo reír, mas su corazón estaba saltando de alegría.

–Papi– dijo su niño.

–Hola, mi amor.

No había dormido nada, pero ya no podía seguir acostado. Su hijo seguro tenía hambre y necesitaba comida, ropa, y estar presentable.

– ¿Cómo dormiste campeando? – preguntó tomándolo en brazos y levantándolo para besarlo y luego dejarlo en el aire.

–Bien, ya no tuve malos sueños.

Estuvo entreteniendo a su chiquillo unos momentos, hasta que el pequeño preguntó.

– ¿Y mami? – Daniel soltó una risilla y le respondió que ella estaba en camino– Quiero llamarla– pidió.

Cuando Pía tomó el móvil y habló, el sonrió por la forma en la que escuchó su nombre, parecía que se había tragado un silbato, su voz estaba sobre modulada y se escuchaba nerviosa.

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora